Nnaemeka ALI, OMI

El Superior General prosigue su peregrinación a la Provincia oblata de Notre-Dame-du-Cap, en Canadá. Una de las observaciones del Padre General fue la inmensidad de la misión de sus hermanos. Les recordó que no olvidaran el lugar de la vida comunitaria en su misión.

De un mar a otro

Si quieres entender porque el periodista francés Bernard Vaulx describió el centenario de la misión oblata «D’Une Mer à l’Autre (De un mar a otro)», es necesario visitar la misión donde trabajan los oblatos más jóvenes de la Provincia de Notre Dame-du-Cap. Esta frase de Vaulx es una adaptación del lema canadiense «A Mari Usque Ad Mare (de mar a mar)» y describe perfectamente la misión oblata en las orillas del norte del río San Lorenzo, un lugar de gran importancia en la diócesis de Baie-Comeau. Allí, seis jóvenes oblatos sirven a las comunidades de Pessamit, Sept-Îles, Maliotenam y desde Minganie hasta Pakua-Shipu.

Un peregrino entre sus hermanos

El Padre General commenzó su peregrinaje en Pessamit, una de las misiones oblatas más antiguas de la Costa Norte con un significado histórico debido a que fue fundada durante el tiempo del fundador.  Por esa razón, fue significativo que el Padre General iniciará su peregrinaje desde allí. Además, es la comunidad donde sirve Gérard BOUDREAULT, el misionero con más experiencia en la comunidad indígena Innu.  Desde allí, el padre Chicho se dirigió a Sept-Îles para estar con el padre Rejean VIGNEAULT, nativo de la Costa Norte, y su comunidad.

Mientras estuvo en Pessamit, visitó la comunidad Innu y el pueblo vecino de Ragneau antes de dirigirse a la región de Sept-Îles. Ya en la región de Sept-Îles, se encontró con las comunidades Innu donde sirven los padres Alfred RAVELOMAMPISANDRAIBE, de Madagascar, y Hermann TIMTIM, de Camerún. Después, el Padre General y el provincial fueron a la región de Minganie para estar con los oblatos que sirven allí: Krzysztof SZABLOWSKI, de Polonia, y Gérard TSETSHALAM, de Camerún.

A la escucha de sus hermanos del río San Lorenzo

Durante su visita, el padre Chicho se reunió con el equipo misionero y algunos oblatos asociados. Esta convivencia tuvo lugar en la parroquia de Marie Immaculée y fue un momento de fraternidad en el que el padre Chicho compartió algunas novedades de la Congregación y escuchó las experiencias de cada uno, tanto de los Oblatos profesos como de los asociados.

Una de las observaciones que hizo el Padre General fue que, a pesar de lo grande que es esta misión, es importante mantener una vida comunitaria para el bien de la Misión.  Este tiempo juntos como familia Mazenodiana en presencia del Padre General fue una afirmación para los asociados de su vocación y el papel que desempañan dentro de la familia Mazenodiana.

Un peregrino al ritmo de la fiesta

La Costa Norte es muy grande, pero el corazón de sus habitantes es aún más grande. Esto se evidencia en la cálida bienvenida que el P. Chicho recibió en cada comunidad que visitó. Por ejemplo, en su primera noche en Pessamit, así como en Sept-Îles, Maliotenam, Havre-Saint Pierre y Nutashkuan, recibió una calorosa bienvenida de esa comunidad de la Costa Norte.

Las comunidades de la Costa Norte trabajaron arduamente en la preparación de cada detalle antes de la visita del Padre General para que él pudiera conocer a todos los miembros de la comunidad, como sucedió en Natushkuan, donde se llevó a cabo un evento comunitario especialmente planeado para su visita.  Asimismo, los encuentros y las celebraciones en Havre-Saint Pierre, Maliotenam y Sept-Îles fueron memorables.