Nacimiento en Gigneville (Vosgos), 12 de febrero, 1820
Ordenación sacerdotal en Saint-Dié, 17 de junio, 1848
Toma de hábito en N.-D. de l’Osier, 14 de agosto, 1852
Oblación en N.-D. de l’Osier, 15 de agosto, 1853 (nº 346)
Muerte en N.-D. de la Garde, Marsella, 16 de febrero, 1866.

José María Chardin nació en Gigneville, diócesis de Saint-Dié, el 12 de febrero de 1820. Después de sus estudios en el seminario mayor de Saint-Dié, recibió la ordenación sacerdotal el 17 de junio de 1848. Fue sucesivamente vicario, capellán de religiosas y profesor en la institución de la Trinidad, en Lamarche. Entró en el noviciado de Nutre-Dame de l’Osier el 14 de agosto de 1852. El 28 de mayo de 1853, el padre Vincens escribió a Mons. de Mazenod preguntando qué se hará con el padre Chardin que “es un excelente hombre, pero sin talento y sin juicio”. El Fundador propuso al padre Vincens que se informara con el superior del seminario de Saint-Dié diciéndole: “que no hubo que hacer el menor reproche al padre Chardin durante su noviciado, que se le reconoce como muy virtuoso, cumplidor, obediente, etc., pero que, sin embargo, hay dudas en admitirlo a causa de su escasa capacidad y del mal efecto que puede producir su admisión en la diócesis de Saint-Dié […] pero, agrega, para esto es necesario que se le considere apto para realizar algún trabajo en la congregación, aunque sólo sea confesar en una de nuestras casas y ser allí el pilar de la Regla”. El superior del seminario respondió que el “señor Chardin es querido y estimado en nuestra diócesis”. En el consejo general, el 31 de julio de 1853, se le admitió a la profesión pues, se lee en el acta, “es un hombre piadoso y apto para la vida religiosa, dotado de buenas cualidades y goza de bastante buena salud…”

Hace su oblación el 15 de agosto de 1853 y es inmediatamente enviado a Aix, donde lleva una vida ejemplar de observancia y de celo, sobre todo como confesor. El padre Fabre escribe en la reseña: “Ha pasado en esta casa once años completos atendiendo, sucesivamente, a todos los ministerios que nuestros padres desempeñan, entre otros la capellanía de las cárceles. Se dedicó a este servicio con un empeño singular […] Durante estos once años su devoción, su fervor, su dedicación a todos los deberes nunca se han desmentido. El R.P. Courtès tenía en él una confianza ilimitada y se complacía en repetir a nuestro bienamado Fundador, los ejemplos de virtud que le ofrecía cada día este piadoso discípulo. El R.P. Chardin experimentaba por su superior un afecto verdaderamente filial y pudo dar pruebas palpables y conmovedoras de esto, durante la larga y dolorosa enfermedad que condujo a la tumba al padre Courtès…”

En 1858 se pensó mandarlo a Burdeos, donde la comunidad necesitaba un modelo de piedad y de regularidad, pero se le deja en Aix hasta el otoño de 1864. Entonces recibe su obediencia para Notre-Dame de la Garde como confesor. En 1865, el reumatismo lo obliga primero al reposo y luego le causa la muerte, ocurrida el 16 de febrero de 1866. Su cuerpo descansa en el mausoleo de los Oblatos, en Aix.

En su reseña encontramos varios testimonios sobre su vida de piedad y fervor, entre ellos el del padre Juan Conrard, su colega en el seminario de Saint-Dié, los de los padres Próspero Boisramé, su compañero de noviciado, M. de L?Hermite y Francisco Bellon, sus superiores en Aix y en Notre-Dame de la Garde. En el registro del Personal 1862-1863, se lee bajo su nombre: “sacerdote de capacidad corriente, pero de una vida ejemplar y de inmensa virtud, que hizo el bien en su sencillez. Después de su oblación fue destinado a Aix, donde realiza un inmenso bien.”

YVON BEAUDOIN, O.M.I.