Magnificat

Durante las últimas semanas en Lesoto he escuchado en varias ocasiones el Evangelio de la visita de María a Isabel (Lc 1,39-56). Me he sentido como María, corriendo aprisa hacia la montaña para ponerme al servicio de los oblatos y la familia carismática que peregrina en Lesoto. Y como María me he sido confirmado en la misión recibida, mi corazón se ha llenado de alegría y con los que visitaba hemos comenzado a cantar el cántico profético, Magnificat, por las obras que el Señor hace en medio de nosotros. Nos hemos recordado mutuamente que nuestro carisma es bello y que vale la pena vivirlo con radicalidad superando todo aquello que puede impedir su brillo, todo aquello que pueda entorpecer el anuncio comunitario de Jesús. 

Me he sentido muy acompañado por la presencia del Beato José Gerard y la convicción de que un día será canonizado: esto también me llena de esperanza. Quizás él ya está haciendo el milagro más precioso de renovarnos en nuestra vocación. Rezamos para que la voluntad de Dios se pueda manifestar con un milagro que pueda ser reconocido por la Iglesia como signo que Dios quiere esa canonización.

Con los laicos y los oblatos de Lesoto he sentido la alegría por la reapertura de la casa de noviciado que ocurrirá en los primeros días de enero. Esta es una responsabilidad para todos, no solo para el equipo de formadores sino para cada uno de nosotros que debemos rezar por los novicios pero más importante todavía debemos dar testimonio con nuestras vidas de nuestra vocación. Dicho de esta manera, cada novicio en nuestra congregación tiene el derecho de ver en cada miembro de nuestra familia a alguien que vive enamorado de su vocación y de manera coherente el carisma recibido. Manos a la obra, abramos entre todos las puertas a este nuevo tiempo viviendo con más entrega y pasión nuestra misión de ser anuncio de Buena Nueva para los más pobres.

Reencontrando a los oblatos al servicio de toda la Congregación en Roma he comprobado cómo han caminado conmigo por las tierras de Lesoto. También hemos podido compartir con alegría los resultados de los encuentros de los Comités generales de los Hermanos, el de Finanzas y el de la JPIC. Todos ellos informarán al Consejo general de sus propuestas e iniciativas para ser cada vez mejores peregrinos de esperanza en comunión.

Quiero celebrar el día de Navidad en la Unidad más pequeña de nuestra Congregación: Turkmenistán. Estaré con ellos si Dios quiere del 22 al 28 de diciembre. En esta Misión, dos oblatos reabren el camino de la Iglesia en estas tierras a la vez que la representan en su servicio diplomático. Una Iglesia pequeña, una misión bella que nos recuerda que Jesús ha elegido nacer en la fragilidad, la pobreza y el cuidado de los más pequeños, dejándose cuidar por ellos. Acompañando a nuestros dos misioneros sé que nuestra familia carismática se unirá una vez más en esta nueva peregrinación para descubrir los desafíos misioneros de nuestros días. También tengo la esperanza de que algún misionero se anime a reforzar esta comunidad oblata. Vengamos todos al Belén de Turkmenistán para dejarnos sorprender por Dios que se nos hace peregrino cuando peregrinamos sembrando esperanza y comunión en el mundo.   

Sufragios por nuestros difuntos

Les pido sus oraciones por el descanso de la alma de nuestro hermano:

P. John SZKODZINSKI, OMI, de la Provincia de la Asunción, fallecido el 10 de diciembre de 2023, en Toronto (Canadá) a la edad de 85 años y 61 de oblación. Descanse en paz!

  

Luis Ignacio Rois Alonso, OMI
Superior general