Nacimiento en: Valserres (Hautes-Alpes), Octubre 23, 1810.
Toma de hábito en: Marsella, Junio 15, 1838.
Oblación en: N.-D. de l’Osier, Febrero 17, 1842 (N. 93).
Muerte en: Sault-Saint-Louis, Canadá, Febrero 9, 1885.

  

Antonio Domingo Jouvent nació en Valserres, diócesis de Gap, Francia, el 23 de octubre de 1810. Sus padres fueron Antonio Jouvent, terrateniente, y Margarita Borel. Realizó con éxito sus estudios secundarios y en el seminario menor en Gap e inició teología en el seminario mayor de Embrun. Parece que cuando estaba por recibir la tonsura, sus directores le aconsejaron marcharse. Pensó en convertirse en Hermano de las Escuelas Cristianas (De La Salle) pero antes que nada, decidió tomar un retiro en Notre-Dame du Laus. Fue entonces que decidió convertirse en Hermano laico con los Misioneros Oblatos de María Inmaculada.

Comenzó su noviciado en Marsella el 15 de junio de 1838, terminando en Notre-Dame de l’Osier, donde tomó votos el 24 de julio de 1839. A partir de 1840 continuó solicitando al Obispo Mazenod su permiso para “tomar sus votos mayores”, y el 17 de febrero de 1842 hizo su oblación perpetua en Notre-Dame de l’Osier, donde trabajó de 1839-1842. En Notre-Dame de Lumières en 1842-1843, en Le Calvaire en Marsella en 1843-1844 y en Aix de 1844 a 1850.

En 1841, cuando el Fundador pidió a los Oblatos su opinión acerca de aceptar misiones en Canadá, todos respondieron afirmativamente y el Hermano Jouvent solicitó ser miembro del primer grupo. Salió a Canadá en 1850. Estuvo en Saint-Pierre-Apôtre en Montréal de 1850 a 1854, después en Saint-Sauveur, Québec, de 1854 a 1862, en Montréal en 1862, en Maniwaki de 1862 a 1876 y en la reservación de los amerindios Iroquois de Sault-Saint-Louis (Kahnawake) de 1876 a 1885.

El Hermano Jouvent no fue un gran trabajador manual. En las diferentes comunidades donde vivió, se encargaba de la sacristía, y del jardín en el verano. Sus intereses especiales eran la lectura y la oración. Era buen escritor y tenía el don de poder hablar de su vida interior. Así lo hizo en algunas de sus cartas al Fundador. Algunas están firmadas como  “el muy pequeño Hermano Antonio Jouvent”.

Los Padres Nicolás Burtin y Héctor Mauroit, quienes le conocieron en Canadá, mencionaron que el Hermano había perdido a su madre siendo aún muy pequeño. Fue criado por una madrastra muy severa, que le hizo desarrollar una disposición a la desconfianza y gran susceptibilidad. También tenía gran apego a ver las cosas según su particular punto de vista, especialmente su errónea piedad personal, en especial hacia el final de su vida. El Padre Burtin comenta que “Aparte del período de verano en que trabajaba en el jardín, sus días se dividían entre la oración y la lectura. Había hecho una regla de vida propia que determinaba cómo utilizar su tiempo y se convenció de que no debía perder ni un minuto. Todos los días, además del rosario, decía varias oraciones. Al llegar la hora, nada, aunque se cayera la casa, le persuadía de cambiar su horario. Realmente creía que servía a Dios de esa forma, que no corresponde en nada a lo que prescribe nuestra Santa Regla para los Hermanos. Nadie podía convencerlo de que así   estaba eludiendo su deber y que tendría más mérito ayudar en algo en la casa”.

El autor de su obituario concluye con una imagen del Hermano: “De inteligencia que no carecía de calidad, una brillante imaginación, de carácter algo excéntrico, con un firme apego a su vocación, profunda piedad y caridad en relación a Dios, pero de juicio algo equivocado en las relaciones con sus superiores, sus hermanos o su prójimo. Si el juicio de Dios es por el corazón, Deus intuetur cor, parece que el corazón y toda el alma del Hermano Jouvent siempre ha estado con Dios y utilizado por Él. Tal es la profundidad de la misericordia divina.”

Hacia el final de su vida, el Hermano Jouvent había perdido el oído y tenía ataques de  asma, pero en general parecía disfrutar de buena salud. En enero de 1885 se quejó de tos y dolor de estómago, que no parecieron de cuidado. Fue encontrado muerto al pie de su cama la mañana del 9 de febrero. Fue sepultado primero en Lachine y después transferido al cementerio Oblato en  Richelieu.

Yvon Beaudoin

y Gastón Carrière, o.m.i.