Giovanni Marchetti nació en 1783 y fue nombrado arzobispo titular de Ancira en 1814, y luego secretario de la Congregación de los Obispos y Regulares a fines de 1825. Con ocasión de su primer encuentro con él, el 6 de diciembre de 1825, el P. de Mazenod escribe en su diario: “Estuve en el palacio del Quirinal para conocer al célebre Mons. Marchetti, arzobispo de Ancira. Es un prelado notable por su ciencia y por el celo de que dio prueba en todo tiempo. En tiempos de Pío VII era uno de los misioneros que predicaban en las plazas públicas […] Es autor de varias obras y, aunque tenga 74 o 75 años, sigue trabajando y con preferencia en la controversia contra los galicanos, cuya opinión le disgusta” ( Ecr. Obl. I, t. 17, p. 43 [Diario de Roma, p. 29s]).

Con Mons. Marchetti fue con quien sobre todo se relacionó el Fundador en Roma en 1825-1826, y con quien trabajó. Se encontró con él por lo menos 21 veces, y siempre fue acogido amablemente. Se queja con frecuencia de la lentitud de ciertos personajes romanos, pero alaba sin cesar la disponibilidad y dedicación de Mons. Marchetti. El Padre de Mazenod fue recibido por el Papa el 20 de diciembre y le convenció de que era preciso, no solo alabar la Regla sino aprobarla. Mons. Marchetti tuvo una audiencia unos días después y se sometió con gusto a la voluntad del Papa que le habló del Fundador “en la forma más satisfactoria, por no decir elogiosa” (Mazenod a Tempier, 29-12-1825).

Al comienzo de enero de 1826 el P. de Mazenod se entera de que Mons. Arbaud, obispo de Gap, y los otros obispos que le habían dado cartas de recomendación, han escrito a Roma oponiéndose a la aprobación. En una visita a Mons. Marchetti, éste, adversario del galicanismo, rechaza las conclusiones del obispo de Gap. En vez de ser un obstáculo, esa carta favorece la aprobación; en Roma hay interés en afirmar la autoridad de la Santa Sede.

Mons. Marchetti está presente en la reunión de los tres cardenales que aprueban la Regla el 15 de febrero. En la tarde del 15 el P. de Mazenod trabaja con él durante dos horas para hacer las correcciones del texto que ha pedido la comisión. Continúan al día siguiente. El 18 de febrero es también el arzobispo de Ancira quien anuncia que el Papa ha aprobado la Regla el día anterior. Tras haber recopiado durante tres días el texto corregido, el Fundador va a llevarlo al secretario de la Congregación de Obispos y Regulares y escribe al P. Tempier el 27 de febrero: “Es imposible ser más puntual que este excelente arzobispo de Ancira. Me recibe con una amistad y una bondad encantadoras” (Ecr. Obl., t 7, p. 45 [ed. españ. p. 37]) La preparación del breve tomó unas semanas, y Mons. Marchetti intervino para que en el secretariado de los breves se concluyera cuanto antes ese asunto.

El 20 de marzo, el Fundador cuenta al P. Tempier que en Roma se asombran de la rapidez con que obtuvo la aprobación de la Regla. Él atribuye el mérito sobre todo a León XII, pero a la vez a Mons. Marchetti que “hizo coro con el Papa”; “en todas sus audiencias habla de nosotros con el Santo Padre, siempre en el sentido más favorable” (Ecr. Obl. T. 7, p. 68 [ed. españ. p. 56]).

Mons. Marchetti falleció en 1829. Mons. de Mazenod solo lo nombra ya dos veces durante su vida, en particular, en una carta al cardenal Gousset, el 21 de julio de 1852, para decir que el arzobispo de Ancira había sido su amigo, opuesto al galicanismo, pero no obstante defensor de las tradiciones de la iglesia de Francia.

YVON BEAUDOIN, O.M.I.