Nacimiento en: Rouen (Seine-Maritime), Francia, Julio 2, 1802.
Toma de hábito en: Billens, Suiza, Diciembre 28, 1830.
Ordenación sacerdotal en: Fribourg, Febrero 26, 1831.
Oblación en: Billens, Enero 6, 1832. (No. 48)
Muerte en: Jaffna, Septiembre 19, 1880.

 

Federico Pompeyo Mouchel nació en Rouen, el 2 de julio de 1802. Tenía casi dos años al fallecer su padre, algunos días después de ser nombrado administrador de las propiedades del Duque de Montmorency en Picardie.

A los cinco años de edad dejó a su madre y hermana para ir a vivir con sus abuelos en París y asistir a las escuelas a las que el Duque de Montmorency le enviaba. Realizó su educación elemental en la escuela del Sr. Raymond y la secundaria en la escuela Jesuita de Saint-Acheul. Posteriormente estuvo algunos meses como novicio en el noviciado Jesuita de Montrouge, que debió dejar por motivos de salud, continuando sus estudios de filosofía y teología en el seminario de Saint-Sulpice. Parece que durante sus años en el seminario enseñaba literatura en el colegio del Abad Poiloup, adonde el Obispo de Mazenod enviaría a su sobrino, Eugenio de Boisgelin, en 1837-1838.

Durante la revolución en julio de 1830, Federico fue enviado al seminario mayor en Fribourg con los seminaristas de París, donde conoció a algunos hermanos escolásticos Oblatos, que estuvieron en Septiembre-Octubre, antes de seguir a Billens. El Abad Mouchel fue con ellos a Billens e inició su noviciado el 28 de diciembre de 1830, siendo ordenado al sacerdocio en Fribourg por el Obispo Yenni, el 26 de febrero de 1831. El 19 de marzo de ese año el Padre de Mazenod escribió al Padre Mille, superior en Billens: “Deseo haga saber al Padre Mouchel cuánto comparto su felicidad y de mi satisfacción al enterarme de su edificante conducta en la comunidad.” (Letters to the Oblates of France, 1831-1836, Oblate Writings I, vol. 8, no. 387. pág. 17)

Después de su noviciado, el Padre Mouchel, tímido y a menudo desconcertado, tuvo dudas. El Padre Mille pidió consejo al Fundador, quien vio en el novicio una vocación verdadera. Hizo su oblación el 6 de enero de 1832.

Le Calvaire (1833-1836); Aix (1836-1837)
A principios de 1833, el Padre Mouchel recibió su obediencia para la comunidad Oblata de  Le Calvaire, donde escuchó confesiones en la iglesias y varias comunidades. En ocasiones ayudaba a los capellanes de Notre-Dame de la Garde.

En septiembre de 1836 el Superior General lo envió a Aix a reemplazar al Padre Martin, quien se encontraba enfermo. Con estas palabras lo presentó al Padre Courtès: “En primer lugar, le encomiendo a este Padre, creo es alguien solícito. Aquí tiene la confianza de muchos hombres quienes acuden a él para confesión; también confiesa a un gran número de mujeres; así, y aunque no es predicador, se hizo muy útil en esta pobre casa de Calvaire, donde hay tanto por hacer y tan pocos hombres aptos.” (Letters to the Oblates of France, 1831-1836, Oblate Writings I, vol. 8, no. 582. pág. 245)

En Aix, fue capellán en el hospital mayor y en el hospicio de enfermos mentales. A fines de 1836 el Obispo de Mazenod planeó enviarlo al seminario en Ajaccio. En la nota en su Diario del 24 de febrero de 1837, escribió: “Carta del Padre Mouchel. Me comunica de la forma más conmovedora su pensamiento, que es hacer todo lo que esté a su alcance para cumplir su tarea y acallar mi preocupación, dejándome en libertad de elegir el tipo de tarea que pueda realizar, al igual que el lugar adonde pueda enviarlo según las necesidades de la Congregación que sean de mi conocimiento. Los principios que proclama y ha elegido compartir conmigo para tranquilizarme, son lo que esperaría de alguien virtuoso y tan buen religioso como es él. Tengo buena disposición hacia él por el tacto con el que me comunicó esto, al pensar que yo podría estar perplejo por las complicaciones al asignar al personal, etc…”

Al Padre Courtès le entusiasmó conservar al Padre Mouchel en su comunidad. “Sería una gran pérdida para mí, pues es regular y con sentido común; encaja bien en una comunidad con miembros de mentalidad muy joven.” El Padre Mouchel fue invitado personalmente para asistir al Capítulo General, realizado del 4 al 8 de agosto de 1837, y a principios del siguiente octubre, recibió su obediencia para el seminario mayor de Ajaccio. El Padre Magnan había sido designado inicialmente para esta obediencia; el Padre Courtès en Aix tenía quejas sobre él constantemente. Sin embargo, al enterarse de su obediencia protestó que el Padre Magnan era quien más trabajaba y era el más útil en la comunidad. En consecuencia, sugirió se enviara al Padre Mouchel en su lugar: “Alguien excelente desde todos aspectos. No logra llevar la oración vespertina ni una vez… No habla provenzal y no escucha confesiones en la iglesia… Este hombre que hace poco o nada en Aix sería de mucha utilidad en un lugar como Ajaccio debido a su buena conducta, la regularidad de su vida, conocimiento teológico, etc.” (Diario de Mazenod, Octubre 9, 1837)

Ajaccio (1837-1843)
En una carta del 23 de octubre de 1836 al Obispo Casanelli d’Istria, el Obispo de Mazenod ya le había informado de la llegada del Padre Mouchel, diciendo que era “un individuo encantador, de buen sentido y piedad, alguien de lo más agradable, de conducta impecable, capaz de realizar cualquier tarea, no solo de ayudar al superior en sus demandantes tareas administrativas , sino quien además, debido a sus estudios especializados en hebreo y conocimiento de las Escrituras, podría enseñarlas, y de ser necesario, enseñar hebreo a los estudiantes que tuvieran interés en aprender el idioma.”

El Padre Mouchel llegó a Córcega en octubre de 1837. El Padre Guibert escribió que a partir del 27, el Padre Mouchel sería el tesorero y tendría clase de ceremonias dos veces a la semana; no estaba preparado para enseñar Sagradas Escrituras. El 19 de noviembre alabó la dedicación del tesorero: “Aquí”, dijo, “no hay mercado ni tiendas. El pobre tesorero se ve obligado a ir a la calle y detener a quienes pasan con mercancía. Le toma tres meses de trabajo obtener un año de provisiones; o mejor dicho, debe ir día a día.” Al escribir al Fundador el 2 de febrero de 1838, el superior hizo la siguiente descripción del Padre Mouchel: “Permítame comentarle del solaz que el buen Padre Mouchel nos brinda. Su personalidad es de bondad angelical, siempre de buen humor, sincero, correcto, agradable, regular y edificante. Estoy encantado con él como tesorero. Da mucha atención a los detalles y ninguno escapa a su vista, lo que es de gran importancia en una institución tan extensa como la nuestra. Este buen sacerdote ha encontrado su lugar. Está muy complacido de ser útil y poder contribuir de alguna forma. Debo admitir que nunca habría sospechado que tal tipo de talento y actitud estuviera latente en el Padre Mouchel. Es de lo más infortunado que no pueda hacerlo como profesor, aun cuando no carece de conocimiento ni juicio. Es tan extremadamente tímido, o mejor dicho, le afecta tanto el terror escénico al estar frente a una audiencia, que no solo se queda sin palabras, sino que su mente queda en blanco”.

Marsella, l’Osier, Parménie (1843-1847)
El Padre Mouchel trabajó en Córcega hasta principios de 1843. En el obituario del Padre  Mouchel, el Padre Fabre escribió que permaneció en Córcega por diez años. Algunos documentos contemporáneos contradicen esta aseveración. El febrero de 1843 el Fundador informó al Padre Moreau, superior en Ajaccio, que llamaría al Padre Mouchel al seminario mayor en Marsella. El capítulo local del 7 de junio de 1843 le asignó a la casa Oblata Le Calvaire. En mayo de 1844 recibió su obediencia para Notre-Dame de l’Osier, aunque residía en Parménie, santuario situado cerca de l’Osier y encomendado a los Oblatos de 1842 a 1856.

Según el reporte del Consejo General del 18 de septiembre de 1846, fue enviado a le Calvaire. “Este sacerdote cuya presencia no es de gran utilidad en la casa en l’Osier será más útil en Marsella. En la comunidad de Le Calvaire, edificará a través de su vida regular y al mismo tiempo, estará al servicio de las Hermanas de San Carlos.”

Tesorero en Nancy (1847-1849)
En 1847, debido al número de postulantes que ingresaron al noviciado como resultado de  la gira de reclutamiento vocacional por toda Francia del Padre Léonard Baveux (1846-1848), se estableció un segundo noviciado en Nancy. El Padre Mouchel fue nombrado tesorero del lugar, llegando el 1° de septiembre, seguido por el Padre Dassy, superior, quien llegó poco después. El Padre Dassy tuvo siempre la tendencia de juzgar duramente a sus colegas y encontró a su tesorero ser algo despilfarrador. El Fundador le escribió el 7 de diciembre: “Comprendo bien cuán molesto se encuentra por los hábitos de despilfarro del buen Padre Mouchel. Es un mal tesorero en todo sentido de la palabra, por lo que no le permitiré continuar en ese puesto; pero ahora, ¿quién lo reemplazará, con la escasez de personal en su casa? El sistema que ha adoptado durante la ausencia del superior, de apresurarse y hacer gastos que sabía no sería aprobados por éste, es una práctica detestable y contraria por completo a los principios de obediencia y pobreza. Es verdad que se le acusa a usted de llevar la parsimonia al extremo; se dice que ocasionó que su comunidad en  Lablachère muriera de inanición. Debemos evitar los extremos. Ciertamente no apruebo el mimo, pero no debemos provocar quejas al imponer la privación excesiva.” (Letters to the Oblates of France, 1843-1849, Oblate Writings I, vol. 10, no. 956, pág. 194)

Parece que ahí está la única falla no bien fundamentada que encontramos en las fuentes Oblatas, que impugna la virtud del Padre Mouchel. Aun cuando no era un talentoso profesor o predicador, siempre fue considerado un religioso modelo y querido doquiera que fuera. En su obituario, el Padre Fabre lo describió así: “La estatura del Padre Mouchel era un poco mayor al promedio. Aunque no de complexión robusta, siempre disfrutó buena salud desde que se unió a la Congregación. Su bondadosa apariencia, junto con la agradable simetría de sus rasgos, su andar y porte siempre digno, daba a su apariencia total algo agradable y atrayente hacia la gente. Podemos estar orgullosos de cuán agradable era el contacto frecuente con él. La conversación nunca decaía al estar él presente [….] En cuanto a lo que ocurría en la comunidad, su regularidad, obediencia y constancia en adquirir las virtudes que forjan a ferviente religioso, edificaban a sus compañeros…”

Ceylán (1849-1880)
Después de que los primeros Oblatos salieran a Ceylán en 1847, el Padre Mouchel nunca dejó de pedir ser enviado a ese país. Conoció al Padre Semeria en Suiza y Aix. Deseaba ir a las misiones en el extranjero, pero temía no poder adaptarse al frío clima de Norteamérica. El 9 de mayo de 1848, el Obispo de Mazenod escribió al Padre Semeria: “Creo que hablando inglés como lo hace, sería bueno para su misión. Este Padre es muy virtuoso y su atracción a las misiones con los no creyentes es muy marcada.” (Letters to Ceylon and Africa, 1847-1860) Oblate Writings I, vol. 4, no. 3, pág. 12)

El 28 de junio de 1848 el Consejo General asignó al Padre Mouchel a Ceylán. Junto con dos jóvenes sacerdotes, los Padres Félix Leydier y Juan Lebescou, se embarcó hacia Ceylán, el 23 de marzo de 1849. El organizador del viaje fue el Padre Mouchel y el Fundador quedó sorprendido por su capacidad. Escribió el 23 de marzo: “Nunca he visto tal celo, tal pasión como la del buen P. Mouchel. No creería todo lo que ha pasado, las excursiones realizadas, el trabajo para hacer de este viaje un éxito. No ha escatimado esfuerzo y debo decir que ha logrado exitosamente su objetivo. Y al mismo tiempo su forma agradable y perseverancia le ayudaron a conocer a ciertos caballeros con quienes debió tratar para preparar el viaje, quienes se mostraron completamente dedicados a él y a la tarea, para que podamos confiar en su bondad cuando hayamos de enviar a alguien más. Nuestro Padre Mouchel tiene constancia al hacer cualquier cosa y es además tan buen sacerdote, tan buen religioso, de tan buen carácter, que será un verdadero tesoro. Compartirá con usted las dificultades y concordamos en que no le desilusionará. Habla inglés bastante bien y está listo para aprender los demás idiomas que sean necesarios al ejercer su ministerio. Es de tal bondad que rió al escuchar de su temor de que fuera demasiado viejo para la difícil tarea de agacharse para hablar. Si le menciona esto, ría al respecto con él.” (Letters to the Oblates of France, 1843-1849, Oblate Writings I, vol. 10, no. 11, pp. 33-34)

En Ceylán, el Padre Mouchel fue nombrado primer asesor y admonitor del Padre Semeria. En sus primeros años recibió sucesivamente la responsabilidad de las misiones de Batticaloa, Kalpentyn, Point Pedro y Mannar. En el obituario del Padre Mouchel, el Padre Boisseau escribió: “En ese momento todo debía ser construido desde cero en el vicariato de Jaffna. Por falta de misioneros, la indiferencia de algunos y el escandaloso ejemplo de algunos otros, la mayoría de los cristianos se encontraban en un estado lamentable. La ignorancia de la verdad de la fe, la propaganda continua de los protestantes en ese tiempo, las supersticiones paganas y habituales prácticas de Goa, más o menos recubiertos de Jansenismo, eran los principales obstáculos para la religión [….] Si se añade a todo ello la soledad ocasionada por el pequeño número de misioneros, las dificultades incurridas por un imperfecto uso del idioma, la moral y costumbres del país, la falta de dinero, la situación casi completamente desgastada de las iglesias y rectorías, etc..  se tendría una pequeña idea del trabajo físico y moral que tuvieron que soportar los pioneros de nuestra Congregación en Ceylán. El Reverendo Padre Mouchel tuvo una gran parte de las dificultades que fueron el destino de nuestros mayores….”

En 1856, el Padre Mouchel enfermó de fiebre y úlceras en su cuerpo. El Padre Semeria le llamó a Jaffna nombrándolo pro-vicario para las misiones mientras iba a Europa a participar en el Capítulo General y ser consagrado obispo. Conservó el puesto durante las largas ausencias del Obispo Semeria para los Capítulos de 1861 y 1867.

El Padre Mouchel vivió en Jaffna desde 1856 hasta su muerte, actuando como consejero y colaborador de los Obispos Semeria y Bonjean. En 1863 tomó la tarea de construir un convento para las Hermanas de la Sagrada Familia de Bordeaux. Alrededor de 1870, renunció a cualquier ministerio, pues su sordera le impedía oír confesiones. El Padre Boisseau escribió: “Como miembro ordinario de la comunidad durante los últimos años de su vida, su muy escrupulosa observancia de la regla de la casa nos edificaba. Siempre levantado al primer repique de la campana, nunca le vimos ocioso. Leía mucho y en el tiempo de recreación gustaba de relacionarse con los demás a través de los temas edificantes e interesantes que encontraba en su lectura. Su conocimiento teológico era amplio y siempre estaba dispuesto a resolver cualquier problema que le presentáramos. Ingenioso y dotado de una vivaz disposición, el Padre Mouchel era el alma de nuestro tiempo de recreación…”

En 1880 su salud se deterioró rápidamente y falleció el 19 de septiembre.

Yvon Beaudoin, o.m.i.