ADMINISTRACIÓN GENERAL

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Queridos hermanos Oblatos y todos nuestros hermanos y hermanas que viven el carisma oblato,

¡Feliz fiesta para todos! Celebramos el 193º aniversario de la aprobación de nuestras Constituciones y Reglas por el Papa León XII. Siguiendo nuestra tradición oblata, damos gracias por la gracia de nuestra vocación. Este es un motivo de gratitud y de alegría.

En unos días el papa Francisco se encontrará con los Presidentes de las Conferencias Episcopales nacionales para alcanzar un compromiso y una acción común ante nuestra incapacidad para tratar honesta y misericordiosamente los casos de abusos sexuales a menores y a adultos vulnerables, así como el intento demasiado frecuente de negar y encubrir esta terrible violencia.

Su “Carta al Pueblo de Dios” del 20 de agosto de 2018, resuena con una fuerte llamada para todos nosotros: “La magnitud y gravedad de los acontecimientos exige asumir este hecho de manera global y comunitaria. Si bien es importante y necesario en todo camino de conversión tomar conocimiento de lo sucedido, esto en sí mismo no basta. Hoy nos vemos desafiados como Pueblo de Dios a asumir el dolor de nuestros hermanos vulnerados en su carne y en su espíritu. Si en el pasado la omisión pudo convertirse en una forma de respuesta, hoy queremos que la solidaridad, entendida en su sentido más hondo y desafiante, se convierta en nuestro modo de hacer la historia presente y futura” (Carta del papa Francisco al Pueblo de Dios, 20 de agosto de 2018).

En el año 2010 y de nuevo en el 2016, la máxima autoridad de la Congregación, el Capítulo General, pidió a los Superiores Mayores de todas las Unidades una mayor responsabilidad para rendir cuentas, ser trasparentes y tener un mayor compromiso para que todos los lugares donde realizamos nuestros ministerios y nuestras residencias, pudieran estar acreditados como ambientes seguros para niños, jóvenes y adultos vulnerables. Cada Unidad debe tener una política proactiva para que nuestras parroquias, escuelas, lugares de acogida o de ministerio y las comunidades oblatas, sean vigilantes para respetar y mantener la seguridad de aquellos que vienen a nosotros por el ministerio. Parte de esta política debe contener también los procedimientos a seguir en el caso que alguien denuncie a un oblato, un empleado o un voluntario de nuestras casas o lugares de ministerio. En cada Unidad, la administración apropiada debe regular y revisar las prácticas, estar familiarizado con ellas, y mantenerlas actualizadas.

El reciente documento del Sínodo sobre la juventud, discernimiento y vocación, sitúa el tema de los abusos sexuales en una perspectiva más amplia. “Existen diversos tipos de abuso: de poder, económico, de conciencia, sexual. Es evidente la necesidad de desarraigar las formas de ejercicio de la autoridad en las que se injertan y de contrarrestar la falta de responsabilidad y transparencia con la que se gestionan muchos de los casos. El deseo de dominio, la falta de diálogo y de transparencia, las formas de doble vida, el vacío espiritual, así como las fragilidades psicológicas son el terreno en el que prospera la corrupción. (Documento final del Sínodo de los Obispos sobre los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional, n. 30). Reconocemos que el clericalismo es una forma extremadamente destructiva de este poder abusivo.

El Gobierno Central tendrá trabajando con nosotros en la próxima sesión Plenaria de abril/mayo, un profesional en el campo de la prevención de abusos. Necesitamos crecer en nuestra conciencia sobre la realidad del abuso sexual a menores y adultos vulnerables y aprender cómo fomentar un mayor compromiso por parte de toda la congregación para crear ambientes seguros. En julio, en el encuentro Intercapitular, un día completo estará también dedicado a esta cuestión, para ayudar a todos los líderes de la congregación a comprender y estar más comprometidos para responder a la cuestión crítica de la salvaguardia de menores y adultos vulnerables en todas nuestras casas y en cualquier lugar que hagamos ministerio.

Aunque este tema pudiera no ser muy festivo para entretenernos en nuestro día de fiesta, yo creo que está en el centro de la conversión y del llamado a ser santos que san Eugenio nos pide en su Prefacio de 1825. Él fue un misionero de misericordia cuyo corazón estaba apasionado por la dignidad de los pobres y vulnerables. Él exigiría que luchemos al máximo para hacer lo mejor posible por crear ambientes seguros para todos lo que vienen a nuestro encuentro.

Jesús acogió a los niños, los tocaba y bendecía con tanto amor y libertad (Mc 10,16). Que esta actitud hermosa y tierna entre los agentes pastorales y los niños, sea saludable y protegida por nuestro comportamiento íntegro y responsable. Oramos a María Inmaculada que nos asista para “asumir el dolor de nuestros hermanos vulnerados en su carne y en su espíritu” (Carta del papa Francisco)

¡Feliz día de fiesta!
Su hermano Oblato en Jesucristo y María Inmaculada,
P. Louis Lougen OMI
Superior General

 

*Foto de portada - P. Rodighiero Domenico OMI