Nacimiento en Chatanay (Isère), 7 de diciembre, 1807
Toma de hábito en N.-D.de l’Osier, 31 de octubre, 1847
Oblación en N.-D. de l’Osier, 1º de noviembre, 1848 (nº 215)
Ordenación sacerdotal en Marsella, 3 de marzo, 1849
Muerte en N.-D. de l’Osier, 30 de septiembre, 1879.

Antonio Cumin nació en Chatanay, diócesis de Grenoble, el 7 de diciembre de 1807. Hizo sus estudios clásicos en el seminario menor de Côte-Saint-André y teología en el seminario mayor de Grenoble. Abandonó el seminario después del subdiaconado, para convertirse en profesor del seminario de Côte-Saint-André y luego en los colegios de Pont-de-Beauvoisin y de Juilly, donde enseñó retórica.

El 31 de octubre de 1847, a los 40 años, entró al noviciado de Notre-Dame de l’Osier, donde hizo su oblación el 1º de noviembre de 1848. En el consejo general del 2 de octubre anterior, se le había admitido a la profesión, no sin cierta perplejidad. El secretario general escribe en el acta de la sesión: El novicio Cumin es “uno de los eclesiásticos más distinguidos en cuanto a talento en la diócesis de Grenoble, es reconocido en todas partes por eso. Mas nos encontramos con una mente apasionada y una imaginación volcánica, sobre la cual no siempre es fácil prevalecer […], no obstante, es dócil y somete su voluntad a la obediencia”. Tras unos meses de permanencia en el seminario mayor de Marsella, fue ordenado sacerdote por monseñor de Mazenod el 3 de marzo de 1849; comienza enseguida una larga y brillante carrera de predicador, desempeñándose a la vez como superior de varias comunidades.

Empieza a predicar en la diócesis de Grenoble en 1849 y reside en Notre-Dame de l’Osier, donde es nombrado segundo asesor de la casa. El Fundador comunica esto al padre Vincens, el 20 de mayo de 1849, diciendo: “Aunque nuevo en la Congregación, su actitud correcta, su edad y su adhesión a la familia, suplirán con creces la falta de antigüedad”.

Reemplaza al padre Burfin como superior en Limoges de 1851 a 1854, es director de la casa de misioneros en Romans de 1854 a 1857 y al mismo tiempo primer consejero ordinario de la segunda provincia de Francia. Vuelve a predicar a la diócesis de Grenoble de 1857 a 1859. Después es superior en Autun, en 1859-1862, en Notre-Dame de l’Osier en 1862-1867 y de nuevo en Autun en 1867-1872. Después vuelve a l’Osier, donde permanece hasta su muerte.

El Fundador escuchó predicar al padre Cumin en Notre-Dame de l´Osier en 1850. Entonces escribió al padre Tempier: “El padre Cumin nos ha dado dos instrucciones perfectas, tenemos que conseguirle una predicación de cuaresma en alguna parte […]. El padre Vincens escribe que también lo haría admirablemente bien en retiros pastorales”. Sin embargo, el padre Cumin predicó pocas cuaresmas e incluso misiones en las grandes iglesias. En su nota necrológica, el padre Fabre escribió al respecto: “Su comienzo en el púlpito se realizó en Notre-Dame de l’Osier. Fue un acontecimiento. Los que lo oyeron, cayeron bajo el encanto de aquella palabra en que los acentos de una vibrante emoción eran admirablemente realzados por la elegancia de la forma. Sólo le faltaba una voz más flexible y potente. El padre Cumin siempre tuvo la voz sorda, nasal y velada…Pero suplía este defecto físico con tan ricas cualidades del espíritu y del corazón, que a menudo sucedía que se transportaba con poderosos efectos de elocuencia y, por ejemplo, lograba triunfar de auditorios muy mal dispuestos y lanzarlos a los brazos de Jesucristo”.

Sin embargo, predicó mucho en seminarios, comunidades religiosas e internados. Con toda razón, “merece ocupar un lugar, agrega el padre Fabre, junto a aquellos de los nuestros que mejor han trabajado en las obras externas, con gran provecho de las almas y para especial honor de nuestra bienamada familia.”

El padre Cumin era robusto y gozaba de fuerte salud. Con todo, sufrió varias operaciones de lobanillos, producidos por hipertrofia de una glándula sebácea. Uno de ellos tomó un carácter canceroso en 1872. Esto lo obligó a dejar de predicar, lo hizo sufrir por mucho tiempo y lo llenó de méritos hasta su muerte, ocurrida en Notre-Dame de l’Osier, el 30 de septiembre de 1879.

YVON BEAUDOIN, O.M.I.