Nació en La Mure (Alpes de Alta Provenza) el 8 de mayo de 1808
Tomó el hábito en Marsella el 6 de enero de 1828
Profesó en Marsella el 28 de junio de 1828 (nº 31)
Falleció en Saint-Just el 9 de julio de 1828.

Felipe Pedro Dumolard no hizo más que pasar por la Congregación. Nacido en La Mure, diócesis de Grenoble, el 8 de mayo de 1808. El 6 de enero de 1828 entró en el noviciado, entonces en el Calvario, con el padre Guibert como maestro de novicios. La enfermedad le atacó en seguida. El 15 de abril de 1828 el padre de Mazenod escribe al padre Guibert que misionaba en Nîmes: “Nuestro Dumolard nos causa inquietudes.Yo dudo que pueda escapar de esta horrible enfermedad, aunque ayer y hoy haya habido un poco de mejoría. Es una verdadera pena. Rece por este hijo que no cesa de edificarnos y que sin duda habría sido útil a la familia”.

El novicio hizo su oblación in articulo mortis la víspera de la fiesta de San Pedro porque, desde entonces se temía perderlo a cada instante. Falleció el 9 de julio de 1828. El Fundador escribe ese día al padre Courtès: “El Señor acaba de llamar a sí a nuestro muy querido hermano Felipe Dumolard, que conservó el conocimiento hasta el último momento y se aprovechó de ello para acumular méritos. Una de sus últimas oraciones se dirigió a san José para la conservación de todos sus hermanos: “San José, decía, obtenedles a todos una vida larga”. Para mí, solo pido una muerte semejante a la suya. Evidentemente solo había sido llamado entre nosotros para morir en la perfección del estado religioso. Renovó sus votos varias veces esta mañana, la última de su vida mortal. Murió en la más dulce paz de su alma, sin probar un solo momento el menor terror, sufriendo con una paciencia heroica los horribles tormentos de las llagas punzantes de que estaba cubierto; por eso, no temo para él el purgatorio; con todo, vosotros cumpliréis con los deberes que os impone la caridad de nuestras santas reglas. Rezad al mismo tiempo por mí, que siento siempre demasiado vivamente semejantes golpes. Humanamente hablando, hemos sufrido una gran pérdida; su espíritu era tan bueno como su corazón; pero ¡qué adelantado está en el cielo! Es también un intercesor, un nuevo anillo de nuestra cadena mística”. Sus restos descansan en el panteón de los Oblatos en nuestro cementerio de Aix.

YVON BEAUDOIN, O.M.I.