El Superior General, P. Chicho, conversa con los jóvenes oblatos reunidos en Pozuelo.  He aquí el guión de esa conversación con la preguntas formuladas por los Jóvenes y la respuestas del P. Chicho.

Gracias: Queridos jóvenes y Oblatos.
En primer lugar, deseo expresar mi gratitud por esta oportunidad de compartir con ustedes al inicio de nuestro camino hacia Lisboa.

Mi esperanza: Los jóvenes de nuestra familia carismática desempeñan un papel crucial en este momento de nuestra historia.  Lo voy a repetir varias veces en Lisboa cuando estemos juntos con los jóvenes de todas partes del mundo.  Mi deseo es que los jóvenes se pongan al frente de nuestra peregrinación.  Que ellos nos ayuden a vivir nuestra vocación misionera con alegría y entusiasmo para llevar a cabo todos los sueños del último Capítulo General que nos invita a ser «Peregrinos de Esperanza en Comunión».

Pozuelo:  Ahorita nos encontramos en Pozuelo, en la casa de los jóvenes mártires que testimoniaron con sus vidas a Jesús.  Los organizadores del encuentro de hoy me pidieron que les diera unas palabras para animarlos a afrontar el reto misionero de la juventud.  Los invito a caminar con los jóvenes, hacerse amigos de ellos, tomándolos como guía y compañeros de camino.   Pedir les que intercedan con sus oraciones para que puedan recibir las gracias divinas, y así fortalecer una amistad con Jesús y responder a su invitación de ser enviado a la misión.  Me gustaría tanto hablar con cada uno para acercarme a su corazón, pero sobre todo a hacer que esté momento sea en verdad un encuentro con Jesús y los oblatos beatos.


Algunos de ustedes me hicieron preguntas que me ayudaron a preparar para este encuentro.  Voy a pedir que los que me hicieron preguntas salgan para responderles en público. Gracias.

Vivir con pasión el amor a Jesús para ser como Jesús (el amor nos trasforma y nos hace parecidos a Jesús)

¿Qué es lo que más le gusta de ser Oblato, y desde que es Padre General de una congregación mundial, ¿qué tarea nunca se imaginó que tendría que hacer?

Lo que me agrada más de ser un Oblato es que Dios me ha llamado a desempeñar la misma misión que su Hijo Jesús. Predicar en comunidad el Evangelio a los pobres. En primer lugar, me agrada profundamente que Jesús me invitó a ser su compañero y a amarlo cada vez más. Las CC 2 nos invita a conocerlo cada vez más, imitarlo y a dejarlo vivir en nosotros. Me gusta mucho que Jesús me enseñe cómo vivir el Evangelio, algo que he mantenido desde que empezamos el primer grupo de jóvenes en Aluche, San Leandro. ¡Vivid el Evangelio! Mi amigo Jesús me envía a los más pobres y cuando estoy con los pobres me siento supercontento. Por ejemplo, en Bangladés, donde me lavaban los pies… aprendí de los pobres a amar a Jesús.

Me alegro de que Jesús me envía a vivir en comunidad su mandamiento de amor: la caridad y la obediencia. El testimonio del fundador. Yo ya conocía lo que hace un Superior General porque he colaborado con algunos de ellos durante 12 años. Lo que sí es cierto es que quiero expresar mi gratitud a Dios por las oportunidades que me brinda de vivir y conocer más la vida llena de felicidad. Al ser elegido, pensé: Chicho, Dios te está dando una nueva misión, Dios confía en ti y te está dando una oportunidad más para convertirte. La única manera de responder es la de perseverar en todo lo que sea necesario para ser santo. Así que yo trato de aprender mucho de nuestros santos oblatos para ver cómo lo hicieron.

Nos encontramos, aquí, en la casa de los mártires, que son santos. ¿Acaso hicieron algo especial para merecer el martirio? No, decidieron hacer lo que hacían cada día: la oración, la caridad, la misa, la confesión, etc.  Vivieron con alegría lo cotidiano, mientras que Dios los iba cambiando poco a poco hasta llegar a ser como él en el momento de dar la vida: murieron perdonando a sus perseguidores.
Los invito a ser santos y a seguir el Evangelio como los mártires. Hacer que la vida cotidiana respire el amor de Jesús y dejándose transformar por Jesús.

Vivir el grupo, la comunidad (juntos podemos hacerlo)

Yo me lanzo con la siguiente: Como ya saben, en algunas comunidades de nuestra provincia mediterránea, el número de Oblatos va disminuyendo. ¿Qué pueden hacer los jóvenes para dinamizar y activar nuestras comunidades?

 ¡Que pregunta más hermosa!  Desearía que ustedes mismos me den la respuesta.  Quizás pueden reflexionar sobre eso durante estos días para poder implementar algo cuando regresen a sus hogares. ¿Qué pueden hacer los jóvenes para animar las comunidades? ¿Qué pueden hacer por la Familia Oblata?

Primero, es importante salir de nosotros mismos y dejar de pensar tanto en lo que los demás tienen que hacer por mí y pensar mejor en lo que puedo hacer por los demás. Cuando visito las comunidades oblatas me recuerdo de un conocido refrán: nadie es tan pobre que no pueda dar algo bueno a los demás, y nadie es tan rico que no necesite algo de los demás. En las palabras de San Francisco, “no busco ser consolado como consolar, ser amado como amar.” 

Esto me recuerda a algo muy bonito que dicen nuestras CC y RR: para perseverar en nuestro carisma tenemos que considerar siempre cómo hacer más feliz la vida y apostolado de nuestro hermano de comunidad.  Es decir, lo que tenemos que hacer es que el otro sea un oblato feliz en su vida y misión o un joven oblato feliz en su vida y misión. Creo que esto es algo que todos podemos hacer. Pienso de nuevo en los mártires.  En el momento de prueba se ayudaban mutuamente.  Cuando uno quería abandonar y huir, el otro lo ayudaba a pensar en los demás porque ¿Cuál sería el fin si uno se iba? Tomemos como ejemplo este entusiasmo en la entrega y la ayuda mutua en las pruebas.

Porque no toman un momento para reflexionar lo siguiente: ¿Qué quiere Dios que yo haga para que mi hermano sea más feliz, más santo, más misionero? ¿Debo rezar por él? ¿Ser un ejemplo? ¿Hablar con él? ¿Comprometerme a alguna acción concreta con él? Y en estos días intenten ponerlo en práctica. Luego piensa lo mismo para tu comunidad, tu grupo, tu movimiento, etc.

Vivir el amor por la misión

 ¿Cómo podemos discernir la misión que debemos tener los laicos oblatos tanto en nuestro como en la comunidad local? La España siempre ha sido una tierra que produce misioneros Oblatos. Desde aquí se formaban para evangelizar otras partes del mundo. En la actualidad, ya no es así, tanto España como el resto de la Europa cada día es más secularizada y ahora se ha convertido en una tierra de misión. ¿Cómo debemos afrontar, como jóvenes oblatos, el desafío de evangelizar nuestro propio barrio para que dentro de 30 años no nos lamentemos de que perdimos la oportunidad?

El amor por la familia Mazenodiana: Como Padre General, ¿Cuáles son tus preocupaciones principales y objetivos? Como responsable de la congregación, ¿Cuál es tu deseo para los Misioneros Oblatos, y para la juventud oblata de forma particular en los próximos 20-30 años?

Gracias por sus preguntas que una vez más reflejan el cariño por nuestra familia carismática. Por una parte, no tengo otro objetivo para la congregación que el que nos ha dado el Capítulo General que nos pide ser «Peregrinos de Esperanza en comunión». Por otra parte, lo que más deseo para la juventud Oblata es que sean como aquella primera comunidad en Aix en la que los jóvenes y oblatos caminaban juntos.  Es decir, los invito a caminar con nosotros para que juntos seamos peregrinos de esperanza en comunión. Si tuviera que decir con una palabra, mi visión para los jóvenes y para los oblatos sería «santos».  Quiero que todos fuéramos más santos.  Santos que viven en comunidad como misioneros cerca de los pobres.

¿Qué pasará en los próximos 20 o 30 años?, no lo sé, pero como dice el papa Francisco, «A nosotros no nos toca ver el final del camino, a nosotros nos toca comenzar procesos». Tengo sueños y sé que serán ustedes, los jóvenes son los que cumplirán esos sueños de una manera más bella de lo que yo me pueda imaginar.

Me ayuda a pensar en los mártires de Pozuelo.  Todos ellos querían ir a la misión. Era su sueño. Físicamente, no lo cumplieron y, sin embargo, lo cumplieron de una forma que nunca se habían imaginado.  Si no hubieran muerto, hubieran ido a algún país de misión como la mayoría de los supervivientes, muchos de ellos yo los conocí y déjame decirles que tenían un entusiasmo que nació de cumplir el sueño de sus compañeros mártires. Pero como mártires y beatos llegaron a la plenitud misionera porque el verdadero misionero es el santo y además ahora han llegado a todos los países y en todos los tiempos: cuántos les han rezado en países que ellos no se podían imaginar, recordando su ejemplo y pidiendo su intercesión. Lo mismo nosotros, soñemos, pero dejémonos sorprender por Dios que cumplirá nuestros sueños de su manera.

Como María, ¿En qué momento se dio cuenta de que Dios tenía esta nueva vocación para usted y cómo la acogió?

Ayuda poner en perspectiva la elección de superior general y el Sí de María. Se trata de ser otra María para cumplir el plan de Dios y como María ponernos en camino siguiendo a Jesús y acompañándolo hasta la cruz para ser luego madre de la Iglesia y de todos los hombres y mujeres. Por eso será muy importante vivir las JMJ en Lisboa con audacia porque el mismo Papa nos está proponiendo a María como modelo y forma de nuestro ser jóvenes en la Iglesia.  Ese es el tema de la visitación a Isabel que yo los invito a meditar varias veces.  María camina a nuestro lado, mejor dicho, ella nos toma de la mano y camina como lo hizo con los mártires: ¿cuántos rosarios rezaron? y María los confortó y cuidó hasta el final para que pudieran ser testigos de Jesús.  La misma María que acompañó a los Mártires nos acompaña y nos invita a vivir con confianza nuestra vocación y nuestra misión en la Iglesia. 
¡Gracias y que Dios los bendiga con la cruz de San Eugenio!

El texto escrito es solamente un extracto de toda la reunión. Haga clic aquí  Parte 1 y Parte 2 para ver algunas partes de la conversación en vídeo.