Nació en Aups (Var), 8 de enero, 1839
Toma de hábito en Montolivet, 9 de junio, 1856
Oblación en N.-D. de l’Osier, 16 de julio, 1857 (n° 439)
Expulsión, 29 de agosto, 1860.

Eduardo Constantin nació en Aups, diócesis de Fréjus, el 8 de enero de 1839. Comenzó su noviciado en Montolivet, el 9 de junio de 1856 e hizo su oblación en Notre-Dame de l’Osier, el 16 de julio de 1857. Pasó enseguida tres años en el escolasticado de Montolivet. El padre Mouchette, moderador de los escolásticos, en sus informes dice que en 1857 al comienzo, el escolástico “se anuncia bien, sus notas del noviciado son buenas. Hizo voto de tender a la perfección”. En adelante, el padre Mouchette siempre mantiene ciertas dudas sobre la franqueza del escolástico; escribe por ejemplo: “1858: generalmente es observante, sin embargo bastantes veces se le sorprende en falta, hay algo en su continente que muestra disipación cuando se encuentra con algunos y parece cambiar de actitud frente a otros; con anterioridad, ya había observado estos síntomas que me hacen temer que disimula; 1859: me queda siempre una duda penosa, temo que no sea franco, no tengo reproches graves que hacerle, pero ni su piedad, ni su observancia son satisfactorias, da la impresión de disimular y temer la mirada del maestro…; 1860: generalmente bastante cumplidor, sin embargo parece siempre molesto, lo que hace pensar que hay política en su conducta. Su carácter es un poco cambiante, muy a menudo superficial y algunas veces soñador. Expulsado vergonzosamente el 29 de agosto. ¡Qué escándalo con este desdichado, fue un hipócrita todo el tiempo que pasó aquí!”

Puesto al corriente de la conducta del escolástico Constantin durante las vacaciones en Notre-Dame de Lumières, el Fundador escribe al padre Mouchette, el 28 de agosto de 1860: “Me estremecí de horror al leer la perversidad de ese monstruo. ¿Cómo ha vacilado usted un instante en expulsar de inmediato a ese miserable, que no debiera haber permanecido ni una sola hora en la santa casa que profanaba con su presencia? Mándemelo sin la menor dilación. Tal vez sería bueno que lo acompañara usted mismo, para que no tome otro camino. Apenas llegue, lo expulso vergonzosamente No concibo cómo usted ha dado la comunión a un malvado, a quien conocía fuera de la confesión. No debió hacerlo…”

El 29 de agosto, Mons. de Mazenod escribe a los escolásticos en Lumières: “Acaso Satanás ha logrado sacudir la criba en nuestra comunidad para que hayamos sido testigos de los horribles sacrilegios que se cometieron aquí. Sí, el mal se ha realizado en la tierra de los santos, ya que todos debieran ser santos en la congregación de los Oblatos de María Inmaculada. ¡Y vaya cuánta maldad! Profanación de los sacramentos, hipocresía, traición, apostasía, en una palabra el colmo de la perversidad. Ya era demasiado un Judas, ahora se han reunido dos. ¡Dios mío! ¿No se ha agotado esa raza maldita?” Para reparar este escándalo, el Fundador prescribe que “durante nueve días toda la comunidad deberá bajar a la capilla subterránea, para recitar allí en voz alta, con los brazos en cruz, el salmo Miserere mei Deus. El rezo de este salmo será seguido de las letanías de la Santísima Virgen, del Sub tuum praesidium y de la oración Defende. Si no fuera porque debo cuidar de la salud de ustedes habría indicado un ayuno riguroso. Que se supla con alguna mortificación expiatoria. Durante todo el transcurso del año, habrá cada día una comunión ofrecida por turno por todos los miembros del escolasticado, a manera de desagravio a nuestro divino Maestro Jesucristo, ofendido y traicionado por aquellos que eran de los nuestros y que han apostatado. Esto es lo que mi corazón desolado me inspira por el momento. ¡Que Dios tenga piedad de nosotros!…”

El recuerdo de este escolástico no se borró pronto. En el registro del Personal 1862–1863, se escribió bajo su nombre: “Joven lleno de carácter y de posibilidades. Espíritu sutil, astuto, hipócrita; mostró un corazón podrido y dos [meses] después de haber recibido el subdiaconado [el 24 de junio de 1860], debió ser escandalosamente expulsado.”

YVON BEAUDOIN, O.M.I.