Agustín Magloire Blanchet, hermano de Norberto Blanchet, nació el 22 de agosto de 1797 en Saint-Pierre-de-la-Rivière-du-Sud, Condado de Montmagny, Canadá. Al terminar sus estudios en el seminario mayor en Quebec, el Obispo J. O. Plessis lo ordenó al sacerdocio el 3 de junio de 1821. Fue asistente y pastor en Îles-de-la-Madeleine, en la Isla Cabo Breton y en algunas parroquias en la parte sur de Montreal. Fue nombrado obispo de Walla Walla (Estado de Washington) el 28 de Julio de 1846 y consagrado en Montreal el 27 de septiembre de ese año. En 1850, mudó la sede de Walla Walla a Nesqually (actualmente Seattle). Para recaudar fondos y encontrar misioneros, realizó un largo viaje a México, Sudamérica y Europa. Renunció en 1879. En esa época, su diócesis contaba con 12,000 católicos, 16 sacerdotes y cerca de 70 iglesias y misiones. Falleció en el hospital San José en Fort Vancouver el 25 de febrero de 1887. Sus restos descansan en un mausoleo en el cementerio Holyrood.
Al subir al episcopado en 1846, solicitó algunos Oblatos al Obispo Guigues, quien dirigió la petición al Obispo de Mazenod, que de inmediato envió al Padre Pascual Ricard, a los escolásticos Eugenio Casimiro Chirouse, Jorge Blanchet, Juan Carlos Pandosy y el hermano laico Celestino Verney. Al llegar a Nueva York el 12 de abril de 1847, los misioneros tuvieron su primera desilusión. El Obispo Magloire, quien se suponía los recibiría, no llegó. Por su cuenta realizaron el viaje de Nueva York a San Luis, en el estado de Missouri, donde se encontraron con el obispo el 16 de abril. Sin embargo, el obispo parecía molesto con su llegada y les dio una “más que fría” recepción. En su carta del 12 de febrero de 1848, el Obispo de Mazenod le confía lo anterior al Obispo Bourget, quien le respondió el 10 de abril: “El Obispo Magloire da la apariencia de ser muy frío… pero después de algún tiempo de estar con él, podrán juzgar mejor la bondad de su corazón”.

Poco a poco se presentaron dificultades más serias. El Obispo Magloire y su hermano Norberto eran conocidos por su sobresaliente espíritu apostólico, pero eran autoritarios y deseaban controlar todo personalmente: la administración financiera, al clero diocesano y religioso. Los Jesuitas que se encontraban en Oregon antes de la llegada de los Obispos, se fueron a California en 1850. Su superior, el Padre Accolti, escribió: “El Obispo de Walla Walla mantiene su autoridad con tenacidad inflexible […] Casi al llegar al país preguntó los nombres de nuestros sacerdotes a cargo de las varias misiones, y sin demora envió una carta personal a cada uno, instalándolo como misionero-pastor del lugar, limitando la jurisdicción de cada quien a su misión específica, sin ir más allá. Todo ello bajo la advertencia: hasta que dichos poderes sean revocados […] Además de ello, las posesiones de la misión son sin duda posesiones de la diócesis y le pertenecen al Obispo. Las casas y las Iglesias están sujetas al mismo derecho. El obispo se reserva el derecho de exigir un recuento del uso dado a los fondos recibidos de la Propagación de la Fe. Corresponde al obispo decidir si la misión está bien situada en uno u otro lugar […] He leído profusamente la historia de nuestras antiguas misiones en diferentes partes del mundo, pero nunca he encontrado algo así”.

El trato a los Oblatos de parte del Obispo Magloire fue por consiguiente. Se quejaba con el Obispo de Mazenod, quien aconsejaba a sus Oblatos practicar la paciencia. Sin embargo, solicitó al Cardenal Fransoni, Prefecto de la Propaganda, nombrar Obispo de Nesqually al Padre Ricard, donde los Oblatos tenían una misión. En 1850, fue el Obispo de Walla Walla quien fue transferido a Nesqually. Por consiguiente, el Obispo de Mazenod informó a la Propaganda que enviaría a sus hijos a otra diócesis. No era posible ya tolerar la “arrogancia” del Obispo Magloire, escribió el 8 de diciembre de 1851. El Cardenal Fransoni rogó al Fundador no llevar a cabo su plan, pues prácticamente los Oblatos eran los únicos que quedaban con el Obispo. Los Oblatos permanecieron en la diócesis de Nesqually hasta 1858. De ahí fueron a la diócesis del Obispo Demers en la Isla de Vancouver, después de la destrucción de sus misiones con los Yakimas y Cayuses, durante la guerra India-Americana.

En 1855, el Obispo Magloire viajó a Europa y pasó por Marsella. El Obispo de Mazenod escribió al Obispo Barnabò el 18 de diciembre de 1855: “Quizá cause risa a Su Excelencia escuchar que el Obispo Blanchet fue hospedado en mi casa. Le aseguro lo traté según me inspiró la caridad, como un hermano. Personalmente le llevé en mi carruaje y traté de ser tan amable como fue posible, como si nada hubiera ocurrido. La verdad y para ser justo, debo admitir que disfruté estar con él. Fue reservado al hablar de asuntos actuales y de las disputas que se han presentado entre él y los misioneros. El Obispo Blanchet resultó ser muy diferente a lo que sus cartas indicaban […] Es seguro que si deseamos hacer cosas por la Gloria de Dios, todos tendrán que hacer su parte y que sea posible decir que los Obispos son padres de los misioneros, no sus adversarios. Tengo la impresión de que el Obispo de Nesqually lo comprendió así.” (Oblate Writings I, vol. V, no. 49, pp. 103-104)

Yvon Beaudoin, o.m.i.