Obispo de Argel de 1838 a 1845

La ciudad de Argel fue erigida en obispado por Gregorio XVI el 9 de agosto de 1838. Fue nombrado obispo Antonio Adolfo Dupuch. Había nacido en Burdeos el 20 de mayo de 1800. Tras los estudios en el seminario de San Sulpicio y la ordenación sacerdotal en 1825, se había ocupado de algunas obras en Burdeos. Ordenado obispo por Mons. Donnet, arzobispo de Burdeos, desembarcó en Argel el 31 de diciembre de 1838. Llevaba consigo cuatro sacerdotes y encontraba otros cuatro en la colonia que contaba 25.000 colonos y 60.000 soldados. Llamó a varias congregaciones y creó numerosas obras. Mantuvo buenas relaciones con los árabes, pero las autoridades civiles le prescribieron abstenerse de todo proselitismo. A consecuencia del desastre financiero de su administración, tuvo que dar la dimisión el 9 de diciembre de 1845. Murió en Burdeos el 11 de julio de 1856.

Mons. de Mazenod, que se había interesado por Argelia desde la toma de Argel en 1830, había hecho presión en 1837 sobre el rey Luis Felipe y sobre el general Damrémont, gobernador de Argelia, para la creación de esa diócesis (cf. arriba el artículo Argelia). Por dos veces, en su diario, anota que “tuvo la suerte de contribuir” a la erección de la diócesis (el 1 de setiembre de 1838 y el 31 de enero de 1839). Encuentra algunas veces a Mons. Dupuch que pasa por Marsella el 29 de noviembre de 1838, el 19 de diciembre de 1841, el 24 de enero y el 5 de octubre de 1842. Los dos obispos se relacionan en 1838-1839 acerca de la “Asociación para la colonización de Argelia” fundada por el príncipe de Mir. Se ven cada día en el viaje que hizo a Argelia Mons. de Mazenod del 23 de octubre al 13 de noviembre de 1842 para acompañar las reliquias de san Agustín.

En mayo de 1844 Mons. Dupuch escribió a Mons. de Mazenod para invitar al cabildo de la catedral de Marsella a contribuir a la construcción de la casa curial de Argel (Diario, 31 de mayo de 1844) y, tras la dimisión del prelado, el arzobispo de Burdeos dirige una circular a los obispos de Francia para pedirles que ayuden a un colega desdichado. El P. Rey escribe al respecto: “Mons. de Mazenod fue uno de los primeros que suscribió generosamente y animó a varios obispos que le pidieron informes sobre una situación que no podían apreciar” (Rey, II, 229).

YVON BEASUDOIN, O.M.I.