Nació en Lila (Norte) el 6 de noviembre de 1820
Tomó el hábito en N.-D. de l’Osier el 31 de octubre de 1847
Profesó en N.-D. de l’Osier el 1 fde noviembre de 1848 (nº 218)
Fue ordenado en Marsella el 29 de junio de 1851
Murió en Pontmain el 8 de setiembre de 1886.

María José Gillet nació en Lila, diócesis de Cambrai el 6 de noviembre de 1820. Tras los estudios literarios entró en el noviciado de Notre-Dame de l’Osier el 31 de octubre de 1847 e hizo la oblación el 1 de noviembre de 1848. Admitido a la profesión en el consejo general el 2 de octubre de 1848, se dijo de él que “estaba dotado de buenas cualidades, pero era nervioso y de una imaginación fácilmente irritable”. Tras unos años en el seminario mayor de Marsella, fue ordenado sacerdote por Mons. de Mazenod el 29 de junio de 1851.

Sigue primero en Notre-Dame de la Garde el “gran curso”querido por el Fundador con el fin de preparar mejor a los padres jóvenes para la predicación. Durante su primera aparición en el púlpito, una falla de memoria le obliga a retirarse sin terminar su sermón. Cae en un gran desaliento y bajo la influencia de esa impresión, parte para la Trapa. Reconoce pronto su error y vuelve a Marsella, donde trabaja primero en el Calvario.

Pasa después su vida predicando misiones y retiros en varias diócesis, pues, tras algunos años en una casa, pide siempre ir a otra parte. Reside primero en Notre-Dame de Bon Secours de 1852 a 1856, en Notre-Dame de Talence en 1856-1860 y en 1862-1867, en Limoges en 1861. No pueden precisarse las fechas de las otras obediencias. Según el autor de su nota necrológica y Missions, residió en Nancy y en Saint-Andelain. Está en Angers en 1868, en Arcachon en 1875, en Autun en 1877-1882, y en Pontmain donde muere en 1886.

El autor de su nota necrológica escribe que en Talence el padre Gillet “daba ejemplo de celo y de virtud. Nunca la menor vacilación en la entrega, siempre la alegría y la confianza en Dios. Sus sermones, sin ser obras maestras, estaban compuestos con el auxilio de los mejores autores, eran bien aprendidos y dados con naturalidad y con una voz muy hermosa. La impresión producida era buena […] La obediencia fue su gran ley. Si a veces deseaba que se conformara con sus ideas personales, sabía por otra parte hacer todos los sacrificios para observarla […] Era piadoso, buen misionero, religioso observante, apóstol celoso por la salvación de las almas y siempre adicto a la Congregación”

El 8 de setiembre de 1886, en Pontmain, al bajar del altar murió víctima de un aneurismo.

YVON BEAUDOIN, O.M.I.