CHINA

Giovanni Zevola, OMI

P. Giovanni Zevola, OMI

El Nuevo año Chino ha comenzado no demasiado bien. En pocos días hemos visto un cambio drástico desde la fiesta a la preocupación.

Hasta unos días antes del Nuevo Año (25 de enero), la mayoría de los chinos, como es su costumbre entes del periodo festivo, estaban atareados viajando a sus ciudades de origen, comprando, preparando el “gran día” para tener sus vacaciones. Para nosotros era exactamente lo mismo, con pocas actividades programadas aquí en Beijing. Habíamos a penas terminado las actividades en el centro para los emigrantes y en la Compañía Intercultural Mazenod. Por eso Johnny (P. Johnny RAKOTOARISOA) y yo estábamos ralentizando nuestro ritmo de trabajo. El P. Rey AMANCIO había regresado a Filipinas para encontrar a su familia y tener unas bien merecidas vacaciones.

Entonces, el “año de la rata” nos trajo una amarga sorpresa cuando empezamos a escuchar noticias sobre el brote de coronavirus. Literalmente en nada de tiempo, la ciudad entró en un “modo de pausa”: los viajes se suspendieron, no se podían organizar reuniones, los  mercados prácticamente cerrados y se pidió a la población que se quedaran en sus casas con las máscaras puestas en todo momento.

P. Johnny RAKOTOARISOA (izquierda), P. Rey AMANCIO (derecha)

Ciertamente todas estas precauciones ayudaron a prevenir una rápida difusión del coronavirus. Sin embargo, el hecho de que esto ocurrió durante las vacaciones del Nuevo Año provocó en la gente reacciones encontradas. Algunos no estaban contentos porque se perdieron un gran festival mientras que otros estaban demasiado preocupados, especialmente en las redes sociales (como WeChat) con todo tipo de noticias de las que era difícil distinguir entre la verdad y el rumor. De cualquier forma la mayoría de la gente parecía estar muy calmada permaneciendo en sus casas o moviéndose alrededor de sus dominios haciendo ejercicio.

Desde el 24 de enero la Diócesis de Beijing ha suspendido las misas en las iglesias o capillas y se nos informará más tarde cuándo es posible recuperar las actividades normales de la iglesia.

Por parte de los dos, estamos decididos a mantener la calma y continuar nuestras tareas diarias: oración  y Misa por la mañana (solo  para nosotros dos) y hacer nuestros turnos para preparar las comidas, sabiendo que será raro que tengamos visitantes. En este momento es difícil decir cómo evolucionarán las cosas. Intentamos mantener una visión positiva a la vez que observamos lo que pasa a nuestro alrededor.

Gracias a todos ustedes por su preocupación y apoyo. Oremos para que el Señor continúe bendiciendo y protegiendo a China y su gente.