Nacimiento en Montrigaud (Drôme), el 25 de octubre de 1825.
Toma de hábito en Notre-Dame de Lumières, el 31 de octubre de 1845.
Oblación en Notre-Dame de l’Osier, el 1 de noviembre de 1846 (nº 168).
Ordenación sacerdotal en Marsella, el 25 de mayo de 1850.
Muerte en Notre-Dame de Sion, el 5 de enero de 1891.

Joseph Vivier nace en Montrigaud, diócesis de Valence, el 25 de octubre de 1825. Es uno de los primeros alumnos del juniorado de Notre-Dame de Lumières en 1842 y allí es donde comienza su noviciado el 31 de octubre de 1845. Tras su oblación en Notre-Dame de l’Osier el 1 de noviembre de 1846, estudia filosofía y teología en el Seminario Mayor de Marsella, siendo ordenado sacerdote por Mons. de Mazenod el 25 de mayo de 1850.

En el mes de marzo de 1848 el Fundador se dispone a enviarle a Canadá junto con el P. Léonard Baveux, pero inmediatamente después de su ordenación el P. Vivier recibe obediencia para Ceilán, donde lo encontramos ya en el mes de agosto de 1850. Inicialmente estudió el tamil con el P. Joseph Ciamin, trabajando en el Vicariato de Jaffna. En 1856 se presentaron algunas denuncias contra él. Tras algunas pesquisas, Mons. Bettacchini dijo a Mons. Semeria que estaba obligado a suspender “a divinis” al P. Vivier, de acuerdo a la bula “Contra sollicitantes”. Para evitar un escándalo entre los fieles, le pide en su lugar enviar de vuelta a Europa al P. Vivier. Se examinó su caso en la sesión del Consejo General del 24 de octubre de 1856. En las actas de la sesión entre otras cosas se lee: “En una situación tal los padres de Ceilán creyeron plegarse al deseo del Vicario Apostólico enviando a Francia al compañero inculpado, a quien habían, en efecto, puesto en camino. Admitiendo totalmente la realidad de las numerosas acusaciones presentadas contra este desdichado, pensaban que no era tan culpable como se pretende hacer y piden en general su perdón (…). Tras un debate bastante largo y habiéndose comprendido los avisos, el Reverendísimo Padre General, queriendo hacer prevalecer la misericordia, convenció a su consejo para que no pronunciara aún la sentencia que merecería el culpable, sino que se le admitiera a la penitencia que humildemente solicita hacer y a mantenerle dentro de la Congregación si se muestra, por medio de una conversión sincera y total, digno de continuar siendo miembro”.

Al principio el P. Vivier permaneció en Notre-Dame de Lumières, siendo enviado después como predicador de misiones a Notre-Dame de l’Osier. En 1857, tras la muerte de Mons. Bettachini, solicitó regresar a Ceilán. Mons. de Mazenod aprobó su iniciativa. En una carta del 10 de octubre de 1857, escribió a Mons. Semeria: “El P. [Ambroise] Vincens no deja de decirme que el P. Vivier es menos culpable de lo que se piensa, que ha sido más imprudente que culpable en el gran asunto que se le ha provocado, que conoce a este padre más que a cualquier otra persona y que piensa que sería muy apropiado enviarle de nuevo a Ceilán, donde realmente hará mucho bien…”

Sin embargo, el P. Vivier se quedó en Francia, sobre todo como predicador de misiones en Notre-Dame de Bon Secours, Vico, Limoges y Notre-Dame de Cléry. De 1866 a 1874 fue profesor y director del escolasticado de Autun y más tarde, de 1874 hasta su muerte, enseñó literatura clásica en el juniorado de Notre-Dame de Sion. El P. Louis Le Jeune, que convivió con él en Sion, dice que el P. Vivier gozaba de una carácter feliz y “un exterior alegre, jovial , lleno de franqueza, de energía y de abandono (…). Una risa franca, cordial, comunicativa, a veces explosiva, animaba siempre sus recreaciones, alegraba a sus compañeros”.

Siempre observó fielmente la regla oblata y sentía una atracción especial por la simplicidad y la pobreza.

Cerca de un año antes de su muerte los nervios de su costado derecho sufrieron una especie de parálisis que encorvó su cuerpo y que afectó a sus facultades mentales. Falleció en Notre-Dame de Sion el 5 de enero de 1891.

Yvon Beaudoin, o.m.i.