Ariel Martínez MORALES, OMI (Presidente de CIAL)

La Sesión Conjunta con la Región de América Latina y el Caribe se celebró del 21 al 28 de agosto en Tepoztlán, Morelos, México. Asistieron a esta reunión miembros del Gobierno Central y el liderazgo de esta Región.

La Sesión Conjunta

En Tepoztlán, Morelos, México, nos hemos reunido 51 Misioneros Oblatos de María Inmaculada, pertenecientes a la región de América Latina y el Caribe y los miembros de la Administración general, para juntos compartir como vamos en la implementación de los mandatos del 37° Capítulo General y discernir como podemos responder a los desafíos de nuestro mundo actual.

Discernir las llamadas del Espíritu

Así, hemos iniciado nuestra sesión, compartiendo nuestra historia de vida y vocacional, para reafirmar nuestra pertenencia a la familia de san Eugenio de Mazenod, dirigida hoy en día por nuestro Superior General, Rev. P. Luis Ignacio Rois Alonso, OMI quien ha estado presente entre nosotros. En nuestra sesión hemos mirado, con el corazón, como se van implementando los mandatos del 37° Capítulo General y cuáles son nuestras oportunidades y desafíos, para luego identificar los ejes transversales y discernir las llamadas del Espíritu.

Peregrinación a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe

A la mitad de la sesión, hemos tenido la gracia de peregrinar a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, ahí hemos celebrado la Eucaristía, en acción de gracias para clausurar el año jubilar-vocacional que hemos vivido en México, por los 80 años de presencia oblata, y para pedir a María de Guadalupe su intercesión por nuestra sesión conjunta y por nuestra familia carismática.

“Te consagramos nuestras obras y misiones”

El Superior General en su reflexión en la Basílica de Guadalupe dijo lo siguiente: “¡Virgen de Guadalupe, en tu figura impresa en la tilma que hoy veneramos, queremos consagrarte nuestra Congregación de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada y todos los miembros de nuestra familia carismática! Te consagramos nuestras obras y misiones, los ancianos y los jóvenes, los sanos y los enfermos, nuestras comunidades y familias y también todas las personas a las que servimos y de una forma más particular a los pobres y más vulnerables que nos honran permitiéndonos estar a su servicio. Te confiamos nuestros sufrimientos y alegrías de misioneros sabiendo que tú los convertirás en anuncio alegre del Evangelio.”

Nuestra buena Madre sigue sonriendo a nuestra familia religiosa

Con esta consagración, hemos regresado al lugar de nuestra reunión para continuar con el trabajo, sabiendo que nuestra buena Madre sigue sonriendo a nuestra familia religiosa, como lo hizo con san Eugenio de Mazenod, nuestro fundador. Queremos ser, como san Juan Diego, sus enviados, para continuar con el anuncio de la Buena Nueva, para ser portadores de Esperanza en nuestro mundo, sobre todo con los más pobres y vulnerables. Agradecemos a todos los Oblatos que han participado en esta sesión conjunta. Nos ponemos bajo los ojos misericordiosos de nuestra Señora de Guadalupe para seguir siendo peregrinos de esperanza en comunión.