Poco después de su llegada a Nîmes en 1821, Mons. Claude-François-Marie Petit-Benoît de Chaffoy, ofreció a los Misioneros de Provenza el santuario de Notre-Dame de Grâce cerca de Rochefort, al oeste de Aviñón. Los Padres Eugenio de Mazenod y Enrique Tempier hicieron una visita a los lugares en la primavera de 1822, pero encontraron el santuario demasiado abandonado y a los misioneros demasiado escasos para empezar entonces una fundación.

En 1825 el P. de Mazenod recibió una nueva invitación para una fundación en Alès, ciudad situada a unos kilómetros al norte de Nîmes, a orillas de las Cevenas. Fue allá con el P. Mario Suzanne a comienzos de abril. El párroco ofrecía a los Padres una casita en alquiler desde donde irían a ayudar a los párrocos y a ocuparse de parroquias vacantes. El Fundador rehusó y obtuvo más bien de Mons. Chaffoy una casa provisional cerca del seminario mayor de Nîmes. Los Padres irían a misionar y serían “los ayudantes de campo” del Obispo (Mazenod a Tempier, 7-4-1825).

A su regreso a Marsella, el padre de Mazenod constituyó la comunidad: el P. Pedro Nolasco Mie, superior, el P. Juan Bautista Honorat y el diácono José Hipólito Guibert, que salieron ya el 16 de mayo pero no quedaron en Nîmes más que unos meses. Compartían con los profesores y los alumnos del seminario el refectorio y la capilla, y con ellos pasaban los recreos. Este trato cotidiano podía dar la esperanza de obtener vocaciones, y más teniendo en cuenta que los tres oblatos pasaban por ser hábiles reclutadores. Mons. de Chaffoy no se dejó pillar en la trampa y precisó en el decreto de erección de la casa que “dentro de tres años” permitiría “a los diocesanos asociarse a los trabajos de las misiones” (decreto de 25-4-1825). Antes del término de esa prohibición la comunidad fue a habitar en una nueva casa comprada en la primavera de 1827 y situada en medio del barrio protestante.

El personal rara vez pasó de tres padres y un hermano. El P. Mie, superior desde mayo de 1825 hasta abril de 1827, trabajó sobre todo con los padres Jacques Marcou y François-Noel Moreau . El P. Honorat, superior desde abril de 1827 hasta setiembre de 1830, tuvo como colaboradores a los padres Francisco Hermitte, José Martin y Guibert en 1828. Ejercieron su apostolado en las misiones parroquiales, en las cárceles sobre todo después de 1828 y en una capilla pública cerca de su casa en 1829-1830.

Comenzaron en el verano de 1825 con retiros de primera comunión a una congregación de hombres y a los detenidos. Con ocasión del jubileo de 1825-1826 dieron con éxito tres misiones: en San Andrés de Majencoules, en Notre-Dame de la Rouvière y en San Marcial. Los padres Suzanne, Alejandro Dupuy, Jacques Jeancard y más tarde el P. Domingo Albini les prestaron entonces ayuda. El 13 de diciembre de 1825 Mons. de Chaffoy podía ya escribir al P. Tempier: “Todas estas tierras están cambiadas y… los habitantes son una imagen de los fieles de los primeros siglos”. Por su parte, el 23 de diciembre de 1825 el P. de Mazenod escribía a Mons. Adinolfi , subsecretario de la Congregación de los Obispos y Regulares: Ahora los Oblatos “trabajan en las Cevenas donde desde san Francisco Regis tal vez no se han dado más misiones; y los protestantes de aquellas comarcas empiezan a volver al seno de la Iglesia…”

Como en las otras casas, los padres estaban en misión desde el mes de noviembre hasta Pascua. En varias cartas a los padres Mie y Honorat el Fundador les suplica que no trabajen tanto y que tomen descanso entre dos misiones. En efecto, fue en Nîmes donde cayeron enfermos los padres Marcou (+1826) y Suzanne (+1829) y el mismo padre Mie tuvo un ataque de apoplejía durante una misión (cf. Diario, 20-8-1838 y 1-3-1839).

En la primavera de 1828 Mons. de Chaffoy los encargó de las prisiones, que contaban más de mil prisioneros. El Fundador aceptó escribiendo al obispo el 10 de marzo: “La obediencia ha hecho tantos milagros como la fe”. Los padres Moreau y Guibert iniciaron ahí su ministerio con una misión en regla. El padre de Mazenod escribía al respecto el 11 de diciembre de 1830: “En Nîmes, a más del servicio de la iglesia y las difíciles misiones en las Cevenas, que están tapizadas de protestantes, el Obispo ha querido encargarlos del depósito de 1400 prisioneros condenados, especie degradada que no ha tenido noción alguna de moral y de religión hasta el momento en que fueron confiados a la caridad de los miembros de nuestra Congregación que han obrado, en esa guarida de bandidos, verdaderos milagros de conversiones” (carta al P. Grassi, s.j.).

La revolución de julio puso fin a ese apostolado. En Nîmes “como se habían juntado las pasiones religiosas a las pasiones políticas, escribe el P. Rey, los protestantes amenazaron al clero: el Obispo y los canónigos habían dejado la ciudad, los Misioneros insultados, perseguidos con gritos de muerte, se habían retirado a las casas de los sacerdotes en el campo” (REY, I, p. 489). El P. Honorat volvió en setiembre pero de nuevo fue obligado a huir disfrazado de peluquero. Se impuso el abandono de aquel establecimiento.

Durante varios años, el Fundador esperó poder volver allí. Aguardaba a que muriera Mons. Chaffoy, ya muy anciano (+ 1837). Pues, de hecho, era su vicario general, el Sr. Laresque quien prácticamente gobernaba la diócesis. Y este no quería el regreso de los Oblatos. Había fundado un grupo de misioneros de su agrado y trató incluso de retomar en nombre de la diócesis para dársela a ellos, la casa oblata que había sido alquilada (cf. Diario, 26 de enero y 17 de febrero de 1837).

Mons. J. F. M. Cart, sucesor de Mons. Chaffoy, entró solemnemente en Nîmes el 2 de julio de 1838. No hizo nada por volver a llamar a los Oblatos. El Fundador comprendió que ya no había que pensar en un establecimiento en esa diócesis. Una parte de la propiedad había sido pagada con el dinero de los diocesanos a raíz de una colecta. Sin embargo el P. de Mazenod había obtenido en 1827 (cf. carta a Mons. de Chaffoy en junio-julio) que los Oblatos fueran los propietarios, incluso si tuvieran que dejar la casa “por fuerza mayor, o sea por la voluntad del hombre sin demérito de parte de los Misioneros” (cf. Diario, 28-2 y 1-3-1839).

Nîmes, primera casa fuera de Provenza, había sido la ocasión en 1825 del cambio de nombre de la Congregación de los Misioneros de Provenza en el de Oblatos de San Carlos

YVON BEAUDOIN, O.M.I.