Fundación Inicial (1854 – 1856)
Cuando el Obispo de Mazenod envió a los Oblatos de vuelta a Brownsville en 1852, el Obispo Odin estaba muy consciente de la población mexicana que vivía en los ranchos y aldeas de Texas diseminados al norte del Río Grande entre Brownsville y Laredo, una distancia de 320 km en línea recta, pero el doble siguiendo los recodos del río. El Obispo Odin pidió al Padre Juan María Gaye, el Oblato con mayor fluidez en español, que visitara los ranchos y pueblos desde Brownsville e incluso hasta Laredo de ser posible, hasta conseguir suficientes sacerdotes para los centros de misión en los lugares mayores. Cuando dos o más Oblatos fueron transferidos de Galveston a Brownsville en marzo de 1853, el Padre Gaye pudo tener libertad para viajar a Laredo, como le solicitó el Obispo Odin y pasó un mes predicando una misión y ayudando a orientar a los sacerdotes diocesanos franceses que acababan de llegar al lugar para hacerse cargo de los residentes mexicanos. A su regreso a Brownsville, el Padre Gaye pasó dos meses en un viaje pausado al sur del río, dando los sacramentos a la gente en los pueblos pequeños en esa dirección, incluyendo Roma y la ciudad de Río Grande, en el condado Starr. Así dio inicio lo que se ha llegado a conocer en el sur de Texas como el “Sendero Oblato”. Ya fuera en vista de este circuito misionero o en algún otro momento, los Oblatos de Brownsville aceptaron incluir en sus visitas pastorales el Condado Starr, siguiente río arriba de su territorio de misión original.

En enero de 1854 el Padre Gaye realizó otra larga visita al Condado Starr y en marzo, tal vez por haberse recibido otro sacerdote en la casa de Brownsville, el Padre Gaye finalmente estableció su residencia en Roma, que tal vez no fuera aprobaba formalmente por los superiores Oblatos en Francia. Se eligió a Roma, pues era la cabecera principal de la navegación por barco hacia la provincia de México y el centro del condado sobre el río. El Padre Gaye estuvo solo en la nueva estación misionera hasta mayo, cuando se le unió el Padre Kéralum, enviado para construir una iglesia y para que uno de ellos saliera de gira a los ranchos, mientras el otro permanecía en el pueblo

A principios de 1855 uno de los Oblatos en Brownsville falleció durante una epidemia y se recibieron más solicitudes de ayuda de México, por lo que el Padre Verdet decidió viajar a Francia para solicitar personalmente más misioneros. Para entonces el Padre Gaye volvió a Brownsville, tal vez para apoyar al reducido número de sacerdotes, dejando solo al Padre Kéralum en la misión de Roma. El Consejo General encontró una solución distinta: en vez de enviar más misioneros, les ordenaron retirarse de la fundación de Roma en cuanto el obispo de Texas pudiera enviar un reemplazo. Puesto que Roma se localizaba a 160 km en línea recta de Brownsville y mucho más alejada al seguir el tortuoso río por barco o tierra, el Consejo consideró que la distancia afectaba la vida comunitaria; además, los Oblatos que se retiraran de Roma podrían ayudar en Brownsville o Galveston. El Padre Verdet informó de la decisión al obispo de Texas a su retorno en julio. La respuesta del Obispo Odin fue que no podría enviar un sacerdote sino hasta la siguiente primavera. El Padre Kéralum fue llamado de vuelta a Brownsville en octubre, siendo reemplazado por el Padre de Lustrac. Cuando a su vez el P. de Lustrac fue asignado a Galveston a fines de enero de 1856, el Padre Kéralum volvió a Roma hasta junio, cuando finalmente llegó un sacerdote diocesano.

El “Trío de Roma”: Padre Clos, Hermano Charret y compañeros (1867 – 1907)
Al ser expulsados de México una década después, la respuesta natural de los Oblatos fue volver al distrito de Roma, al que ya estaban acostumbrados y donde varios de ellos conocían el ministerio en el Río Grande. El distrito ahora era mucho mayor que antes, pues incluía no sólo al Condado Starr sino también al de Zapata, llegando hasta el antiguo pueblo de San Ignacio, antes de Laredo. El obispo de Texas estuvo sumamente complacido de ofrecer la misión de Roma a los Oblatos y la Administración General también “la aprobó con presteza”, asignando a los Oblatos que ya eran más que suficientes para Brownsville y las misiones cercanas. Debido a dicha contigüidad, los Oblatos de Brownsville y Roma decidieron que La Lomita fuera el topadero o punto de reunión entre los dos territorios de misión, en vez del límite del condado al oeste que había sido la división anterior. La Lomita era un rancho que tenía una pequeña capilla y casa en una de porciones de terreno de la época colonial que les había sido legado a los Oblatos en 1861. Puesto que estaba más cercano a Roma que a Brownsville y era propiedad de los Oblatos, aunque era casi un tercio del Condado Hidalgo y parte de la misión de Brownsville, ese tercio al oeste del Condado Hidalgo fue integrado al ya extenso distrito de misión de Roma.

En marzo de 1867, se instalaron en Roma los Padres “José María” Clos y Juan María Jaffrès y el Hermano “Pedrito” Charret. El Padre Clos era un experimentado misionero en la frontera mexicana, donde había trabajado al llegar en 1861. El Padre Clos y el Hermano  Charret serían compañeros en Roma por los siguientes cuarenta años. El Padre Jaffrès les acompañó los primeros trece años. Mucho después, el Padre Clos diría del Padre Jaffrès: “J’avais un aide sur qui je pouvais compter; pendant les ans qu’il resta avec moi il ne recula devant aucune difficulté; son cœur de breton ne connaissait qu’une chose: conquérir des âmes.” Una vez que los sacerdotes comenzaron a visitar el vasto distrito misionero que se les había encomendado, cayeron en la cuenta de que era demasiado para solo dos y escribieron directamente a Francia solicitando más ayuda. A fines de ese año se enviaron dos sacerdotes más a Texas y ambos fueron asignados a la misión de Roma en los meses siguientes, aunque uno fue transferido a las misiones en Brownsville en septiembre de 1869 y el otro no fue de gran ayuda. Ante tal situación, el Padre José Rieux, asistente en el mucho menor distrito de misión de los Oblatos en Agualeguas, a cerca de 38 km de Roma en el estado de Nuevo León en México, llegaba a Roma para ayudar hasta por 8 meses cada año.

En julio de 1880 el Padre Jaffrès y el tercer sacerdote en Roma mudaron su residencia a la Ciudad de Río Grande, para inaugurar ahí el nuevo centro de misión, que se les encomendó con lo que había sido la mitad al este de la misión de Roma. En 1881, el Padre “Julio” Piat, recién ordenado en Francia en 1879, fue asistente del Padre Clos en Roma, donde permaneció los siguientes veintisiete años. Los Padres Clos y Piat y el Hermano Charret fueron conocidos como “El Alegre Trío de Roma”. Al expandirse el ministerio de los Oblatos en Texas después de 1883,  el lejano distrito de Roma quedó como la expresión básica, si no mítica del ministerio de la “Caballería de Cristo” que le dio en 1911 el impactado director de la Sociedad de la Expansión Católica a los misioneros a caballo, al tomar la famosa fotografía en la que el Padre Piat era uno de los dos miembros sobrevivientes de las primeras generaciones de los  Oblatos.

Por al menos una década la Administración General en Francia había cuestionado seriamente continuar el ministerio de los Oblatos en la misión de Rio Grande, por lo que se había estancado el desarrollo material. En 1883 los Padres recibieron confirmación de que permanecerían en ella, pudiendo así planear el futuro. En 1885 el distrito misionero de Roma contaba con cerca de 6,500 personas, casi todas católicas mexicanas. Las tres aldeas principales eran Roma, San Ignacio y Randado, cada una con cerca de 600 personas. Las tres formaban más menos las tres esquinas del territorio de misión con la forma de un angosto triángulo invertido, con Roma en la base y las otras dos a cerca de 88 km al noroeste y norte de Roma, respectivamente. Por lo tanto, el ministerio abarcaba a todos los ranchos a lo largo de las tres aristas del triángulo. La única capilla fuera de Roma era San Ignacio, debido a la pobreza del área y las escasas visitas de sacerdotes. Sin embargo, la mayoría de las familias evitaban la escuela pública en Roma que enseñaba inglés, prefiriendo pagar lo que les era posible a maestros de habla hispana en escuelas privadas.

En 1887 los Oblatos construyeron un convento para las Hermanas de la Caridad del Verbo Encarnado para dar clases en las escuelas públicas de Roma, pero fueron retiradas en 1897 ante su insistencia de usar el hábito en clases. Para 1900 los Oblatos tenían capillas en Randado y en tres ranchos más además de San Ignacio. En 1907, a la muerte del Padre Clos y del Hermano Charret, el territorio de la misión de Roma aún incluía la mitad oeste del Condado Starr y todo el del Zapata, con al menos 80 ranchos para visitar. Se construyó después una capilla en Saliñeno. Todas las familias excepto seis, eran mexicanas católicas y el español era su idioma común. Los Oblatos se congratulaban de que todos los matrimonios fueran eclesiásticos y ninguno civil.

El Padre Régent y compañeros (1907 – 1938)
A la muerte del Padre Clos, el Padre Piat fue nombrado pastor de Roma por poco tiempo, pues pronto una generación de Oblatos recién ordenados se harían cargo. En 1904 llegó a Roma el Padre Eugenio Régent para ayudar a los Padres Clos y Piat, que ya estaban ancianos y con su ejemplo y experiencia, pronto diría: “j’aime les missions, la vie des Ranches.” En 1908 se transfirió al Padre Piat y el joven Padre Régent quedó como pastor. Con él, Roma y sus misiones tendrían de nuevo un pastor que se identificaría con ellos en las décadas siguientes. Más de una vez estuvo a cargo de todo el distrito misionero, por falta de personal. En forma sucesiva los provinciales y Asistentes Generales que llegaban de visita alababan cómo el Padre Régent y sus compañeros por temporadas, sabían cómo “garder intacte la haute réputation que Roma s’est acquise comme étant le théâtre incessant du zèle le plus intrépide de la part de tant des nôtres depuis 60 ans.”

Una de las acciones que realizaría el Padre Régent en 1910, fue dar la bienvenida nuevamente a las Hermanas de la Caridad del Verbo Encarnado. Pronto fueron sucedidas por las Hermanas de la Misericordia. La población del distrito misionero de Roma se incrementó cuando la Revolución Mexicana hizo que mucha gente, incluyendo sacerdotes, cruzara la frontera en 1913-1914, aunque el clero mexicano refugiado ayudó en forma temporal en el cuidado pastoral. El Padre Régent notó que algunos comerciantes locales continuaron sus arraigados hábitos de contrabando de artículos en la frontera, esta vez con los Carrancistas. En esa época, cuando el trayecto aún era a caballo, el sacerdote visitaba San Ignacio, la capilla más distante, una vez al mes, pasando una semana en el lugar para catequizar y predicar.

En 1926 se construyó otra capilla en Falcón junto al río, justo al cruzar el límite del Condado Zapata. Aunque para 1928 la situación socioeconómica había reducido el número de ranchos o pequeñas aldeas en la misión de Roma a casi la mitad, entre cuarenta o cincuenta, aún estaban en el mismo vasto territorio y cuando llovía era casi imposible transitar por automóvil la mayoría de los caminos de terracería. Debido a ello, Randado se visitaba una vez al mes y Zapata y San Ignacio dos veces al mes. En esta nueva etapa del automóvil, los sacerdotes solo se detenían ocasionalmente en otros ranchos, a menos que hubiera un matrimonio. Para entonces, las Hermanas además de dar clases en las escuelas públicas de Roma y a solicitud de las autoridades, también enseñaban en el cercano Los Sáenz. En 1938 y muy a su pesar, el Padre Régent dejó Roma. A su salida, el distrito misionero era prácticamente católico por completo, sin ninguna iglesia protestante.

Distrito de misión permanente (1938 – presente)
El hecho de que el distrito misionero de Roma conservara sus límites de 1880 hasta 1940, fue una muestra de la continuada pobreza relativa y de la falta de un importante desarrollo socioeconómico. Ese año el pequeño poblado de Randado en la parte norte de la ruta misionera fue retirado del distrito de Roma, dejando sólo las estaciones en los ranchos de El Sauz y Guerra o Colorado, junto a ese camino aislado. Al mismo tiempo, e implicando mucho más territorio, todo el Condado Zapata, exceptuando las dos capillas de Lopeño y Falcón, cercanas al límite del Condado Starr, se hizo la primera parroquia en Roma y Laredo, dejando a los dos sacerdotes en Roma las antiguas capillas de Los Sáenz, Saliñeno, Falcón y Lopeño. En los años siguientes construyó una capilla en Escobares (1945), entre Roma y la Ciudad de Río Grande, en reemplazo de las capillas de Lopeño y Falcón (1954-55). Los pueblos se mudaron al crearse la Reserva Falcón.

El Padre Pablo Lewis, pastor de 1938 a 1946 fundó los Catequistas de San Juan Bosco como congregación religiosa diocesana de trabajadores de catecismo y servicio social para ayudar a extender el ministerio de la iglesia a las aldeas dispersas. En 1955, como resultado de la labor de los sacerdotes y laicos, la comunidad completa de Roma-Los Sáenz y los pueblos inmediatos al sur del río seguía siendo mexicana católica casi por completo. Aunque más tarde ese año, la misión parroquial ya no contaba con catequistas religiosas y algunos evangelizadores protestantes comenzaron a aparecer; hubo incluso dos capillas protestantes por primea vez en Roma. En Lopeño, la misión más distante río arriba, había mucha actividad de los protestantes. La respuesta del Padre Carmelo Gagliardoni, fue traer a las Hermanas catequistas de México por dos meses para un trabajo intensivo puerta a puerta. También mandó construir una capilla en Falcón Heights y adquirió viejos edificios de escuelas públicas en La Rosita y Frontón, para utilizarlos como centros religiosos. Para entonces muchos trabajadores agrícolas habían migrado al norte en la temporada calurosa para trabajar en otras partes de los Estados Unidos. Cuando regresaban en el invierno, se oficiaba Misa dos veces al mes en las comunidades apartadas: los domingos en cinco capillas y un día entre semana en las demás seis estaciones. Otra innovación del Padre Gagliardoni en la misión fueron las misas entre semana. También se encargó de que hubiera catecismo semanal en todos los lugares.

El esfuerzo del Padre Gagliardoni de fortalecer espiritualmente a la gente fue hábilmente implementado por el joven Padre Hendrick Laenen, asignado a las capillas apartadas y las estaciones, logrando validar los matrimonios de muchas parejas que sólo estaban casadas por lo civil. También decidió dar más atención a las comunidades mayores para atraer más participación y comenzó a oficiar Misa todos los domingos en Los Sáenz. El Padre Laenen llegó de las misiones en Tehuantepec en México, encontrando que Roma era “aún una misión verdadera: con mucho por hacer sin saber cómo hacerlo, con un poco de incomodidad [inconve­niencia], mucha ignorancia en la gente y poca cooperación y resultados – en una palabra, una tarea realmente misionera.”

Métodos nuevos y antiguos
En 1960 el nuevo pastor, Padre Mauricio Buckley, continuó la renovación espiritual con nuevos métodos: introdujo a la parroquia el movimiento Cursillo con la ayuda del Padre Agustín  Petru; el programa “escuela religiosa en vacaciones” y programas de capacitación en catecismo en verano, con la ayuda de las Hermanas Victoria Noll; inició clubes de estudio y logró que la escuela pública “diera tiempo” para que él mismo diera clases de catecismo y Biblia y su asociado en preparatoria.

En 1965, al crearse la Diócesis de Brownsville a partir de la Diócesis de Corpus Christi, dejaron de estar a cargo de Roma las dos capillas de Lopeño y Falcón en el Condado Zapata, así como la apartada estación de Misa Guerra en el Condado Jim Hogg, las tres fuera de los límites de la nueva diócesis de Brownsville. Dos años después y debido al crecimiento de la población entre Roma y Ciudad Río Grande City, Escobares y La Rosita se hicieron una parroquia independiente, incluyendo la estación de El Sauz al norte. Por primera vez dichos cambios redujeron el distrito de misión de Roma para ya no tener estaciones en “el interior”, dejándole solamente sus establecimientos y capillas cerca de la carretera en el tercio oeste del Condado Starr.

Por la historia aquí narrada, no es de sorprender que desde el principio en Roma y sus misiones, los Oblatos hayan tenido tanto un sentido mítico como una reputación “de un mundo diferente”, que parece ser un carisma especial entre aquéllos elegidos que se enamoraron del ministerio y de la gente en esta “misión parroquial” única, que ha mantenido mucho más que otras las mismas características y retos que cuando comenzó hace ciento cincuenta años, aun cuando la gente y los Oblatos han sufrido cambios importantes. En los 1980 y principio de los ´90 el Padre Roy Snipes trajo un fuerte sentido de celebración de la herencia ranchera Oblata a la frontera mexicana y un impulso juvenil de “chico del campo” para re-energizar nuevamente la vida de la comunidad. Encontró la última versión de la aparente pobreza perpetua entre la mezcla de razas del Condado Starr, el comercio en la frontera y la cultura del contrabando en algunos, “un ambiente de pobreza e impotencia entre la gente honrada, encerrada y controlada por una cultura de impunidad, corrupción política y tráfico de drogas”. El Padre Snipes confrontó abiertamente la insidiosa cultura de drogas y con la misma importancia promovió una alternativa de atracción de los jóvenes a través de una fuerte participación en la iglesia como monaguillos mayores, obras litúrgicas, Boy Scouts y proyectos de servicio a la comunidad, al tiempo de apoyar la sorprendentemente fuerte tradición en Roma de enviar a sus jóvenes a estudiar la universidad en otros lugares. Roma, con sus comunidades alrededor de las capillas en Los Sáenz, Frontón, Saliñeno y Falcón Heights en uno de los condados más pobres de los Estados Unidos, sigue siendo  “una verdadera tarea misionera.”

Roberto Wright, o.m.i.