Nacido en Grenoble (Isère), el 30 de agosto de 1825.
Toma de hábito en Notre-Dame de l’Osier, el 7 de octubre de 1846.
Oblación en Notre-Dame de l’Osier, el 10 de octubre de 1847 (nº 178).
Ordenación sacerdotal en Marsella, el 23 de septiembre de 1848.
Muerte en Dinant (Bélgica), el 11 de marzo de 1909.

Alexandre Soulerin nace en Grenoble el 30 de agosto de 1825. Hijo de Étiennete Meunier y de Auguste Soulerin. Cursa sus estudios secundarios con una maestra y en el Seminario Menor de Rondeau. Entra después en el Seminario Mayor de Grenoble. El 7 de agosto de 1846 toma el hábito en el noviciado de Notre-Dame de l’Osier, donde hace su Oblación el 10 de octubre de 1847. Tras un año de estudios teológicos en el Seminario Mayor de Marsella fue ordenado sacerdote por Mons. de Mazenod, el 23 de septiembre de 1848.

Destinado primeramente a Oregón, pasa su primer año académico de 1848-1849 con el P. Charles Bellon en el noviciado y el escolasticado de Saint Mary’s Monastery, cerca de Everingham (Inglaterra). Marchó después a Canadá, residiendo en San Pedro Apóstol, Montreal; pasó después varios meses en Galveston, Tejas, donde, sin permiso, le había mandado el P. Telmon, regresando a Montreal en 1850-1851. Trabajó después en los Santos Ángeles de Búfalo, de 1851 a 1855 en Nueva York, en 1855-1856 en la parroquia de San Pedro, Plattsburg, confiándosele después el cargo de profesor en la Universidad y Seminario Mayor de Ottawa, de 1856 a 1862.

Sin estar presente en el Capítulo General de diciembre de 1861, fue elegido Ecónomo General. En la sesión del Consejo General del 29 de abril de 1862, el P. Tempier sugirió que se confiara la tarea de Ecónomo General al P. Marc Sardou, mejor preparado para este trabajo, y designar al P. Soulerin quinto asistente, puesto no previsto en la Regla pero necesario para el Consejo, dado que el P. José Fabre, Superior General, iba a pasar algunos meses en Inglaterra, el P. Ambroise Vincens, Segundo Asistente, iba a estar ausente un año hacienda la visita canónica a los oblatos del Canadá y el P. Hipólito Courtès, Tercer Asistente, de edad ya avanzada y aquejado de distintas enfermedades, no asistía a las sesiones del Consejo desde que la Administración General se había trasladado a París. Esta iniciativa fue bien pronto confirmada como providencial, pues el P. Courtès falleció el 3 de junio de 1863 y el P. Vincens se ahogó en Maniwaki, Canadá, en agosto del mismo año.

El P. Soulerin residió en París de 1862 a 1867. Gracias a su numerosa correspondencia con el P. Fabre podemos saber muchos detalles interesantes del P. Tempier de anciano. En el Capítulo General de 1867, el P. Soulerin no fue reelegido Asistente. De 1867 a 1870, fue profesor del escolasticado de Autun; de 1870 a 1883 fue profesor y superior del Seminario Menor de Notre-Dame de Lumières y después le encontramos con los júniores de Diano Marina, Italia, entre 1883 y 1884, de Notre-Dame de l’Osier entre 1884 y 1887 y, de nuevo, en Notre-Dame de Lumières de 1887 a 1890. Permaneció en la Casa General de París de 1890 a 1904, fecha en que los oblatos fueron expulsados. Durante su primera estancia en Notre-Dame de Lumières, escribió una obra titulada, Pèlerinage de Notre-Dame de Lumières, Avignon, 1876, 142 págs. En París, después de 1890, publicó tres obras: Juniorats de la congrégation des Missionnaires Oblats de M.I., Directoire des maîtres, Directoire des élèves, Tours, 1891, 148 págs; Le R.P. Amorès y Carbonell, missionnaire Oblat de M.I., Bar-le-Duc, 1894, 96 págs y Le p. Laverlochère, missionnaire Oblat de M. I., apôtre de la Baie d’Hudson, París, 1895, 284 págs.

Pasó los últimos años de su vida en Dinant, Bélgica. En 1911 la revista Missions O.M.I., publicó un extenso informe del P. A. Dru sobre la casa del Sagrado Corazón de Dinant. Entre otras cosas se lee: “El 30 de mayo de 1904 llegaba a Dinant el venerado P. Soulerin, expulsado como los otros miembros de la Casa General. Vino a abrigar bajo nuestro techo su vejez y los últimos años de su vida. Su presencia es para nosotros un gran provecho. Este padre aportaba no solo los numerosos años pasados en la Congregación, sino una gran experiencia, de sólidas virtudes, que le hacían un modelo consumado y un consejero de confianza y, lo que le ensalzaba aún más, una amabilidad que le ganaba el corazón de todos. También el P. Soulerin era el director espiritual de la comunidad y de un gran número de sacerdotes de la ciudad y de los alrededores” (p. 178).

El P. Soulerin fallece de un cáncer intestinal el 11 de marzo de 1909. El P. Dru terminaba su informe diciendo: “¡Nuestro querido P. Soulerin (…) ocupaba un lugar tan grande en nuestra comunidad!. Su piedad, su recto juicio, su dulzura, su buen espíritu, siempre en guardia contra las novedades, su espíritu religioso hecho de obediencia y caridad, eran para la casa una continua predicación. Que desde lo alto del cielo rece por los que amó y edificó en la tierra”

Yvon Beaudoin, o.m.i.