1. Armando Natal de Boisgelin
  2. Natalia de Boisgelin
  3. Carolina de Boisgelin
  4. Luis de Boisgelin
  5. Cesárea de Boisgelin
  6. Eugenio de Boisgelin

Armando Natal de Boisgelin, hijo de Juan María de Boisgelin y de Adelaida Laurans de Peyrolles, nació en Aix de Provenza, el 16 de diciembre de 1782. El 21 de noviembre de 1808, se casó con Eugenia de Mazenod, hermana de Eugenio. El 21 de enero de 1809 Eugenio, seminarista en París, escribe a su madre: “Mi hermana me dice que está cada día más contenta de su Armando y del resto de la familia [de Boisgelin]. Usted no se imagina el gusto que me ha dado esto […]. Usted no me ha contado si la abuela está tan contenta como usted de la elección que usted hizo y que se felicita de haber hecho, ella temía mucho no ver a Eugenia casarse en Aix.”

Los recién casados vivían en el segundo piso de la casa Boisgelin, en calle de los Cuatro Delfines hasta la muerte de la señora de Boisgelin, en el verano de 1813. Hubo entonces desavenencias entre Armando Natal y su familia respecto a la herencia. Después de un largo proceso, heredó, según parece, el castillo de los Boisgelin en Saint-Martín-de-Pallières (Var). Iba allí a menudo y llevaba el título de Marqués de San Martín. La Sra. de Mazenod se proponía por su parte dar en herencia a Armando y Eugenia el castillo y las tierras de San Lorenzo de Verdon. Eugenio escribe a menudo en el curso de su vida que Armando debe preocuparse más de San Lorenzo “por el interés de su descendencia”. No lo considera un experto hombre de negocios, pero escribe a su padre, el 17 de junio de 1814: “Mi cuñado Armando es incomparablemente el mejor [de los Boisgelin], el hombre más honorable y el mejor muchacho que uno puede conocer”.

Las relaciones entre Armando y Mons. de Mazenod parecen siempre amistosas y francas; éste escribe a menudo a Armando para tratar de negocios o acerca de los sobrinos. El 26 de enero de 1843, le escribe una dura carta porque Armando se niega a dar a su hijo Eugenio el apellido Boisgelin-Mazenod.

El 1848, Armando y Eugenia se van a vivir al hotel de Boisgelin con su hijo Eugenio, a quien Mons. de Mazenod dio en herencia esa casa, que él había comprado algunos años antes. Armando y Eugenia tuvieron cinco hijos: Natalia, Carolina, Luis, Cesárea y Eugenio. El marqués Armando de Boisgelin murió de un ataque de apoplejía, el 29 de junio de 1853.

Natalia de Boisgelin nació en el hotel de Boisgelin el 24 de abril de 1810. El 17 de junio de 1814, el abate Eugenio de Mazenod escribe a su padre en Palermo: “Natalia, de 4 años, tiene buena salud, está llena de ingenio y de amabilidad, ya lee bastante bien”. En una carta a la señora de Mazenod, el 19 de noviembre 1822, el padre de Mazenod trata de convencer a su madre de que envíe a Natalia y Carolina con las Religiosas del Sagrado Corazón en Grenoble, bajo la dirección de su prima, la señora de Coriolis. Escribe: “Yo soy el padre de esas niñas, así como usted es la madre […]: hay ventajas incalculables en alcanzar la educación más esmerada que se da en Francia”. Las jóvenes están en Grenoble en 1823-1824, luego siguen, según parece, a la señora de Coriolis a París en 1824-1825. Natalia vuelve a Aix en la primavera de 1829, pero es atacada por la tuberculosis y muere a los 19 años, el 14 de noviembre de 1829. El padre de Mazenod pasa cerca de dos meses junto a ella y le administra la unción de los enfermos.

Recuerda ese aniversario cada año. Todavía el 14 de noviembre de 1838, escribe: “¡Triste aniversario! Angélica Natalia […], ¡cómo consolarnos de tu pérdida! Nuestro sentimiento permanece tan vivo, tan amargo como el día de desgarradora memoria en que nos fuiste arrebatada […] ¡Oh Dios, qué débil soy! ¿Por qué mi corazón es siempre tan terrenal?” (Ecrits Oblats I, 19, p. 238). Los restos de Natalia descansan en la capilla funeraria de los Oblatos y de los Boisgelin en el cementerio de Aix (Diario, 21 de abril de 1845).

Carolina de Boisgelin nació en el hotel Boisgelin, el 25 de enero de 1813 y fue bautizada por el abate Eugenio de Mazenod. El 19 de agosto de 1813, éste escribe a su padre en Palermo: “Carolina es la más bella de las criaturas”. Ella va con Natalia a Grenoble en 1823-1824, luego a París en 1824-1825. Enferma de tuberculosis, muere en París a la edad de 12 años, el 25 de junio de 1825. El padre de Mazenod se encuentra entonces en París con su tío Monseñor Fortunato. Éste le da la primera comunión y le administra el sacramento de la confirmación. El padre de Mazenod sufre mucho. El 25 de junio escribe al padre Guigues: “Ya no puedo más. Voy, vengo, quisiera estar junto a ella, cuando lo hago no puedo quedarme…”. Fue sepultada el 28 de junio en el Calvario del Monte Valeriano. El padre de Mazenod escribe a su madre ese día: “Estoy llorando, pero tranquilamente, sometiéndome a la voluntad de Dios.”

Luis de Boisgelin nació el 21 de noviembre de 1815 en la casa de la señora de Mazenod, en la calle Papassaudi. De niño, no gozaba de buena salud. En el mes de septiembre de 1817, el padre de Mazenod escribe a su madre: “No me consolaría si mi sobrino fuera jorobado y raquítico”. El 14 de diciembre de 1825 agrega que Luis sufre de epilepsia.

Luis estudia en un comienzo con los Jesuitas de Aix, luego en el otoño de 1828 lo mandan al colegio de los jesuitas en Friburgo. El 8 de octubre el padre de Mazenod escribe a su madre: “se trata de sustraerlo a la corrupción de su siglo y de hacer de él un buen cristiano; nada debería sernos costoso para lograr ese fin”. Con ocasión de su viaje a Suiza en el verano de 1830, el padre de Mazenod va a verlo; en algunas ocasiones le escribe. Considera que su sobrino es poco afectuoso y manda pocas noticias. Le escribe el 3 de septiembre de 1831: “En nuestra familia, no nos contentamos con excusas en cuestión de sentimientos, damos mucho, pero exigimos también algo. Los corazones de los Mazenod y de los Joannis están fundidos en tu madre y en mí, y ésa es la más preciosa herencia que podríamos dejar.”

En el otoño de 1833 Luis vuelve a Aix donde vive durante algunos años. Se le busca una esposa. Es amigo del joven Forbin d?Oppède y aceptaría casarse con su hermana Agustina, pero el padre de ésta se opone. Se le busca un empleo. En la primavera de 1837 su padre lo acompaña a París. El Marqués de Saint-Aulaire lo lleva consigo a Viena como secretario de la embajada de Francia. Permanece allí sólo dos meses. A fines de junio, anuncia su decisión de entrar al noviciado de los Jesuitas. ¡Emoción en la familia! Ambos padres dan su consentimiento, pero la señora de Mazenod rehúsa. Mons. de Mazenod hubiera preferido que fuera sacerdote diocesano y destinado a altas funciones en la Iglesia, pero reconoce que se trata de una gracia especial que “perpetúa el orden sacerdotal en la familia”. Armando acompaña a su hijo al noviciado de Aviñón, en septiembre de 1837.

En agosto de 1838, Luis viene a pasar unos días de vacaciones con su familia y recibe de su tío la tonsura y las órdenes menores. Vuelve en septiembre de 1840 y, en septiembre de 1841, ya enfermo. Toda la familia se reúne en el Castillo de San Martín del 7 al 16 de septiembre. Mons. de Mazenod escribe en su diario el 16: “Llevábamos en el castillo una vida de comunidad. Era edificante ver a mi alrededor a tantas almas cristianas que reunían con el encanto de la virtud las cualidades más amables. Nuestra buena madre octogenaria, modelo de las costumbres patriarcales, tan puntual en todos sus deberes religiosos, recitando su oficio diariamente junto a mi hermana, con un recogimiento y una devoción admirables; mi hermana, verdadero ángel de piedad, mujer fuerte, probada en el crisol de las tribulaciones y sobrellevando con valor heroico, que no excluye la sensibilidad, la pérdida cruel de sus hijas, tan dignas de nuestras amargas añoranzas. Mi cuñado, el hombre más caballeroso que conozco, a quien sólo faltaba lo que el Señor acaba de conceder a las oraciones de su piadosa esposa y de todos nosotros, verle practicar la religión que él siempre había honrado con el más profundo respeto. Y qué decir de mi sobrino Luis, tan santo, tan espiritual, tan cabal, y de su hermano Eugenio, que ha encantado a todos y ha probado muy bien a la vista de todos que eran justamente merecidos los elogios del padre Pillon, rector del colegio de Brugelette. En cuanto a Cesárea, todos los que la conocen concordarán conmigo en que es tan amable como buena, en que su espíritu, su corazón y su carácter hacen de ella una persona perfecta. La felicidad de encontrarme junto a seres tan queridos se veía turbada y mezclada de amargura al ver el estado de sufrimiento de nuestro pobre Luis” (Ecrits Oblats, I, 20, p. 258-259).

Luis enfermó de tuberculosis como sus hermanas mayores. A principios de febrero de 1842, Monseñor de Mazenod va junto al padre Tempier y Armando, a pasar unos días a la casa de los jesuitas de Aviñón, junto al enfermo que muere el Jueves Santo 24 de marzo. El prelado escribe en su diario el 25 de marzo: “¡Así vemos ya en el cielo a aquel que hubiera sido nuestro consuelo en la tierra…!”

Cesárea de Boisgelin nació el 11 de septiembre de 1818. Estudió algunos años en el internado de las Damas del Sagrado de Corazón en París, donde se encontraba en el momento de la Revolución de julio de 1830. Se vio muy afectada por la muerte de su hermano Luis, el 24 de marzo de 1842. Para distraerla, Mons. de Mazenod acompañó a Cesárea con su madre Eugenia en un viaje al norte de Italia, del 25 de abril al 28 de junio de 1842.

Cesárea se casó con el Marqués Carlos de Damas, en Albano cerca de Roma. Carlos era el hijo de Rogelio de Damas, general al servicio del rey de Nápoles a quien los Mazenod habían conocido en esa ciudad en 1798. El matrimonio fue celebrado por Mons. de Mazenod el 7 de agosto de 1845. Los esposos se fueron a vivir al Castillo de Damas, en Cirey (Alto Marne). Mons. de Mazenod escribía a menudo a su sobrina y la fue a ver en varias ocasiones, especialmente en septiembre de 1849 para bautizar a Gabriela, la segunda de sus seis hijos.

Eugenio de Boisgelin nació el 19 de diciembre de 1821. En 1837-1838 hizo un año escolar en el Instituto del señor Poiloup, en París. En el otoño de 1838 no quiso volver allí, ya que, a causa de una ligereza había sido duramente castigado por el señor Poiloup. Lo mandan entonces al colegio de los jesuitas en Brugelette, Bélgica, bajo la dirección del padre Delvaux, amigo de Mons. de Mazenod, “cuyo corazón, escribe, es semejante al mío”. Eugenio no fue de vacaciones en el verano de 1840, porque el presupuesto de su tío “sólo le permite pagar la pensión y los accesorios”. Vuelve a Aix a fines del año escolar de 1842.

De 1841 a 1847, Armando y Mons. de Mazenod le buscan una esposa. Varios proyectos fracasan porque no se encuentran muchachas suficientemente ricas, o porque Eugenio es difícil; él sólo quiere a una joven que ya conoce, que sea música, etc. Finalmente, Mons. de Mazenod bendice el matrimonio de Eugenio con Angélica Sallony, en su capilla, el 25 de noviembre de 1848. Como regalo de bodas, le da el hotel de Boisgelin, que había comprado algunos años antes. Eugenio y Angélica tuvieron siete hijos.

Monseñor de Mazenod aprecia la servicialidad de Eugenio con ocasión del fallecimiento de la señora de Mazenod, en diciembre de 1851 y de Armando de Boisgelin, en junio de 1853. En 1854, le obtiene del Papa el título de Comendador de la orden de San Gregorio Magno. Eugenio heredó el título de Marqués de San Martín de Pallières. Quería mucho a su tío y estuvo presente en su muerte, en sus funerales y en el traslado de sus restos a la nueva catedral de Marsella, el 7 de mayo de 1897.

Monseñor de Mazenod amó mucho a sus sobrinos y sobrinas, fueron él y su madre quienes les pagaron los estudios. A menudo les hizo regalos y los visitó, ya sea en Cirey, ya en San Martín de Pallières o en Aix. También, alguna vez los recibió en su casa de campo en San Luis, cerca de Marsella. El 22 de mayo de 1849, por ejemplo, invita a Eugenio y su familia y escribe: “Voy a aprovechar para vivir un poco con las personas que siempre echo mucho de menos junto a mí. Éste ha sido el sacrificio de toda mi vida, al cual nunca me he acostumbrado”.

YVON BEAUDOIN, O.M.I.