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En una emotiva homilía, el Padre Luis Ignacio ROIS ALONSO, OMI, Superior General, profundiza en la significancia de la Oblación Perpetua para los Misioneros Oblatos de María Inmaculada mientras que insta a los siete candidatos a abrazar sus votos como dones tanto para la Iglesia como para los Pobres.

Inspirándose en Nazaret, su homilía resuena con la fuerza de la fe, la esperanza y el amor, guiando a los Oblatos en un viaje de compromiso y comunión. A continuación, se presenta un resumen de las palabras del Superior General.

Gratitud a las familias y amigos de los siete candidatos

El Padre Luis Ignacio ROIS ALONSO, OMI, el Superior General, comenzó su homilía extendiendo gratitud a las familias y amigos de los siete candidatos que profesan su oblación perpetua a los Misioneros Oblatos de María Inmaculada. Describió a los candidatos como “un don para nuestra familia, para la iglesia y para los pobres”. Luego recordó a los candidatos: “Creciendo en la fe, la esperanza y el amor, nos comprometemos a ser levadura de las Bienaventuranzas en el corazón del mundo” (c.11). Inspirándose en Nazaret, donde Jesús, María y José vivieron juntos, inspiró a todos los presentes en una reflexión sobre los votos. A través de la oblación perpetua, los candidatos forman parte del sueño de Dios de buscar colaboradores para proclamar la Buena Nueva a los Pobres. Al aprender de la escuela de Nazaret, podemos soñar con convertirnos en la levadura de las bienaventuranzas en el mundo, creciendo en fe, esperanza y amor.

La oblación perpetua: Una peregrinación de fe, esperanza y amor

Crecer en fe significa confiar en los soñadores entre nosotros

San José siguió el plan divino que Dios reveló en sueños y no dudó en cooperar en el plan salvífico. El vivió como un peregrino, listo para cambiar sus planes personales para colaborar con Dios. Los peregrinos están preparados para vivir el Evangelio todos los días. Están comprometidos con los sueños de Dios, siempre buscando la voluntad divina. El voto de Obediencia nos urge a ser fieles al Evangelio, a encontrar orientación en las enseñanzas de Jesús y a ser testigos de conversión. Las Constituciones y Reglas, recibidas hoy, son un mapa, confirmado por la Iglesia, que nos guía al encarnar el Evangelio de manera creativa por el bien de los Pobres. Vivir en conformidad con este libro de vida hará nuestras vidas alegres mientras caminamos hacia la vida eterna. Al entregarles las Constituciones, les diré: “¡Haz esto, y vivirás!” En ellas, encontrarán una fuente de vida que los lleva a la eternidad.

Crecer en esperanza significa que Jesús es nuestra única fuente

 José fue confiado con esta esperanza durante los momentos más vulnerables de la humanidad de Jesús. José, protector de Jesús y de María, Madre de la Esperanza, puso en marcha una esperanza inquebrantable para el plan de Dios, que finalmente llevó a Jesús a vivir en la pobreza y morir en la Cruz. Desde la Cruz, como Oblatos, vemos al mundo a través de los ojos de la esperanza, reconociendo la sabiduría de la Cruz, como dice San Pablo. Al abrazar nuestros votos, especialmente la Pobreza, profundizamos nuestra intimidad con Jesús y los pobres, extendiendo el amor de Jesús manifestado en la Cruz y convirtiéndonos en heraldos del Reino de Dios. La Cruz Oblata nos recuerda nuestro compromiso con el Cristo crucificado y los pobres, y nos muestra nuestro camino como peregrinos de esperanza. Aceptemos este peregrinaje con consistencia, sabiendo que al vivir nuestra oblación, contribuimos a extender el amor de Cristo a todos, trayendo esperanza en abundancia. Crecemos en esperanza y somos sembradores de esperanza solo en la medida en que nos volvamos uno con el amor del crucificado.

La oblación perpetua: Una peregrinación de fe, esperanza y amor

Crecer en amor significa ir a Nazaret, la escuela del amor

En Nazaret, Jesús, María y José nos enseñan cómo crecer el amor en la sencillez y humildad. Soñemos con transformar nuestras comunidades en reflejos de Nazaret, donde el amor se nutre a través de actos cotidianos, sin grandiosidad ni aplausos. En la familia de Nazaret, encontramos un amor auténtico, transparente, sincero y casto. Para cultivar tal amor, abrazamos el voto de Castidad, siguiendo el ejemplo de San Eugenio al vivir un amor que irradia tanto en nuestra comunidad como más allá. Imitemos el amor de la Sagrada Familia, donde cada miembro da de su parte al crecimiento y alegría del otro, caminando juntos en comunión para cumplir el plan salvífico de Dios.  Cada oblato recibe un escapulario de la Inmaculada Concepción el día de su oblación perpetua para recordar el «sí» desinteresado de María a Dios al recibir a Cristo sólo para después darlo al mundo.  Una pequeña llama de esperanza se enciende con el «sí» de la oblación perpetua porque hoy se prolonga el «sí» de María que recibe y da a Cristo al mundo.

Sigamos los pasos de nuestros santos,  del fundador, y de todos los beatos Oblatos, esforzándonos por ser misioneros de esperanza en comunión, viviendo nuestros votos de castidad, pobreza, obediencia y perseverancia. La oración y la acción nos llevarán a ser la levadura de las Bienaventuranzas en el corazón del mundo.  Oremos para que Dios nos guíe en la realización de su sueño salvífico para toda la creación. Amén.

Alabado sea Jesucristo y María Inmaculada.

La oblación perpetua: Una peregrinación de fe, esperanza y amor