1. Primera fundación (1849-1851)
  2. Segunda fundación: construcción de un centro misionero (1852-1858)
  3. México (1858-1866)
  4. La Crisis: Esperanza Perdida en París, División Interna en Texas (1866-1883)
  5. La Primera Provincia de los E.U.: "Permiso para Vivir”, Apenas (1883-1903)
  6. La Segunda Provincia en E.U.: Parroquias, Segregación Social, Fin de la Era a Caballo (1904-1923)
  7. Enfoque en la Ciudad: Capillas Hermanas, Fin Gradual del Ministerio Ranchero (1924-1964)
  8. Catedral de la Nueva Diócesis, Iglesia de los Pobres (1965 - actualidad)

Primera fundación (1849-1851)

En 1849, el Padre Adrián Telmon, asumiendo que aún estaba autorizado para realizar la fundación de los Oblatos en los Estados Unidos después del fracaso del intento en Pittsburgh, aceptó la solicitud de Juan María Odin, primer obispo de Galveston (Texas), para que los Oblatos expandieran la presencia de la iglesia católica de Texas en el Valle del Río Grande. Llevando con él a los Padres Gaudet y Soulerin, al Hermano laico José Menthe, y el Hermano escolástico Pablo Gélot, el Padre Telmon envió temporalmente al Padre Gaudet y al Hermano Gélot a Galveston con el Obispo Odin, mientras él y sus otros dos compañeros iban por barco de Nueva Orleans a la desembocadura del Río Grande. Llegando a Punta Isabel el 3 de diciembre de 1849, llegaron a Brownsville, a 48 km de distancia, dos días más tarde.

Puesto que Brownsville era una ciudad nueva a la orilla norte del Río Grande, que recién se convertía en el límite internacional entre los Estados Unidos y México como resultado de la Guerra entre los dos países en 1846-1848, aún no había iglesia católica ni residencia de religiosos. Los ranchos del área tenían capilla familiar cada uno, pero la gente de lo que se acababa de convertir en el lado texano del río, había dependido tradicionalmente de los sacerdotes de Matamoros, del lado mexicano, justo al otro lado del río. Dada su ubicación en la nueva frontera internacional, en la que el Río Grande fluía hacia el Golfo de México, Brownsville, con su puerto de Punta Isabel, fue desde el principio un importante centro comercial y administrativo para toda la región del Río Grande de Texas y México, que se extendía a lo largo del río. Como tal, en especial en los primeros años en los que las estructuras políticas, civiles y económicas de los Estados Unidos apenas se establecían en la región, atrajo a muchos aventureros europeos y americanos, con poco interés en la religión, en lo que había sido y seguía siendo una parte católica rural tradicional mexicana.

Al principio los tres Oblatos tuvieron muy poco apoyo, incluso de los mexicanos, que tradicionalmente tenían mucho respeto por los sacerdotes. Los Oblatos atribuyeron la timidez inicial de los mexicanos a escuchar que los sacerdotes hablaban en inglés, titubeante como era, que los Oblatos dijeron hizo que los mexicanos creyeran que no eran realmente católicos. Igual de importante, si no más, puede haber sido el hecho de que un sacerdote irlandés vagabundo había estado en Brownsville poco antes de la llegada de los Oblatos y su mala conducta había llevado a que la gente lo expulsara. Después de tres meses, los Oblatos perdieron el edificio que les habían prestado como capilla y no se podían dar el lujo de aumentar sus gastos de alojamiento. Esperando que la gente del pueblo aprendiera una lección, los misioneros aceptaron con agradecimiento la hospitalidad de un devoto oficial franco-americano y su familia en el cuartel militar de los E.U. por seis semanas. Durante su estancia con el militar, la gente de Brownsville no tuvo Misa, pues el público general no tenía acceso al cuartel. En ese tiempo los sacerdotes iban río arriba a servir los demás puestos militares de los E.U. en la frontera internacional, probablemente en barcos de vapor que había en el Río Grande desde la guerra México-E.U. El Obispo Odin encomendó a los Oblatos la atención pastoral de todo el condado, que abarcaba 120 km río arriba y una distancia mayor al norte, a lo largo de la costa de Texas. Aunque aparentemente los sacerdotes no podían visitar todo el condado, encontraban solaz en la piadosa bienvenida que recibían en sus viajes semanales a la capilla Mariana en el pueblo cercano de Santa Rita, que habitaban los tradicionales devotos católicos mexicanos.

Poco a poco, al mejorar el orden civil y que los misioneros comenzaron a hablar español, se ganaron más la confianza de la gente de Brownsville. Pudieron comenzar de nuevo celebrando Misa en la ciudad el Jueves Santo, en una pequeña casa que les daban sin costo, y para fines de junio se las arreglaron para comprar una propiedad a crédito y construir una pequeña iglesia de madera, a la que llamaron Santa María. En forma regular tenían servicios eclesiásticos por separado en inglés y español. Para septiembre comenzaban la construcción de una escuela para niños y esperaban conseguir religiosas para construir una para niñas. Irónicamente, justo cuando todo parecía más prometedor, las cartas de los Oblatos de Brownsville y Galveston en las que describían la difícil situación en ambos lugares, finalmente llegaban a Francia. Sin saber de los adelantos más recientes, el Consejo General decidió llamar a Canadá al Padre Soulerin que se encontraba en Brownsville y al Padre Gaudet en Galveston, dejando sólo al Padre Telmon como responsable de Brownsville. Después de la salida del Padre Soulerin el 14 de noviembre, el Padre Telmon siguió trabajando, hasta que sintió no poder sostener su puesto aislado, debido a su salud debilitada. Finalmente salió el 22 de enero de 1851.

Segunda fundación: construcción de un centro misionero (1852-1858)

El Obispo Odin se encontraba profundamente desilusionado, pero no listo para darse por vencido. Muy necesitado de sacerdotes, religiosos y ayuda financiera, salió a una gira por Europa en 1851. En Marsella, imploró al Fundador ir a ayudar a Texas con dos objetivos principales: volver al Valle del Río Grande e iniciar un colegio-seminario en Galveston. El Obispo de Mazenod tuvo una respuesta generosa, con el mayor grupo de misioneros que había enviado: seis sacerdotes y un Hermano laico. Todos eran muy jóvenes, de entre 24 a 34 años de edad. Como superior eligió al Padre Juan María Verdet, que había sido ordenado solo tres años antes y los otros cinco sacerdotes ordenados en febrero de 1852, justo antes de su salida y el Hermano Pedro Roudet, quien había hecho su profesión en diciembre. Estos siete hombres tuvieron un largo y profundo impacto en la misión Oblata en Texas, donde todos permanecieron por el resto de sus vidas. Cuatro de ellos trabajaron hasta terminar el siglo: los Padres Hipólito Olivier, Pedro Parisot, Étienne Vignolle, y el Hermano Roudet; los dos restantes, los Padres Juan María Gaye y Pedro Kéralum, sirvieron treinta y veinte años, respectivamente.

Puesto que el área de Río Grande se reportaba en agitación debido a la revolución del lado mexicano del río – que se repitió a menudo en los años siguientes – el Obispo Odin hizo que al principio todos los Oblatos fueran a Galveston, adonde llegaron en mayo de 1852 y se dedicaron a estudiar inglés y español, al tiempo que cubrían las necesidades ministeriales. El Padre Gaye pronto demostró un don especial con el español y la cultura mexicana; se convirtió en el Oblato pionero en todas, excepto una de las nuevas iniciativas misioneras con los mexicanos en Texas y México por los siguientes treinta años. Los Padres Gaye, Verdet, Olivier, y el Hermano Roudet salieron hacia Brownsville en octubre. En febrero de 1853 el Padre Kéralum y el Padre Bartolomeo Duperray, sacerdote diocesano ordenado en Francia, que se hizo postulante Oblato en Galveston, también se mudaron a Brownsville. Con ellos fueron también las Hermanas del Verbo Encarnado y del Santísimo Sacramento, reclutadas por el Obispo Odin de Francia para abrir la primer academia católica de niñas en el Valle del Río Grande. Tanto las religiosas como la escuela siguen actualmente en Brownsville. Los mismos Oblatos tuvieron una sencilla escuela para niños por un breve lapso, suspendiéndolo a la muerte del Padre Duperray por una epidemia a principios de 1855; afirmaron que este ministerio tenía un efecto adverso en la salud de los Oblatos que trabajaban como maestros.

Desde el principio, la casa en Brownsville también fue el noviciado para los sacerdotes diocesanos de origen francés que pedían unirse a los Oblatos y para los candidatos a Hermanos de la gente mexicana. Pero el Padre Duperray, otro joven sacerdote francés que se hizo Oblato y el primer novicio mexicano a ser Hermano, murieron durante las epidemias en los años 1850. En los 1860 un novicio mexicano para ser Hermano salió a los tres meses y un sacerdote diocesano francés mayor dejó el noviciado luego de cuatro meses. No hay registro conocido de más postulantes hasta los 1890.

El Padre Kéralum, arquitecto y carpintero comercial antes de unirse a los Oblatos, fue probablemente transferido a Brownsville no solo para ayudar en el ministerio pastoral, sino también en vista de la necesidad de ayudar al Padre Verdet, quien era un constructor experimentado, y el Hermano Roudet constructor de residencias, iglesias y escuelas en el vasto distrito de misión de Brownsville, comenzando en la ciudad misma. Entre 1853 y 1861 los Oblatos construyeron el convento y escuela de las Hermanas, la iglesia de la Inmaculada Concepción, que fue la iglesia madre del territorio de misión de Brownsville y finalmente su propia residencia. La iglesia neo-Gótica y su gran rectoría siguen en uso actualmente.

Como el Fundador mismo escribió más adelante, la nueva fundación parroquial en Brownsville tenía la intención de ser el centro misionero para los lugares circundantes de lo que eran entonces los grandes condados de Cameron e Hidalgo (ahora subdivididos en los condados de Cameron, Hidalgo, Willacy, Kenedy, y parte de Brooks). Al aumentar su número, los Oblatos iniciaron circuitos mayores de visita a lo largo del Río Grande y al interior, que aprendieron a llamar “La Costa,” al ser paralelo a la Costa del Golfo (La Costa) por más de 160 km al norte. En 1853 aceptaron la solicitud del Obispo de expandir su territorio de misión más al oeste del Rio Grande, para incluir el Condado Starr, donde el Padre Gaye estableció una residencia misionera en Roma, en 1854. Cuando el Padre Verdet viajó a Francia en 1855 para pedir más Oblatos, la respuesta del Consejo General fue ordenar el retiro de los Oblatos de Roma en cuanto el obispo de Texas pudiera enviar un sacerdote. El Padre Kéralum, último Oblato en Roma, entregó la parroquia en junio de 1856. El tiempo fue fortuito en un sentido triste, pues el Padre Verdet se ahogó en un naufragio en la costa de Luisiana en agosto de 1856, cuando adquiría materiales para la construcción de la iglesia en Brownsville. Al haber salido recientemente de Roma, el Padre Kéralum estaba disponible en Brownsville para terminar el proyecto del Padre Verdet.

Cuando los Oblatos decidieron dejar el ministerio escolar en Galveston en 1857, se suponía que la misión de Brownsville se beneficiaría, en particular el proyecto de expandirse hacia México. Cinco de los siete religiosos en Galveston fueron transferidos a Brownsville, incluyendo al Padre Gaudet, que había regresado a Galveston a fines de 1856 como nuevo superior de los Oblatos en Texas, a la muerte del Padre Verdet. Los Padres Parisot y Vignolle, del grupo original enviados de Francia en 1852, el Padre de Lustrac y el Hermano Copeland, se habían unido a los Oblatos en Galveston. Pero no mucho después de que el Padre Parisot llegara a Brownsville en octubre de 1857, hubo una petición urgente del Obispo de que él y el Padre Gaye fueran enviados en forma temporal, respectivamente, de las iglesias católicas de San Antonio, donde se hablaba inglés y español, mientras regresaba su pastor. Los Oblatos esperaban que el obispo decidiera conservarlos en esa importante ciudad, pero no sería así. El Padre Gaudet, como superior en Brownsville, estaba ocupado en su mayor parte con asuntos administrativos e internos de los Oblatos y supervisando, aunque no participando en forma activa del ministerio externo.

México (1858-1866)
Así entonces, fue hasta que los Padres Gaye y Parisot regresaron a Brownsville después de mayo de 1858, que hubo más de tres o cuatro sacerdotes disponibles para el ministerio del lugar, por vez primera desde el establecimiento de la residencia en Roma, en 1854. Después de que el Padre Lustrac muriera en otra epidemia en octubre de 1858, aún había cinco sacerdotes, todos del grupo original de 1852, bajo la dirección del Padre Gaudet. Aunque era un poco más que el mínimo necesitado para trabajar con las congregaciones que hablaban inglés y español en Brownsville y visitando regularmente todos los pueblos y ranchos de los condados de Cameron e Hidalgo, los Oblatos aceptaron de inmediato un ofrecimiento que les hicieron. Por varios años habían recibido solicitudes de dar ayuda a los pocos clérigos en la gran ciudad de Matamoros, cruzando directamente el Río Grande y en otras ciudades de la frontera mexicana. Después de salir de Roma, el Padre Gaye había ayudado temporalmente al pastor de Matamoros, el Padre Músquiz, en diciembre de 1855 y enero de 1856, antes de ser enviado a una larga gira de colecta en México, para la construcción de la iglesia en Brownsville. Al regresar de San Antonio a mediados de 1858, Gaye fue solicitado por el pastor de Matamoros, quien también era el deán eclesiástico del norte de Tamaulipas, estado mexicano que incluía a todas las ciudades de la frontera, para predicar una misión de un mes en uno de los pueblos del interior. Al terminar la misión, solicitaron al Padre Gaye hacerse cargo aunque no de título, de la gran parroquia de Matamoros, puesto que el pastor estaba buscando retirarse.

El Obispo de Mazenod siempre había esperado fervientemente que la fundación de Rio Grande tuviera consecuencias importantes para México. Los Oblatos aceptaron la administración de Matamoros, donde permaneció el Padre Gaye hasta fines de 1864, con la ayuda de varios asistentes. A fines de 1860 y principios de 1861, el Padre Parisot se ocupó de la ciudad de Reynosa a 96 km río arriba del Río Grande en el lado mexicano, que carecía de clero. Mientras que el Padre Verdet no había podido obtener más Oblatos para el lado texano de la misión de Río Grande en 1855, el ministerio en Matamoros e invitaciones a estar en otros lugares de México, finalmente movió al Fundador a enviar a dos sacerdotes, Francisco Sivy y José Rieux, en diciembre de 1859 y tres más – Juan Eugenio Schumacher, Juan Maurel, y Juan María Clos – en 1861. Los Padres Sivy y Schumacher murieron en otra epidemia en 1862, pero los tres restantes trabajaron a lo largo del Río Grande por mucho tiempo.

Con este refuerzo, el veterano Padre Olivier llevó al recién llegado Padre Sivy con él para hacerse cargo de la parroquia de Ciudad Victoria, capital de Tamaulipas a 300 km al sur de Brownsville, pero fueron expulsados a fines de ese año por las autoridades Liberales que habían establecido su dominio político en México. El Padre Gaye salió del animado y cosmopolita Matamoros a fines de 1864 para ayudar y eventualmente reemplazar al antiguo pastor diocesano mexicano en el pequeño pueblo de Agualeguas, a 64 km al suroeste de Roma, en el vecino estado mexicano de Nuevo León. Aparentemente en esa ocasión, las autoridades de los Oblatos no se preocuparon de que esta nueva asignación estuviera bastante alejada de Brownsville, en tanto fuera en México y cercano a la frontera. Agualeguas estaba alejado de las carreteras principales, muy “insignificante” para que los Liberales mexicanos tomaran en serio disputarlo a los clérigos franceses. El Padre Gaye y su compañero eventual, el Padre Rieux, permanecieron felizmente en el lugar por dos décadas, a cargo de Agualeguas y dos o tres pueblos cercanos.

Las Guerras Civiles tanto en los Estados Unidos y México entre 1860 y 1866, incluyendo la Intervención Francesa en México trajeron dificultades no sólo a la gente sino también bloqueos marítimos a los puertos de Texas, que dieron mayor importancia a Matamoros y Bagdad, su puerto. La simpatía de los Oblatos como sacerdotes franceses al sur de los Estados Unidos, estaba con el lado perdedor de los conflictos civiles en ambos países. La situación de guerra hizo que la comunicación con los superiores Oblatos en Francia fuera irregular y tardada, bloqueando también cualquier movimiento de personal de o a la misión de Brownsville. Con el restablecimiento de la comunicación regular al finalizar la Guerra Civil en E.U. en 1865, los Oblatos de la misión de Brownsville buscaron expandir su trabajo en México, respondiendo a las invitaciones de varios Obispos. Manifestando que los ochos sacerdotes (no incluyendo al Vicario, Padre Gaudet), eran ya para entonces de edad mediana, y tenían mucho trabajo en los ministerios en Matamoros, Brownsville y Agualeguas, con todos los pueblos y ranchos anexos y que el campo de acción en México estaba listo para la cosecha, persuadieron al Padre General Fabre de enviar a tres sacerdotes más a fines de 1865, incluyendo a los Padres José Malmartel y el recién ordenado Juan María Jaffrès. Casi acababan de llegar los nuevos enviados cuando los Oblatos fueron expulsados de Matamoros en 1866 por el nuevo régimen Liberal triunfante. Esta evidencia aplastante de la realidad política en México dio por terminado cualquier pensamiento de trabajar en el lugar en el futuro inmediato, más allá del casi oculto ministerio en Agualeguas. Los Oblatos siguieron deseando poder responder al llamado urgente de ayuda de la iglesia mexicana, como cuando el Padre “Esteban” Vignolle fue pastor de la parroquia de Reynosa por seis meses en 1867.

La Crisis: Esperanza Perdida en París, División Interna en Texas (1866-1883)
Con la puerta cerrada hacia México, los Oblatos locales volvieron los ojos de nuevo a Texas. Recibían invitaciones para expandir su ministerio ahí, y estaban a favor de establecer una base más fuerte como San Antonio, fuera de su amado Valle del Río Grande, aparentemente ignorado por el progreso del estado. Pero sin México, la Administración General no estaba dispuesta a nuevas fundaciones en Texas. Se dedicaron a un extenso debate interno acerca de si permanecer o no en el lugar y eventualmente buscaron una forma para retirarse dignamente, pues consideraron que la misión era muy aislada y de desarrollo poco probable. Así fue cuando se estableció el Vicariato de Brownsville en 1874, cubriendo todo el sur de Texas, con un obispo de E.U. proveniente de Alabama. Los Oblatos habían recibido la solicitud de permitir que uno de ellos fuera el primer Vicario Apostólico, pero la Administración General prefería retirarse por completo de esta misión. Sólo permanecieron porque el nuevo obispo no podría reemplazar de inmediato a los

Oblatos; si otra congregación religiosa pudiera tomar la misión, la entregarían gustosos.

Era evidente el cambio de actitud. Mientras que 23 Oblatos habían sido enviados a Texas entre 1852 y 1865, sólo 10 fueron enviados entre 1866 y 1883, en mayor parte para que los Oblatos en el lugar no se sintieran abandonados por completo. Los diez llegados fueron casi igualados por las 8 partidas. El Padre Vandenberghe reemplazó al Padre Gaudet como superior en 1874, dos de los sacerdotes recién llegados no fueron adecuados; uno de los Hermanos salió de los Oblatos; y dos sacerdotes traídos como maestros se fueron después de un año. Pero la partida que más profundo tocó en forma simbólica, fue la desaparición del Padre Kéralum en 1872 (ver la anotación Kéralum). Durante sus veinte años en las misiones de Brownsville, “el santo Padre Pedrito” se había convertido en alguien querido por todos, laicos y Oblatos por igual, no tanto por sus habilidades obvias en construcción, sino por su humildad, bondad y dedicación más evidente, en el trayecto de su gran circuito de visitas a ranchos. Cuando no volvió de uno de ellos, su pérdida inexplicable parecía ser un síntoma del desaliento de la época.

Pero al menos el debate acerca de la situación de la misión de Texas evitó que el Consejo General transfiriera a los Oblatos a otro lugar, a menos que no fueran adecuados. Después de la expulsión de Matamoros en 1866, había diez sacerdotes y tres Hermanos en la residencia atestada de Brownsville, además de los dos sacerdotes en Agualeguas. En forma natural, sus ojos volvían a las misiones río arriba, más allá de su propio distrito de Brownsville, es decir, el distrito de misión de Roma, donde habían trabajado brevemente una década antes. Dicho distrito incluía ahora los condados de Starr y Zapata, llegando hasta el pueblo de San Ignacio, antes de Laredo. El obispo de Texas estaba muy contento de ofrecer esta misión en Roma a los Oblatos, que la Administración General también “aprobó con mucha celeridad”. En sus mentes, no era en realidad abrir una nueva misión, sino una extensión natural de la de Brownsville, que había tenido la ventaja de colocar a los Oblatos cerca del distrito de Agualeguas. Con el establecimiento del centro misionero de Roma, el territorio de la misión de Brownsville en realidad se reducía un poco, puesto que la línea divisoria quedó en La Lomita, quitando un tercio al oeste del Condado Hidalgo de la misión de Brownsville. La Lomita era un rancho con una pequeña capilla y la residencia en una de las porciones de la era colonial o franja larga y angosta de tierra que había sido legada a los Oblatos en 1861.

Aun después de que tres Oblatos fueran ubicados en Roma, quedaban ocho sacerdotes y dos Hermanos en Brownsville. Puede que les haya parecido excesivo a quienes no conocían la realidad de la misión. Buscando quitar esa impresión, el Padre Gaudet escribió al Capítulo General de 1867. Afirmaba que en realidad, por falta de misioneros, los cientos de ranchos no recibían el cuidado pastoral adecuado: “Para poder responder a las necesidades en forma debida, sería necesario” escribió, “visitar nuestros ranchos al menos cada dos meses. Para ello necesitaríamos tener al menos seis sacerdotes en marcha constantemente”. Tres de esos seis circuitos misioneros estaban en el distrito de Brownsville, los otros tres en la misión en Roma. La ubicación del personal en Brownsville también había tenido que considerar las congregaciones del lugar que hablaban inglés o español, con su población de 10,000, la capellanía a las Hermanas y la poca participación del mismo Padre Gaudet en el ministerio. Aun así, parecería que Brownsville tenía suficientes sacerdotes para los diferentes requerimientos de la misión.

Algunos Oblatos ya se habían quejado de que el problema real eran las prioridades del Padre Gaudet. El Padre Vicario, se quejaban, siempre buscaba mantener una gran comunidad en la casa de Brownsville, que implicaba necesitar más individuos para cuando los demás visitaran los ranchos. Aún más, los Padres Guadet y Parisot construyeron una academia para niños que casi ninguno de los sacerdotes apoyaba y que drenaba las finanzas. Tanto el énfasis “monástico” como la academia, en realidad significaban menos atención y recursos dirigidos a los vastos distritos de misión más allá de Brownsville, y muchos de los Padres no estaban contentos en absoluto. Frustrados por el rechazo de la Administración General a aceptar otras fundaciones en Texas, se intensificaron los desacuerdos de los Oblatos en cuanto a las prioridades de la misión. El Padre Parisot y los dos superiores Oblatos sucesivos en Brownsville, los Padres Gaudet y en especial Vandenberghe, tendían a enfatizar tratar de mejorar el ministerio con la congregación que hablaba inglés o “americana” en Brownsville, argumentando razonablemente que descuidarlos era descuidar la dirección del país en el futuro. También fueron ellos quienes hicieron todo lo posible para establecer la academia para niños, Colegio San José, de nuevo diciendo de forma loable que el participar en la educación proveería de líderes locales en el futuro. Pero esto significaba reclutar dos congregaciones diferentes de Hermanos dedicados a la enseñanza y ninguna duró mucho, o dedicar uno o más Oblatos a la enseñanza. El último enfoque incluía reclutar Oblatos de Canadá que hablaran inglés.

En 1877 el Padre Soullier, asistente general de visita, consideró que el colegio era un error dada la situación en Brownsville, y reconfirmó la opinión del Consejo General de que los Oblatos debían retirarse de Texas, siempre y cuando se pudiera hacer dignamente. Ordenó que los Oblatos dejaran la administración del colegio. Desde entonces el Padre Fabre, en París, insistió constantemente con el Padre Vandenberghe en Brownsville, buscar la forma en que los Oblatos salieran de Texas, aun sabiendo que sería en contra de la opinión general de los Oblatos que trabajaban ahí.

Durante todo ello los Oblatos continuaron su ministerio en Brownsville, en los pueblos y en los ranchos de su vasto territorio de misión, además de las capillas privadas en San Rafael, San Pedro, Santa Rita, Encantado, y El Carmen a lo largo del río y Tío Cano tierra adentro, además de la capilla en Punta Isabel, destruida a la salida del ejército de la Unión en 1864 y los huracanes en 1874 y 1880, pero reconstruidas todas las veces, por el decidido Padre Parisot. La nueva capilla construida en Aguanegra en 1868 por el dueño del rancho, se convirtió en un centro religioso para la parte este del Condado Hidalgo. Aun cuando en Francia hubo mucho cuestionamiento acerca de la misión de los Oblatos en Texas, los misioneros de Brownsville hicieron nuevas capillas en los caminos de las riberas opuestas del río: en Santa Rosalía al sur de Brownsville en 1877 y en Edinburgh (actualmente Hidalgo), en 1879. Pero hubo dificultades una tras otra: el huracán de 1880 no solo destruyó la capilla en Punta Isabel, sino que la inundación en el nuevo canal del río, también ocasionó abandonar la de El Carmen y la pérdida de las de San Rafael, San Pedro, Encantado, Aguanegra, Tío Cano, y Santa Rita o Villanueva. Las únicas dos capillas que sobrevivieron en buenas condiciones fueron las más recientes, en Santa Rosalía y Edinburgh.

En 1882 se terminó una hermosa capilla en Santa María, pero desde el principio, la nueva ciudad para la que se suponía sería el enlace, se desarrolló muy lejos de ella. Cuando el Padre Luis Pitoye fue transferido de la misión de Brownsville a la de ciudad de Río Grande (distrito de misión independiente de Roma en 1880) en 1883, el límite entre los territorios de las misiones de Brownsville y Río Grande se movió hacia el este al Condado Hidalgo, quitando a Edinburgh de la jurisdicción de Brownsville. Probablemente fue para permitir que el Padre Pitoye continuara visitando Edinburgh, como lo había hecho antes desde Brownsville. Así que la misión de Brownsville solo constaba de la tercera parte este del Condado Hidalgo, y de tres capillas, todas en el Condado Cameron: Punta Isabel, Santa Rosalía, y Santa María; aunque aún había cientos de pueblos y ranchos que visitar, tuvieran capilla o no.

Y los Padres continuaron, como desde el inicio, predicando misiones en otros lugares, siempre que pudieran reacomodar al personal en forma temporal para lograrlo. Normalmente dichas misiones eran predicadas por dos sacerdotes, o tres en ocasiones, y duraban de varios días a varias semanas. El primero en predicar misiones había sido el Padre Gaye, pero los más destacados en este tipo de ministerio eran los Padres Olivier y Clos, que lo habían hecho en varias partes del noreste de México antes de ser expulsados en 1866; después fueron invitados a varios pueblos y ciudades al sur de Texas.

La Primera Provincia de los E.U.: “Permiso para Vivir”, Apenas (1883-1903)
Cuando el Padre Vandenberghe falleció a causa de otra epidemia en 1882, el asistente general, Padre Amado Martinet se encontraba visitando las casas de Columbia Británica y rápidamente obtuvo permiso para ir a Texas. Urgió al Consejo General para tomar una decisión acerca de la misión de una vez por todas, y después de varias consultas en Texas, propuso acordar una solución “radical”, que considerara la raíz del problema. Argumentó que debía formarse una nueva Provincia de los E.U., combinando los establecimientos de la provincia de Canadá al noreste de los Estados Unidos con la admirable y difícil Misión al sur de Texas. En Texas, el mismo Martinet se lanzó a una dura negociación con el nuevo Obispo de San Antonio, gran admirador de los Oblatos, que esperaba poder llevarlos a Eagle Pass y su extenso territorio de misión a lo largo del límite de su diócesis al norte de Río Grande. Martinet mismo ofreció aceptar esta desafiante expansión de ministerio en la frontera mexicana, si el Obispo diera a los Oblatos su parroquia de más influencia en San Antonio, Santa María, de habla inglesa, como la sólida base de apoyo que siempre les había faltado en Texas.

El Padre Martinet interpretó como una señal que confirmaba su propuesta, el descubrimiento de los restos del Padre Kéralum, que había estado desaparecido por una década, en un remoto punto del interior del país: “Sin embargo, en este momento decisivo de crisis, los restos del excelente Padre Kéralum, mártir de la caridad,… fueron descubiertos. Fue la voz de sus predecesores diciendo: ‘Hermanos, ¿por qué nos abandonan? ¿Acaso no es la misma causa por la que caímos?’ El Asistente General dijo a los expectantes Oblatos: «Desean tener ya sea el tiro de gracia o el permiso para seguir viviendo” continuando proféticamente: “No esperen recibir de nosotros lo que no podemos darles. Confíen antes que nada en ustedes mismos y en la gracia de Dios”. Resultó ser lo que debieron hacer. Por otra década, los Oblatos al sur del Río Grande se las arreglaron con sus propios recursos, que se vieron disminuidos por las exigencias de la nueva provincia. El Consejo General aprobó el plan de Martinet y la nueva provincia fue inaugurada ese mismo año. Las fundaciones en San Antonio e Eagle Pass se hicieron en 1884.

En 1886, con la ayuda de fondos del administrador diocesano, se reconstruyeron las capillas a lo largo del río, en San Rafael y Villanueva. También había una capilla privada en Naranjo. Ese mismo año tres de los Oblatos de Brownsville visitaban periódicamente 243 estaciones de misión, en el vasto circuito del Padre “Juanito” Bretault en La Costa llamada “un vrai diocèse” por el Padre Parisot. La gente de México llamaba al Padre Bretault “Don Juan de la Costa,” pues pasaba nueve meses cada año visitando sus ranchos. En el territorio de misión de Brownsville había seis capillas en total, con planes de construir más. En la misma ciudad de Brownsville un sacerdote se encargaba de la congregación “mexicana” y otro de la “americana”, un tercero era capellán de las 30 Hermanas, sus 50 estudiantes internos y 230 externos. El sacerdote de mayor edad, 69 años, visitaba Punta Isabel dos veces al mes y ayudaba en la parroquia de Brownsville. Los sacerdotes también dirigían las sociedades piadosas de las Hijas de María, del Rosario, y del Sagrado Corazón de María. El Hermano Roudet siguió como el “factotum: cuando deja de trabajar, reza”. De la población de 20,000 en el territorio de misión, más de 19,000 eran católicos, de los cuales sólo 460, en su mayoría en Brownsville, no eran mexicanos. Ese mismo año, el Padre Evaristo Repiso de Brownsville se unió al Padre Olivier, que se encontraba en Eagle Pass en ese momento, en una gira de predicación de tres meses en las áreas sin clero, en trans-Pecos y Presidio, al oeste de Texas. El obispo de San Antonio deseaba enormemente que los Oblatos también aceptaran el extenso distrito bajo su cuidado pastoral, pero era demasiado pronto y muy demandante justo después de haber aceptado el distrito de Eagle Pass y San Antonio. En 1888 se construyeron dos capillas más en Tampacuas y Arroyo Colorado, en el interior del país, bastante distante de Brownsville; en 1890 se estableció una novena capilla en Las Rusias, en el río.

Aun cuando se habían construido más capillas bajo la dirección del incontenible Padre Parisot, no llegaba ayuda de la nueva provincia ni de la Administración General. De hecho, desde 1883, la situación del personal había empeorado. Dos Oblatos del sur del Río Grande habían sido enviados para ayudar en la fundación de la misión de Eagle Pass en 1884 y otro fue enviado en 1886. A cambio, durante los 1880, sólo dos Oblatos fueron enviados a Brownsville, de hecho a todo el Valle del sur del Río Grande; uno fue el Padre Repiso, el otro fue retirado por ser imposible vivir con él, poco después de su llegada. En 1887 el Padre Clos escribió con sinceridad al Padre Martinet: “Nuestra reunión en el norte, en vez de fortalecernos, no hace más que debilitarnos”. Él y otros tenían en mente no sólo disminuir el personal, sino también los fondos que se perdían en el nuevo acuerdo provincial. En 1888, debido a la débil salud del Padre Jaffré, hubo que retirarlo de Brownsville y las misiones del sur del Río Grande. Nuevamente los Oblatos al sur del Río Grande pedían ayuda en vano, pues no podían conseguir ni siquiera otro Hermano laico. Al volver el Padre Martinet en 1892 en su segunda visita oficial, tuvo que decir a los Oblatos de Texas que dejaran a un lado su idea de crear una provincia independiente del noreste de los E.U. en el futuro próximo, pero les aseguró a los de Brownsville que había “una esperanza real de que tuvieran ayuda abundante y adecuada del centro de la familia”.

Así que la administración Oblata proveyó más recursos en un área. El Padre Parisot continuó solicitando Hermanos, si no se podían conseguir Padres también, para permitir a los Oblatos retomar la dirección de una escuela para niños. En su visita de 1892, el Padre Martinet autorizó formalmente al Padre Parisot reinaugurar el colegio San José bajo la dirección de los Oblatos y prometió enviar a dos asistentes. De nuevo tuvieron dificultades con la escuela, que básicamente era nivel primaria, pues competían con las escuelas públicas sin costo que eran mucho mejores, y además carecían de personal que hablara inglés. La escuela tuvo una combinación revolvente de directores sacerdotes y varios Hermanos Oblatos como maestros, por los siguientes doce años, hasta que los Hermanos Maristas finalmente acordaron en 1904, año crucial (ver abajo) hacerse cargo de la institución. Bajo la dirección de los Maristas, en la muy diferente situación socioeconómica del Valle, la institución se fortaleció y continúa hasta hoy.

El Padre Martinet también reconoció la necesidad de tener más sacerdotes Oblatos y más capillas para servir mejor a los cientos de aldeas y ranchos de la misión de Brownsville. Motivado por el obispo, incluso designó La Lomita como el sitio de una futura residencia misionera de los Oblatos entre Brownsville y la ciudad de Río Grande. Pero incrementar el número de sacerdotes era más difícil que enviar a los Hermanos para enseñar. Incluso peor, a principios de 1893, dos de los tres sacerdotes que visitaban los ranchos habían sido reasignados a otro lugar, pero sólo uno era enviado como reemplazo, con la promesa de otro antes de fin de año. El único misionero que quedaba, el veterano Padre Bretault, se quejaba de que en efecto, los ranchos quedarían abandonados durante los meses que tardarían los nuevos reclutas franceses en aprender los idiomas. Su espíritu misionero estaba consternado por las consecuencias; “Este año casi dos tercios de los matrimonios fueron civiles… Al menos 10,000 almas fueron incapaces de cumplir con su deber de Cuaresma por no haber quien los visitara… Ya no puedo ser testigo de la vergonzosa agonía de nuestra misión”.

Afortunadamente, los dos nuevos sacerdotes, los Padres Bugnard y Chevrier, eran buenos misioneros dedicados a los ranchos, restaurando así los tres circuitos misioneros por un corto período. La delicada salud de los Oblatos mayores ocasionó que el provincial asignara temporalmente al Padre Bugnard al ministerio parroquial a fines de 1895, dejando al Padre Chevrier con ambos circuitos. Un año después fue Bugnard quien tuvo que soportar una doble carga hasta que llegara la ayuda, pues Chevrier quedó como director de la escuela. Para empeorar las cosas en el ministerio en los ranchos, hubo una gran sequía por casi una década. Tal vez en parte por ello, la única capilla adicional durante ese tiempo fue construida secretamente por los Kenedy en 1897 en su rancho La Parra, en la punta norte del territorio de misión de Brownsville.

En el otoño de 1899, a insistencia del obispo, La Lomita fue finalmente establecida como residencia de un centro de misión para el ministerio de los Oblatos en todo el Condado Hidalgo. Esto redujo ligeramente el territorio de misión de la casa de Brownsville, que ahora consistía del gran Condado Cameron con todas sus aldeas y ranchos. Este cambio en el territorio se llevó de la jurisdicción de Brownsville dos capillas, la de Tampacuas y la nueva en Toluca, pero también algunos ranchos sin capillas. Para entonces, en reconocimiento de la continua falta de personal en las misiones, se dividieron en sólo dos distritos, ¡y aun en 1899-1900 uno de los dos misioneros era también director de la escuela! El distrito del “río” entre Brownsville y Arroyo Colorado tenía mayor población, mientras que en el distrito al norte del arroyo, era más dispersa, aunque mucho mayor.

A principios de 1901 todo empeoró más: había solo cuatro sacerdotes para todos los ministerios de Brownsville, incluyendo la escuela de niños y la escuela convento, cuando anteriormente había habido al menos seis y habían sólo dos Hermanos laicos para todo el trabajo material. El provincial, Padre Lefebvre, estaba tan preocupado por la situación en Brownsville que rehusó terminantemente la solicitud del Superior General de enviar a uno de los recién llegados Oblatos de Francia a un destino diferente: “Si je ne fortifie pas considérablement la maison de Brownsville, communauté, paroisse et ranches s’en vont à la ruine. Quant au collège, la présente lettre du Père Valence vous dira assez en quelle condition il se trouve.” La carta del Padre Valence esgrimía una situación desesperada. Ese año varios Oblatos fueron enviados a Brownsville, incluyendo al Padre Bretault, el veterano visitador de ranchos, quien de nuevo tomó el circuito de ranchos de mayor dificultad. Contando una capilla construida en Los Olmales al norte de Arroyo Colorado en 1902 y la capilla privada reconstruida en El Carmen por el río, había ahora diez capillas además de la de Puerto Isabel: siete a lo largo del río y tres en “La Costa”, dispersas entre los cientos de ranchos.

Una de las razones por la que se incrementaba la escasez de clérigos era que de las dos generaciones de Oblatos que llegaron a Río Grande antes de 1880, la mayoría de ellos con una longevidad excepcional, estaban falleciendo o retirándose del ministerio. Entre 1890 y 1903 murieron nueve de esos pioneros, quedando sólo siete, todos menos uno divididos simbólicamente entre las dos fundaciones originales: el “alegre trío” de Padres Clos y Piat y el Hermano Charret, seguían aun en Roma y los Padres Pitoye, Bretault y el Hermano Roudet se habían reunido en Brownsville en 1901. Después de 1907 todos, excepto los Padres Bretault y Piat habían fallecido. Aparentemente desde 1870, los Oblatos de Río Grande no habían tenido ningún novicio. En 1901 un originario mexicano-americano de Punta Isabel tomó sus primeros votos como Hermano laico, pero no fueron renovados. Parece no haber otros novicios hasta 1905.

Providencialmente para las misiones de Texas, finalmente un Asistente General de visita estaba arreglando una solución al constante problema de falta de personal. Si el Obispo de Mazenod puede considerarse el primer patrón de las misiones Oblatas en Texas, el Padre Martinet el segundo, entonces el Padre Tatin, visitador de la Administración General en 1901, completa la trinidad. Tatin sabía desde 1898 que el Obispo Forest de San Antonio había estado solicitando que los Oblatos iniciaran su propio seminario en San Antonio, al que él y otros obispos podrían enviar también a sus seminaristas. Mientras estuvo en San Antonio, el Padre Tatin supo del interés del Arzobispo Gillow en México, de un seminario en San Antonio. En sus visitas, Tatin registró cuidadosamente los aspectos materiales y ministeriales de las diferentes propiedades y ministerios de los Oblatos al sur y oeste de Texas. Al mismo tiempo, los Oblatos ya se encontraban en siete lugares a lo largo de la frontera con México, menos San Antonio, que era la conexión entre ellos: Brownsville, La Lomita, ciudad Río Grande, Roma, Eagle Pass, y Del Río. El Padre Tatin estaba especialmente impresionado con la fuerte presencia de los Oblatos en San Antonio y los prospectos de la valiosa propiedad de La Lomita.

Con el apoyo vacilante del provincial de los E.U. y ninguno de su consejo, el Padre Tatin trabajó afanosamente en fundar el escolasticado-seminario en San Antonio, donde todos previeron la formación de una nueva provincia en el futuro cercano. Su visión era que el escolasticado sirviera para capacitar más adecuadamente y aportar personal no solo para los ministerios de la frontera con México en Texas, y cualquier ministerio futuro en el lugar, sino también para las fundaciones en la diócesis de Oaxaca que el Arzobispo Gillow ofrecía a los Oblatos. Era una jugada audaz y compleja, como la del Padre Martinet en 1883, y la visión de México era de nuevo un factor básico, como lo había sido para el Fundador. ¿De dónde provendrían los escolásticos? De los demás escolasticados Oblatos en Europa y Canadá. Los Oblatos entraron a México nuevamente en 1902 y el escolasticado-seminario fue fundado en 1903. Ese mismo año el Hermano Luis Paradan llegó a Brownsville; otros Oblatos llegaron para ir a la Iglesia de la Inmaculada Concepción por los siguientes treinta años. Él sería por sí solo una presencia continua que vinculaba la “antigua dispensa” con la nueva.

La Segunda Provincia en E.U.: Parroquias, Segregación Social, Fin de la Era a Caballo (1904-1923)
La decisión de comenzar el seminario en San Antonio, con sus grandes implicaciones financieras, de personal y las fundaciones en México, llevaron a que el Consejo Provincial de los E.U. en el noreste pidiera y obtuviera en 1904 que finalmente se dividiera la provincia de los Estados Unidos, creando una Segunda Provincia de Estados Unidos, con base en San Antonio, incluyendo las nuevas fundaciones en México. En 1906, el noviciado, que siempre había estado en Brownsville, se mudó al seminario de San Antonio. Pero volvió brevemente a la casa Oblata en Brownsville entre 1909 y 1912, período en el que se capacitaron seis novicios, antes de encontrar una ubicación propia más rural y permanente en La Lomita.

El momento de iniciar el escolasticado y la nueva sede provincial en San Antonio no podría haber sido más propicio para las misiones de Río Grande. En 1904 por fin se completó una vía de ferrocarril para conectar a Brownsville con el resto de Texas y los Estados Unidos y se extendió rápidamente río arriba el mismo año a través de los condados Cameron e Hidalgo. Siguieron enormes proyectos de irrigación, transformando a los antes desérticos condados al sur del Río Grande en tierras agrícolas fértiles todo el año. Al mismo tiempo, se terminó el ferrocarril que conectaba a los pueblos paralelos en el lado mexicano del río, con las líneas nacionales mexicanas. Los inversionistas anunciaban el sur del Río Grande como el “Valle Mágico”, los anglo-sajones del medio oeste llegaban del norte por montones y los trabajadores mexicanos también llegaban para limpiar campos y sembrar.

A lo largo de la vía del ferrocarril florecieron nuevos pueblos, alejando a la población que crecía vertiginosamente, del viejo río a 11 km o más de distancia, con sus capillas. Brownsville mismo fue el único centro de población antiguo en los condados Cameron e Hidalgo a los que llegaba el ferrocarril, convirtiéndose en una línea divisoria racial entre la población “mexicana” y “anglo” por primera vez en la historia del Valle. Los nuevos granjeros “anglos” tenían estereotipos negativos de los de origen mexicano y no tenían motivos económicos ni sociales para mezclarse con ellos, como fue el caso con la antigua pequeña minoría de comerciantes y rancheros. Este cambio en la población, los asentamientos y la actitud cultural tuvo un enorme impacto en la misión de Brownsville.

Desde su llegada permanente en 1852, la mayoría de los Oblatos en el Valle habían concentrado su atención en la gente de habla hispana de origen mexicano. No había sido solo debido a la omnipresencia del grupo y mayoría abrumadora que había hecho que su idioma y mucha de su cultura se compartiera con todos en el Valle, sino tal vez también a la preferencia cultural de los Oblatos franceses. Sólo algunos como los Padres Parisot, Gaudet, y Vandenberghe buscaron enfatizar dar igual atención a la minoría de habla inglesa. El Padre Martinet lo había aconsejado en 1883, al igual que el provincial en 1899, el Padre Lefebvre, que exhortó a los Oblatos en Brownsville: “Veamos si no podemos hacer algo más por ellos [los americanos] que en el pasado y en especial hagamos todo el esfuerzo posible por aprender su idioma”.

Sin embargo, la mayoría de los Oblatos había estado mucho más interesado en y adepto al español que al inglés.

Con los cambios demográficos que trajo la construcción del ferrocarril, más Oblatos se dieron cuenta de que su ministerio también necesitaría expandirse. A fines de 1904, el Padre C. J. Smith, que había sido pastor para la gente de habla inglesa en la iglesia Santa María en San Antonio, y los Oblatos que habían estado ahí por más de veinte años, fueron transferidos a Brownsville para hacerse cargo de la congregación “americana”. De inmediato hizo un censo del creciente elemento “americano” y propuso que se construyera una iglesia aparte para ellos, como había sido el caso en San Antonio por ya casi cincuenta años. Los demás Oblatos estaban abiertos cautelosamente a la idea, pero hubo varias complicaciones. El continuo crecimiento de la población llevó finalmente a construir la iglesia del Sagrado Corazón para los de habla inglesa en 1912-1913 en la misma calle que el Colegio San José, con la parroquia como residencia Oblata independiente a principios de 1914.

Al mover a los feligreses de habla inglesa de la iglesia de la Inmaculada Concepción, se convirtió por vez primera en una donde solo se hablaba español y continuó sirviendo a toda la ciudad y su territorio de misión en la periferia. Pero incluso este ministerio tradicional estaba experimentando cambios importantes: el desafío para los sacerdotes era fortalecer, si no redirigir su esfuerzo a llegar a los nuevos inmigrantes mexicanos, no familiarizados con los Oblatos y que en muchos casos no tenían matrimonio por la iglesia, ni participaban en la vida parroquial. El provincial urgió a trabajar por medio de visitas a domicilio y trabajo de catequesis contínuo. El llamado “problema mexicano” comenzaba a emerger en la mente e idioma del clero católico.

Una de las respuestas fue, de manera imprevisible, escuelas parroquiales gratuitas. La nueva Segunda Provincia de los Estados Unidos había vendido de inmediato a un desarrollador la propiedad de La Lomita, fruto financiero importante del ministerio de los Oblatos de Brownsville, que en décadas anteriores les había ocasionado gastos considerables. El consejo provincial decidió en forma adecuada a principios de 1907, dedicar $1,000 al año del interés del Fondo de La Lomita para apoyar una escuela parroquial gratuita en la parroquia de Brownsville. Así que en 1908 la escuela Guadalupe para niños que era propiedad de y operada por las Hermanas del convento desde 1889, se transformó en una escuela parroquial para niñas y se construyó la nueva escuela de la Inmaculada Concepción para niños mexicanos, atendida los primeros seis meses por los Hermanos Maristas del colegio y después por las Hermanas. Las escuelas se multiplicaron con la ayuda constante del Fondo de La Lomita.

Al mismo tiempo que estos cambios tomaban lugar en la ciudad de Brownsville se redujo dramáticamente el territorio de misión de la parroquia. En 1907 aun cubría todo el Condado Cameron e incluía 250 aldeas casi todas pequeñas y ranchos, con 8,000 habitantes, al igual que Puerto Isabel. El territorio seguía dividido entre solo dos misioneros, uno visitando el sur de Arroyo Colorado y el otro el norte. Pero en cuatro años la misión de Brownsville quedó reducida a una pequeña parte de lo que había sido. En 1908, la nueva parroquia de Kingsville a cargo de sacerdotes diocesanos al norte del Condado Cameron, quitaron de la misión de Brownsville el rancho La Parra, grande en extensión pero muy disperso (la mayor parte del futuro Condado Kenedy), quedándose con la mitad del territorio aunque poco de su ministerio real. Pero el legado del fiel servicio del Padre “Juan de la Costa” en La Parra tendría un fruto insospechado para los Oblatos. La gratitud por su dedicado ministerio fue la razón principal de las solicitudes posteriores de los Oblatos del último heredero directo de los Kenedy. Dichas solicitudes, además de ser un enorme beneficio financiero, llevaron a mudar el noviciado provincial de La Lomita a La Parra en 1961 y a la transformación posterior de La Parra a la Casa de Oración Lebh Shomea, un ministerio único de retiro contemplativo que es uno de los resultados de la misión de Brownsville.

Al sur del Valle mismo, la llegada de los nuevos pueblos y granjeros por el ferrocarril y el enorme crecimiento de población llevó en rápida sucesión al establecimiento de la residencia misionera Oblata en 1909 en Mercedes y en San Benito en 1912. La repentina disminución del territorio de misión de Brownsville a una distancia de sólo cerca de 23 km, exceptuando Punta Isabel, abierto como un abanico, se alejó de la ciudad. Sin embargo, aun incluía las capillas río abajo de Santa Rosalía y San Rafael; las de río arriba en Villanueva, El Carmen, y la nueva en San Pedro (1911); la nueva capilla de Puente de los Negros o La Palma (1911) en la línea del ferrocarril hacia San Benito. Junto con Punta Isabel, eran siete capillas lo que era ahora el compacto territorio de misión.

Aun cuando muy reducida en tamaño y como parroquia “nacional” ya para entonces, la iglesia de la Inmaculada Concepción atendía a 12,000 mexicanos católicos en 1914 en la ciudad y otros 3,000, incluyendo algunos no mexicanos, en su territorio de misión. Una tercer escuela gratuita, también bajo la supervisión de los Oblatos, San Francisco de Asís, se inició en 1913, financiada por la Sra. Felícitas Yturria como institución católica mixta, al principio con maestras laicas mexicanas y después por las Hermanas, desde 1916. Los sacerdotes enseñaban catecismo en las tres escuelas. Pero en 1914 la provincia retiró su contribución del Fondo La Lomita, dejando a la parroquia a cargo de mantener la escuela para niños. Así que no es de sorprender que en 1925 se cerrara la escuela parroquial para niñas y que la escuela de la Inmaculada Concepción fuera mixta. Aún quedaban dos escuelas parroquiales mixtas, Inmaculada Concepción y San Francisco, ambas con lleno total, con la última sostenida por el legado de la fallecida Sra. Yturria. Los primeros grados se daban en español; algunas de las Hermanas profesoras no sabían inglés. Los Oblatos aceptaron otra capellanía cuando las Hermanas de la Misericordia abrieron un hospital en 1922; al asignar a un capellán diocesano en 1923, el obispo pidió a los Oblatos continuar visitando a los pacientes mexicanos, que obviamente era la gran mayoría.

Fuera de la ciudad, el pueblo y la capilla de Santa Rosalía fueron arrasados en 1915 por el río desbordado y su canal modificado. Por otro lado, en algún momento durante esos años se construyó una capilla en Salado (Punta sur), cerca de San Rafael; estuvo en servicio sólo algunos años. En 1916, el sacerdote asignado para visitar las siete capillas y otros ranchos también era responsable de las Misas en el convento, de la música en la parroquia y del catecismo en la escuela de las Hermanas. Para poder decir una segunda Misa en alguna de las capillas el domingo (después de la Misa en el convento y de dirigir la música en la Misa en la parroquia) y ocasionalmente entre semana, la comunidad Oblata adquirió un primer automóvil, un Ford. Evidentemente el ministerio en los ranchos en ese entonces ya no era el tradicional, sino una rápida visita dominical y en ocasiones especiales. Ese mismo año se dejó de usar la capilla de La Palma. Para 1920 las únicas capillas que se visitaban además de la de Punta Isabel, eran Villanueva, San Pedro, y San Rafael. El Ford debe haber cambiado gradualmente para uso en la ciudad, pues en octubre de 1923 se solicitó autorización para comprar uno más. El carro antiguo que se utilizaba en la ciudad era para el sacerdote que visitaba las capillas. Su caballo y carreta se habían desgastado y necesitaba y quería visitar las capillas no solo para la Misa dominical y rosarios, sino también para visitar a los enfermos y enseñar catecismo (ya no había catequistas en los ranchos). Así finalmente terminó en Brownsville la era de la “Caballería de Cristo”.

Enfoque en la Ciudad: Capillas Hermanas, Fin Gradual del Ministerio Ranchero (1924-1964)
Durante esos años, normalmente había solo cuatro sacerdotes Oblatos y un Hermano en la casa de la Inmaculada Concepción. Con la disminución de las capillas exteriores y el crecimiento de Brownsville, su ministerio se enfocaba cada vez más en la población mexicana en la ciudad en sí, con su gran parroquia, tres escuelas parroquiales y el ministerio en el hospital. Eran también responsables del ministerio sacerdotal de la academia de las Hermanas del Verbo Encarnado y dos conventos (el segundo para la escuela San Francisco) y el colegio y comunidad de los Hermanos Maristas.

Por varios años los Oblatos habían notado la necesidad de construir capillas auxiliares en las nuevas colonias residenciales en desarrollo en la ciudad, destinadas a convertirse más tarde en parroquias separadas. Finalmente en 1922, al llamado del nuevo obispo, quien estaba preocupado por la actividad de los protestantes en el vecindario, se compró una propiedad de buen tamaño para la futura parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, a doce cuadras al noreste de la iglesia de la Inmaculada Concepción. En 1924, cuando aún se recolectaban fondos para la nueva iglesia, la capilla abandonada de Salado fue transferida a la propiedad como iglesia provisional. El mismo sacerdote a cargo de las misiones externas daba una Misa dominical y el catecismo entre semana. En 1925 aumentó a cinco el número de sacerdotes en la parroquia, para permitir que el sacerdote a cargo de la capilla de Guadalupe se enfocara por completo al desarrollo de la parroquia proyectada. Con casi todos los fondos para la nueva iglesia disponibles finalmente en 1927, se construyó la rectoría provista, juntando la capilla temporal y la antigua capilla de La Palma. Nuestra Señora de Guadalupe fue declarada oficialmente como parroquia independiente el 20 de diciembre de 1927; los Oblatos estuvieron a cargo hasta 1971.

En los mismos años de la construcción de la iglesia de Guadalupe, la casa de la Inmaculada Concepción en Brownsville recibió a varios clérigos refugiados de la persecución en México. Alguno de ellos estuvo por períodos más largos, ayudando a los Oblatos en el ministerio en Brownsville, mientras los demás se repartían en las demás parroquias a lo largo del Río Grande.

En los años 1927-1930 Puerto Isabel (el nuevo nombre de Punta Isabel, pues desarrollaba sus capacidades portuarias) tuvo un sacerdote residente por un breve lapso, sin ser planeado. El Padre Pablo Lewis fue enviado a cuidar de su salud, como había sucedido con otros Oblatos en décadas anteriores. A diferencia de los demás se quedó, y en abril de 1929 el consejo provincial hizo oficialmente a Puerto Isabel una residencia independiente. En junio de 1930 el Padre Lewis fue transferido a la parroquia del Sagrado Corazón en Brownsville, cuando su pastor se ahogó en Puerto Isabel, que volvió a ser una misión visitada desde Brownsville. Durante la misma época, el provincial envió Hermanos Oblatos a construir una capilla de madera en Olmito, fuera de Brownsville, además de reparar las demás capillas. Entre los lugares de misión visitados, estaba Santo Tomás.

Pisando los talones de los gastos de la capilla, en 1930 expiró el legado Yturria que sostenía la escuela parroquial San Francisco en Brownsville. El año anterior los Oblatos habían comprado una propiedad en la extensión al oeste de Brownsville para una futura parroquia, que se llamaría San José, pero hacia fines de 1930 los Oblatos comenzaron a notar que las escuelas parroquiales eran una “gran merma de los ingresos de la iglesia” dificultando mucho cubrir las deudas de la iglesia y las muchas reparaciones y mejoras necesarias en ella. Los planes de construcción de San José fueron cancelados y revisados hasta después de la Depresión y la Segunda Guerra Mundial. Se comenzó a cobrar colegiatura en la escuela San Francisco, pero en 1932 las Hermanas pidieron se suprimiera para poder recibir más niños. Los Oblatos estaban en pérdida financiera ¿Qué hacer? “La depresión en general y la completa destitución de las finanzas de la Iglesia representan el mayor problema para el próximo año”. Aun así, acordaron no cobrar colegiatura en la escuela San Francisco, dada la pobreza de las familias y al hecho de que dos Hermanas no tenían salario. También decidieron reducir el número de Hermanas con salario en la escuela de la Inmaculada Concepción a dos, de no aumentar el número de alumnos.

Otro duro golpe para los Oblatos en Brownsville, fue un fuerte huracán que en septiembre de 1933 arrancó el techo de su residencia y derrumbó todas las capillas de madera, dejando sólo la más fuerte, en Villanueva. Fue relativamente fácil reconstruir la capilla en San Pedro, pues se había derrumbado por secciones. La madera de las capillas derribadas en Olmito y Santo Tomás se utilizó para hacer resurgir la capilla de Puerto Isabel. Cuando el Padre Carlos Buckley fue asignado a Brownsville en 1938, quedó a cargo de Puerto Isabel. El obispo de inmediato comenzó a hacer arreglos para hacerla una parroquia independiente, bajo la responsabilidad del Padre Buckley, al igual que Los Fresnos, antes parte del territorio de San Benito. Así, Puerto Isabel finalmente quedó separado del territorio de misión de Brownsville, dejando sólo dos capillas, Villanueva y San Pedro, fuera de la ciudad, para visitarse desde la iglesia de la Inmaculada Concepción. San Rafael en la punta sur ya no tenía capilla, así que las escuelas públicas eran utilizadas para los servicios dominicales. Olmito no tenía capilla pero aún era visitado y quedaban muchos otros ranchos.

En Brownsville misma, los sacerdotes enseñaban catecismo en todas las escuelas católicas, al igual que en la iglesia para los niños de primera, segunda y tercera comunión. Además, jóvenes de la sodalidad de A.C.J.M. daban clases todos los domingos en once centros en toda la parroquia. Además de la sociedad de jóvenes, había también en ese tiempo las sociedades de mucho tiempo del Santo Rosario, Niños de María y Sociedad del Altar, así como la Sociedad del Sagrado Nombre y los Caballeros de Colón. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, los Oblatos en la Inmaculada Concepción pudieron por fin voltear su atención de nuevo al desarrollo de otros centros de Misa en su sección de la ciudad. En 1945 se adquirió una antigua iglesia protestante en el vecindario de Santo Tomás. En 1949 la propiedad de San José comprada veinte años antes en la parte noroeste de la ciudad, recibió por fin una antigua capilla militar traída de Fort Brown. Estas dos capillas hermanas fueron tratadas como casi-parroquias, en cuanto a atención pastoral, con un sacerdote asignado a cada una.

En unos pocos años, en 1953, San José fue una parroquia nacional independiente atendida por los Oblatos para la gente de habla hispana. Esto redujo el territorio de la iglesia de la Inmaculada Concepción a la antigua ciudad pre-ferrocarril, excepto por una angosta sección al norte, que cortó todo el crecimiento al noroeste desde entonces. Esto también quitó la atención de las misiones río arriba de la iglesia de la Inmaculada Concepción, asignándolas a alguna de las dos parroquias. Por primera vez en un siglo, los Oblatos de la casa de la Inmaculada Concepción ya no tenían misiones que visitar fuera de la ciudad, terminando la era del ranchero. Los Oblatos siguieron en la parroquia de San José hasta 1998. Santo Tomás, por otro lado, sigue siendo una capilla hermana de la parroquia de la Inmaculada Concepción hasta el día de hoy. Se pensó que estando tan cerca de la parroquia, quedaría con muy poco territorio fuera del antiguo distrito comercial si las separaran.

En 1952 se terminó una nueva escuela parroquial, reemplazando a la de la Inmaculada Concepción y probablemente también la escuela San Francisco, que ciertamente cumplió las esperanzas de sus fundadoras y benefactoras por cuatro décadas. La atención de los Oblatos fue dirigida entonces al cercano vecindario pobre de “Los Tomates”, al este. En 1955 compraron ahí una propiedad protestante que ya tenía una casa e iglesia, que podría servir como centro de catequesis y lugar para una iglesia hermana. A sugerencia del provincial, unos meses después la parroquia consiguió algunas Hermanas catequistas, las Madres Misioneras de Jesús, María y José, para acercarse a los niños de la parroquia que no estuvieran en escuelas católicas ni en clases de catecismo. Las Hermanas vivían en una casa en la recién adquirida propiedad y en 1961, se construyó la capilla hermana de la Sagrada Familia. Para entonces había llegado a Brownsville el movimiento del Cursillo y el barrio pobre Muralla, cercano al río, se había convertido en uno de los centros de catequesis de la parroquia. En 1966 la iglesia de la Sagrada Familia se convirtió en la tercer capilla hermana de la parroquia de la Inmaculada Concepción dentro de la ciudad y la sexta (Mercedes, San Benito, Nuestra Señora de Guadalupe, Puerto Isabel, San José, Sagrada Familia) en convertirse en una parroquia independiente, todas atendidas por los Oblatos. Los Oblatos continuaron en la Parroquia de la Sagrada Familia hasta 1996.

En la iglesia de la Inmaculada Concepción misma, el crecimiento de la generación mexicana-americana era evidente para 1956, cuando el Padre Santos, pastor Oblato español, pidió un joven asistente “americano”, pues deseaba comenzar con al menos una Misa en inglés para los jóvenes. Para el centenario de la dedicación de la iglesia en 1959, la ciudad colocó una estatua de tamaño natural de San Eugenio en el parque frente al puente internacional con México, donde permanece hasta hoy, simbolizando el gran deseo del Fundador de que la fundación de Brownsville sirviera como puerta al trabajo misionero en México. En la iglesia durante esos años, había ocho Misas dominicales abarrotadas, con un promedio total de asistencia de 3,500 personas.

Catedral de la Nueva Diócesis, Iglesia de los Pobres (1965 – actualidad)
En 1965, se creó la Diócesis de Brownsville, designando a la histórica iglesia de la Inmaculada Concepción, como su catedral. El Padre Emanuel Ballard, uno de los sacerdotes Oblatos en la catedral, fue nombrado rector de la nueva diócesis y los demás Oblatos fueron nombrados jefes de los departamentos de la rectoría. Irónicamente, o tal vez, apropiadamente, la nueva situación de la iglesia como catedral era paralela al creciente empobrecimiento de su vecindario. La ciudad se expandía rápidamente, se establecían nuevos centros comerciales y el antiguo centro comercial junto al puente internacional hacia México decayó igualmente. Aunque muchos de los miembros mayores de la antigua élite de la ciudad seguían en la iglesia, las personas más típicas que llegaban a la oficina eran los que iban de paso de la estación de autobuses al otro lado de la calle, el inmigrante de México a sólo unas cuadras, o los indigentes. Al decaer el vecindario, se redujo gradualmente el número de Misas, y de los sacerdotes quedaron tres o incluso dos.

Otro signo de los tiempos fue que al establecer la Parroquia de la Sagrada Familia en 1966, ya no se llamó parroquia nacional para los hispano-parlantes, como había sido el caso con la Inmaculada Concepción, Nuestra Señora de Guadalupe y San José. De hecho, todas ellas se convirtieron en parroquias territoriales para quienes estaban dentro de sus límites. Debido a la fuerte decadencia de la parroquia del Sagrado Corazón, pues la mayoría de los negocios de élite se habían mudado a los sectores más nuevos de la ciudad, cesó su antigua función como parroquia oficial para los anglo-parlantes de toda la ciudad y en 1967 se convirtió en una capilla hermana dentro del territorio parroquial de la Inmaculada Concepción. Su pequeña congregación, que aunque pequeña era tenaz y comprometida, no pudo evitar el gradual deterioro del edificio, llevando a una campaña de restauración en 1979 con gran apoyo, incluso de la comunidad ecuménica. La iglesia hermana del Sagrado Corazón sigue celebrando una Misa dominical y Santo Tomás es aún la otra capilla hermana de la catedral al día de hoy.

Actualmente, los Oblatos en la Catedral de la Inmaculada Concepción siguen teniendo un papel importante en la vida de la comunidad de Brownsville. En 1967 el Padre Ballard construyó el Centro Newman en el campus del colegio público, a solo unas cuadras, y en años recientes, el Padre Armando Mathew ha sido coordinador del compromiso cívico en la universidad, mientras promueve también una campaña para incrementar la conciencia del voto entre los jóvenes de la ciudad. Varios Oblatos dieron gran apoyo al InterFe del Valle, un proyecto organizador de la comunidad basado en la fe, para fortalecer la voz de la gente en lograr mejoras sociales y educativas. Durante el período del Padre Warren Brown a fines de los ´80, los Oblatos de la catedral participaron fuertemente en el ministerio a los refugiados indocumentados de Centroamérica. También en esa época, la escuela parroquial fue cerrada, debido a la incapacidad financiera para seguir sosteniéndola.

Por más de siglo y medio, los Misioneros Oblatos en la iglesia de la Inmaculada Concepción, han continuado siendo verdaderos misioneros entre los pobres. En el siglo XIX los Oblatos de la comunidad fundaron las misiones en Roma, Eagle Pass y La Lomita, todas a lo largo de la frontera en Texas y las de Matamoros, Victoria, y Agualeguas en México. En el siglo XX ayudaron a fundar un breve regreso a México de 1902-1914, al igual que las parroquias en los pueblos del Valle del Río Grande de Mercedes, San Benito y Puerto Isabel, y las parroquias en Brownsville de Nuestra Señora de Guadalupe, San José y la Sagrada Familia. Hoy en día, la Catedral de la Inmaculada Concepción, la “madre de las misiones”, es la única parroquia donde aún encontramos Oblatos en Brownsville, además de la reciente fundación de la iglesia de San Eugenio. Esta última parroquia, una de las primeras en tener a nuestro Fundador como Patrón, fue comenzada en Brownsville por invitación del Obispo en 1996, sólo unos meses después de la canonización del Obispo de Mazenod, en un vecindario pobre de inmigrantes recientes.

Roberto E. Wright, o.m.i.