Nacimiento en: Romans (Drôme), Agosto 15, 1835.
Toma de hábito en: N.-D. de l’Osier. Agosto 21, 1852.
Oblación en: Sicklinghall, Agosto 24, 1853 (N. 348).
Ordenación sacerdotal en: Ajaccio, Diciembre 17, 1859.
Muerte en: Lachine, Canadá, Agosto 5, 1912.

 

Calixto Mourier nació el 15 de agosto de 1835 en Romans, diócesis de Valence, Francia. Sus padres fueron Juan Calixto Mourier, terrateniente, y María Mélanie Monestier. Inició su noviciado en Notre-Dame de l’Osier el 21 de agosto de 1852, antes de concluir sus estudios en el seminario menor en Valence, continuando en Sicklinghall en 1853, donde tomó votos el 24 de agosto de 1853. En su reporte de septiembre de 1852, el maestro de novicios en Notre-Dame de l’Osier escribió: “Mourier, bueno en literatura, poeta, de virtud regular para un seminarista menor, buena aptitud en cuanto a la piedad… de carácter algo brusco, cortante, al menos en el exterior, en lo profundo es bueno, abierto, sincero; si no aquí, estaría en una academia militar.” Estudió filosofía y teología en Sicklinghall (1853-1858). Pasó algunos meses en Montolivet en la primavera de 1858. Al escribir sobre él, el P. Mouchette, moderador de los escolásticos, dice: “El Hermano se encuentra en un estado lastimoso, como obsesionado; en ocasiones parece haber perdido la cordura… es incapaz de lograr trabajar y sin embargo la ociosidad le es desastrosa… salió a Vico.” El Obispo Juan Sarrebayrousse, coadjutor de Ajaccio lo ordenó sacerdote el 17 de diciembre de 1859.

Fue profesor en Vico, Corsica (1859-1862), y posteriormente fue enviado a Canadá, donde vivió en Saint-Sauveur, Quebec (1862), el colegio Ottawa (1862-1863), Témisca­mingue (1863-1864), en la parroquia Saint Peter, Plattsburgh, New York (1864), de nuevo en el colegio Ottawa (1864-1866), en Betsiamites (1866-1875), en Notre-Dame en Hull (1875-1879), en Ville-Marie (1879-1897) y finalmente en Pointe-Bleue (1900-1906). El autor de su obituario dice: “Gracias al constante estudio formal, dominó los idiomas Montagnais y Algonquin, con los que logró realizar un bien inmenso a las almas … El ministerio del Padre Mourier no fue ostentoso y nunca llegó a los encabezados. Sin embargo, ¿quién puede medir el bien que realizó en la intimidad de su casa, en las chozas de los nativos, o en el confesionario? Debido a su disposición, fue una persona de gran paciencia, profunda humildad y lleno de amor por Dios y la Iglesia. Podemos confiar en que todo el bien logrado por nuestro misionero supera lo ordinario.”

Al sufrir de parálisis, se retiró al noviciado en Lachine (1906-1912), donde falleció el 5 de agosto de 1912. Fue sepultado en el cementerio Oblato en Richelieu.

Yvon Beaudoin y Gastón Carrière, o.m.i.