Nacimiento en Tourneena, Dungarven, Co. Waterford, Irlanda, Febrero 14, 1821
Toma de hábito en N.-D. de l’Osier,  Mayo 3, 1843
Oblación en N.-D. de l’Osier, Junio 14 1844 (No. 122)
Ordenación sacerdotal en Marsella, Junio 28, 1846
Muerte en London, Junio 18, 1882.

 

Roberto Cooke nació en Tourneena, Dungarven, Co. Waterford, Irlanda, el 14 de febrero de 1821. Siendo joven, Roberto estudió leyes y medicina en Dublín. Según sus propios comentarios al Padre Tomás Dawson, fue un sueño o visión de María Inmaculada, lo que lo llevó a los Oblatos. Buscó al Padre Casimiro Aubert y fue con él a Penzance en la Pascua de 1843. De ahí fue a Notre-Dame de l’Osier para comenzar su noviciado el 3 de mayo de 1843, donde hizo su oblación el 14 de junio de 1844. El Hermano Cooke estudió teología en el seminario mayor de Marsella, hasta su ordenación sacerdotal de manos del Fundador el 28 de junio de 1846.

En ese tiempo el Obispo de Mazenod lo veía a menudo y escribió el 1° de Julio de 1846: “El Padre Cooke, sacerdote irlandés en nuestra congregación, a quien ordené el otro día, vino a despedirse antes de salir a Inglaterra. Es un excelente religioso, hombre capaz que hace mucho bien con los ingleses que trabajan en St. Henri [tren de Marsella-Avignon]. Ha hecho a un buen número de personas volver al seno de la Iglesia.” Había estado enfermo el otoño anterior y el Fundador lo había enviado a descansar en Aix, avisando al Padre Courtès el 8 de octubre: “El invaluable Hermano Cooke… Cuento con él para dirigir nuestras misiones en Inglaterra e Irlanda.”

Llegó a Grace Dieu en el verano de 1846, predicó misiones, en ocasiones solo y otras con el Padre Noble. No había iglesia, por lo que a menudo tenía que hacerlo al aire libre. Al fallecimiento del Padre Perron en febrero de 1848, el Padre Cooke fue nombrado superior de la comunidad de Priory, cerca de Everingham, y el Fundador ya lo había elegido para ser  superior cuando el Padre Aubert se ausentó de Inglaterra. El Obispo Jolivet lo conoció en esa época y describe su predicación: “Aunque había escuchado a los mejores predicadores del día y había seguido las conferencias de Lacordaire en Notre Dame de Paris, no tuve dificultad, incluso con mi conocimiento imperfecto del inglés, en discernir los sermones del Padre Cooke como el verdadero llamado de la elocuencia cristiana. Escribía sus sermones cuidadosamente, aunque casi nunca seguía lo que había escrito.  A menudo me leía sus sermones antes de predicar, pero cuando lo escuchaba en el púlpito, difícilmente podía reconocer lo que había escrito; lo que al principio era un mero detalle, se había convertido en la idea principal, alrededor de la cual se apiñaban nuevos detalles, todos con gran imaginación y comentados de la forma más impresionante.  Por lo tanto, en un sentido sus sermones nunca fueron escritos, y de serlo, probablemente habían perdido su característica más impresionante, al repentino estallido de la elocuencia inspirada.” En uno de sus sermones impresos tenemos una ojeada al mensaje que predicó en la fiesta de Sta. Teresa en Dublín en 1869. “Toda la piedad profunda se basa en un temor filial de Dios. En la predicación de nuestro Bendito Señor, encontramos alusiones frecuentes hechas a los temas estimados para despertar este santo temor. A menudo habló de la muerte; describió vívidamente el juicio; y mostró los horrores de una eternidad desdichada ante la mente de quienes le escuchaban. Una falsa piedad prevalece entre muchos el día de hoy: se reduce de todos los pensamientos de los temas que mueven el alma, nunca los alude, afecta no temer, arma el espectáculo de una confianza sentimental en Dios, de un amor enfermizo por Él. Este tipo de piedad es esencialmente opuesta a la que nuestro Divino Señor inspirara en Sus discípulos. Está llena de engaño, sirve a los propósitos de la vanidad propia, deja las pasiones sin conquistar. La acción de este santo temor sobre el alma es dar entera libertad a los impulsos más nobles y más altos…” El fruto de esta libertad es la alegría sin límites: “El resistir la Gracia es el peor de los tormentos; el rendirse ante la gracia es el consuelo más tierno. Nada sino la gloria del Cielo va más allá de la gracia eficaz en su poder dador de alegría al alma, que solo ella misma puede en verdad dar”.

Junto con el Padre Casimiro Aubert, forjó una base sólida para la misión de la provincia Anglo-Irlandesa. Cuando la congregación fue dividida en provincias en 1851, el Padre Casimiro Aubert fue nombrado provincial y el Padre Cooke lo reemplazó, aunque el Obispo de Mazenod sigue refiriéndose a él como vice-provincial en 1853. Fue provincial de 1851-1867 y de 1873 a 1877. Ya para el 1° de septiembre de 1849, el Fundador había escrito al Obispo Guigues: “Tenemos en esa Provincia algunos verdaderos santos, que antes morirían que cometer la mínima falta voluntaria a la Regla. Nunca hubo un superior más regular, exacto, incluso severo que el Padre Cooke, quien es un modelo de celo y toda virtud religiosa llevada al heroísmo”.

Hasta 1850 se habían aceptado invitaciones de las familias inglesas para establecer fundaciones cercanas a sus mansiones. Como provincial, el Padre Cooke se concentró en las fundaciones en los pueblos y ciudades grandes, para servir a los trabajadores irlandeses. En todas sus actividades como pastor mostró una preocupación genuina por el bienestar temporal y espiritual de su grey.  Fue superior de la nueva misión en Leeds en 1851. Como provincial fue responsable de las fundaciones en Sicklinghall (Yorkshire) y Galashiels (Escocia) en 1852, Inchicore y Glencree (Irlanda) en 1856 y 1858 respectivamente, posteriormente en 1859 en Leith (Escocia), el noviciado en Glen Mary (Irlanda) en 1859,  College of the Immaculate Conception, Dublín 1861, Rock Ferry en 1862, el noviciado Belmont House en 1863, Tower Hill y Kilburn, Londres, en 1865, el Juniorado Kilburn 1865. Al terminar su segundo período como provincial en 1877, fue nombrado superior de Tower Hill. Denny escribe: “En octubre de 1877 el P. Cooke fue el líder de 17 Oblatos en una misión general en Belfast. En 1878 y 1879 predicó el Retiro Anual en Inchicore. En marzo de 1881 predicó la misión en St. Peter, Drogheda y el mismo año se encargó de la misión anual en Newbridge. Durante todo ese tiempo estuvo muy ocupado escribiendo los  ‘Bocetos de la Vida del Fundador’.”

El Padre Cooke fue una persona muy activa. En todo el tiempo que dirigió la provincia nunca dejó de predicar y en especial, hacia el final de su vida, escribió varios reportes y obras: reportes sobre la provincia en Missions OMI, 1862, pp. 6-30; 1863, p. 569-615; Pictures of youthful holiness (Londres 1872, 116 páginas), Catholic Memories of the Tower of London (Londres, 1875), Sketches of the Life of Monsignor de Mazenod (Dublín 1879, 1882, 2 vols.). Participó en varios Capítulos Generales: 1856, 1861, 1867, 1873 y 1879.

Falleció después de algunos días de enfermedad en Tower Hill, el 18 de junio de 1882.

El autor de su obituario concluye con estas palabras: “Tenía 61 años de edad, de los cuales 39 fue religioso de María Inmaculada y 36 sacerdote. Las exequias se realizaron el miércoles 21 de junio y sus restos mortales descansan en el cementerio St. Mary, Kensal Green […] Fue un hombre de reglas, sacerdote piadoso, misionero con celo, administrador  prudente, autor selecto, nuestro querido fallecido permanecerá en el recuerdo de todos los Oblatos como una de las glorias más puras de la provincia Anglo-Irlandesa y de la congregación entera.”

En el sermón impreso de 1869 al que nos referimos anteriormente, al hablar de la vocación de Sta. Teresa de Ávila, el P. Cooke revela el centro de su propia espiritualidad: “Es una regla en lo espiritual, que mientras más nos acercamos a Dios a través de la unión interior, más debemos alejarnos de las cosas materiales que no conciernen a Su gloria, o a nuestras tareas asignadas. Una muerte mística debe tener lugar, en cuanto al mundo y sus vanidades, antes de perfeccionar la unión con Dios. Como nuestra muerte real debe preceder nuestra unión con Dios en el Cielo, así debe esa muerte mística a la que se refiere nuestro Señor tan a menudo en el evangelio, preceder la unión total del alma y Dios en la tierra… ”El grano de trigo, si muere, tendrá mucho fruto’ Cuando Dios desea que cualquiera sea utilizado para promover Su gloria a gran escala, suave pero persuasiva y constantemente insta a esa alma a tener la muerte mística”. Roberto Cooke fue llamado a promover la Gloria de Dios y su vida indica su respuesta por completo, desde de lo profundo de su espíritu”.

Yvon Beaudoin y Miguel Hughes, o.m.i.