Nace en Saint-Sixte (Isère) el 12 de febrero de 1812
Toma el hábito en N.-D. de l’Osier el 14 de agosto de 1842
Oblación perpetua en N.-D. de l’Osier el 1 de enero de 1845 (nº 133)
Muerte en N.-D. de l’Osier el 13 de noviembre de 1887.

José Perrin nació el 12 de febrero de 1812 en San Sixto, diócesis de Grenoble, penúltimo de los 9 hijos de una familia de labradores. A consecuencia de un reumatismo agudo en su infancia, quedó cojo. Aprendió el oficio de sastre. Hacia la edad de 30 años hizo una peregrinación a Notre-Dame de l’Osier y entró en el noviciado el 14 de agosto de 1842. Allí emitió sus votos perpetuos el 1 de enero de 1845.

El 16 de marzo de 1847 recibe la obediencia para Notre-Dame de Lumières, donde será portero y trabajará “en la confección de los hábitos de los padres y de los hermanos”. Ejerce luego su oficio de sastre para los escolásticos en el seminario mayor de Marsella en 1852-1854 y en Montolivet de 1854 a 1860. En 1861 es enviado a Notre-Dame de l’Osier, donde queda hasta su muerte ocurrida, tras unos días de enfermedad, el 13 de noviembre de 1887.

En su noticia necrológica se lee que “en l’Osier fue una de las figuras más típicas de la antigua comunidad. Es raro que el recuerdo de esa casa no despierte en seguida el recuerdo del buen hermano Perrin. Lo vemos pequeño, arrastrando el pie, con la cabeza derecha y luego inclinada, la cara redonda, arrugada y grave, el porte digno y austero, con el ojo y el oído al acecho del menor ruido. El cuadro de su fisionomía era su taller, su estrecho almacén repleto de viejas sotanas, de viejas dulletas, de viejas esclavinas, de viejos pantalones […] La mesa del sastre era en forma de cofre grande. Llegada la noche, el hermano abría la tapa y se mesa se convertía en su litera. La obediencia, creemos, le impidió durante sus últimos años tomar el descanso en esa especie de ataúd. Por lo demás, era hombre que no retrocedía ante el sufrimiento o la humillación”.

En una carta al P. Fabre, el 13 de setiembre de 1887, el P. Francisco Bonnefoi anuncia su muerte y añade: “Fue a la cama el viernes a las 11al volver de la misa. Se declaró en él una erisipela que, junto a su catarro, lo arrebató pronto a nuestro afecto. El H. Perrin ha sido siempre un duro religioso; es una verdadera pérdida para nuestra casa; su influencia mantenía en regla a nuestros hermanos. Tenía alrededor de 75 años”.

Yvon BEAUDOIN,O.M.I.