Nacimiento en Aubagne (Bocas del Ródano), 20 de mayo de 1810.
Toma de hábito en Billens, Suiza, el 29 de junio de 1831.
Oblación en Billens, 29 de junio de 1832 (nº 49).
Ordenación sacerdotal en Marsella, el 2 de junio de 1833.
Expulsión en octubre de 1836.

Joseph André Sicard nace en Aubagne, diócesis de Marsella, el 20 de mayo de 1810. En junio de 1831 se convierte en postulante, siendo enviado a Billens, donde toma el hábito el 29 de junio. El P. Mille, superior, le alaba por su buena conducta. El Fundador se alegra de ello, escribiendo el 17 de noviembre: “¡Viva Sicard!. He ahí un corazón dócil a las inspiraciones de la gracia. ¡Qué no promete su generosidad!. Oh, sí mi hijo, yo ratifico la promesa que tu has hecho a tu tan buen Dios, si tan ignorado y que apenas puede encontrar a un puñado de discípulos entre los hombres que ha rescatado con su sangre”. El novicio Sicard hace su oblación en Billens el 29 de junio de 1832.

A su regreso a Marsella a comienzos de 1833 junto con otros escolásticos, continuó sus estudios de Teología en el Seminario Mayor, residiendo en el Calvario. Es ordenado sacerdote por Mons. Eugenio de Mazenod en la capilla del Calvario el 2 de junio de 1833. En el informe del 20 de abril de 1834 escrito por los oblatos, el P. Casimir Aubert no tiene una buena consideración sobre él: Sicard “necesita más bien reformar sus ideas y el fondo de su carácter que la forma de cumplir con sus obligaciones. Él siempre ha amado el silencio, la soledad, la regularidad y jamás ha necesitado animársele en lo referente a la piedad, pero su carácter melancólico le lleva un poco a la desconfianza, su consciencia excesivamente tímida y meticulosa, tan mal formada además, que en ciertas circunstancias ha dudado en ciertos deberes incontestables, siendo tantos los puntos sobre los cuales era imposible no hacer condenación.

siendo demasiados los puntos sobre los cuales era imposible no hacer condena alguna. Creo que hacia este último tiempo se ha reformado el algunos aspectos, ha abjurado de su forma de ver para adoptar ideas más santas, y a pesar de las repugnancias que pudo sentir en la práctica, está bien resuelto a ir por otro camino y, sobre todo, a renunciar a sí por completo”.

En el mes de octubre de 1835 se le envía al Seminario Mayor de Ajaccio con el P. Albini. En una carta al Fundador del 8 de diciembre de 1835, el P. Albini escribe que el P. Sicard lo estaba haciendo bien como profesor. Una carta del 7 de agosto de 1836 tiene otro tono. El P. Albini informa al Fundador que el P. Sicard se encontraba a disgusto. El P. Guibert quería traerle junto a sí a Marsella y debería haberlo hecho. Y el P. Albini añadía que si el P. Sicard hubiera pasado más tiempo bajo la tutela del Fundador, Mons. de Mazenod quizá hubiera podido “reavivar, por su llama vivificante, la mecha, en caso de que ella aún humeara. Sufro, sin duda, por su frialdad y su taciturnidad por no decir más, pero lo toleraría todo en silencio si ciertos conductas por lo menos no me hicieran temer algo más grave…”

¿Qué ocurrió?. No sabemos. Tan sólo sabemos que por una carta del 21 de octubre de 1836, Mons. Eugenio de Mazenod, Vicario General de Marsella, lo puso en entredicho etiam a sacris, en toda la diócesis y, tras la confesión y arrepentimiento, se le podría permitir celebrar fuera de la diócesis. Al mismo tiempo se le expulsaba de la Congregación y se le dispensaba de los votos. La carta terminaba con estas palabras: “Rezo a Dios para que por un efecto de su misericordia, le haga salir del abismo donde se encuentra sumido y que le aparte de las maldiciones que su indigna conducta y su obstinación en el mal pudieran atraerle sobre su cabeza”. No se exponen las razones de la expulsión en el Registro de expulsiones, simplemente se dice: “Sicard Joseph André, expulsado”.

El abate Sicard fue excardinado de la diócesis el 9 de noviembre de 1836 y enviado a trabajar en la diócesis de Fréjus de donde, tras algún tiempo, el obispo le devolvió a su diócesis de origen.

En mayo-junio de 1838 el abate Sicard fue a ver a Mons. de Mazenod. Admitía sus faltas y pedía perdón. Quería volver a la diócesis e incluso presionó para ser readmitido en la Congregación. El Consejo General rechazó su petición (cfr. Diario de Eugenio de Mazenod, 11 de junio de 1838).
Por una carta del 15 de junio, Mons. de Mazenod autorizaba al P. Sicard a aceptar un puesto que le ofrecía el Sr. Sibour, Vicario General de Nimes.

Yvon Beaudoin, o.m.i.