Nació en Olmeto (Córcega) el 25 de mayo de 1820
Tomó el hábito en N.-D. de l’Osier el 20 de noviembre de 1841
Emitió los votos en N,-D. de l’Osier el 8 de diciembre de 1842 (nº 102),
Ordenación sacerdotal en Viviers, el 20 de setiembre de 1845
Expulsión el 4 de junio de 1855.

Carlos Pianelli nació en Olmeto, diócesis de Ajaccio, el 25 de mayo de 1820. Tras un año de filosofía en el seminario mayor de Ajaccio, inició su noviciado en Notre-Dame de l’Osier el 20 de noviembre de 1841, recomendado por el P. Noel Francisco Moreau, superior en Ajaccio y por Mons. de Mazenod. El 6 de noviembre éste escribe al P. Ambrosio Vincens, maestro de novicios: “Quedará usted encantado de su carácter. [En el seminario] se ha distinguido por su aplicación al estudio, por su piedad e incluso por su fervor. Tiene talentos por encima de lo ordinario, ardor en el carácter y una salud fuerte”.

El novicio hace la oblación el 8 de diciembre de 1842 y luego estudia la teología en l’Osier y en el seminario mayor de Marsella. Mons. de Mazenod lo ordena sacerdote en Viviers el 20 de setiembre de 1845. Pasa después un año con el P. Hipólito Courtès en Aix, donde es capellán de prisiones. Durante el verano de 1846 sigue los cursos de pastoral y de predicación dados por el P. Vincens en Parménie, cerca de l’Osier. A primeros de noviembre de 1846 es enviado a la nueva fundación de Notre-Dame de Bon Secours. No queda allí ni siquiera dos meses. El P. Luis Toussaint Dassy, superior, lo encuentra “tan vivo y tan natural” y sobre todo, escribe el 29 de noviembre, que “es incapaz de momento de dar en francés un sermón: 1. porque no ha escrito nada; 2. porque no hace más que repetir y balbucir cuando improvisa; 3. porque es del todo novicio en materia de predicación en cuanto al género y a las ideas que convienen en misión. No cuenta más que como confesor”.

Es llamado al Calvario, en Marsella, donde se ocupa en la Obra de los italianos hasta 1851. Pide entonces la dispensa de los votos, supuestamente para ayudar a uno de sus sobrinos en necesidad. Mons. de Mazenod le responde en carta del 25 de mayo de 1851, que no debe sacrificar su vocación para ayudar a un sobrino que tiene madre, padre y varios tíos, etc. Sin embargo, le permite vivir temporalmente fuera de las casas oblatas.

Se percibe aquí un aspecto especial de la vida del P. Pianelli. Durante su año de seminario en Ajaccio luchó con su padre para obtener el permiso de hacerse oblato. Al fin del noviciado tiene un momento de vacilación y deja entender que si es preciso, podría salir después de sus votos. El 16 de octubre de 1842 el Fundador pone en guardia al P. Vincens: “La apostasía me causa tanto horror que no podría recomendarle demasiado tomar precauciones con el h. Pianelli”. En 1843 la familia del escolástico, y sobre todo su hermano sacerdote, hacen presión para que vuelva a Córcega. Mons. de Mazenod pide al P. Bruno Guigues, el 18 de febrero, que siga con atención el asunto. “No olvido, escribe, que un prelado que conoce bien el país me decía que no hay cosa que un corso, aunque sea sacerdote, no sea capaz de hacer para alcanzar sus fines”. En 1844 el Fundador se propone enviar al escolástico Pianelli al Canadá con el P. Guigues. Se lo anuncia al P. Moreau el 30 de abril: “Pianelli desea mucho ser escogido para esa misión a fin de poder sustraerse a la persecución sentimental, o mejor dicho interesada, de sus parientes y sobre todo de su hermano, el párroco, que lo cansa con sus intenciones y con sus torcidos razonamientos”.

El deseo del escolástico no es muy sincero. Cuando se le anuncia que recibirá la obediencia para el Canadá, rehúsa ir allá. Así que su petición de dispensa de votos en 1851 no sorprende. Trabaja durante unos años en Roma. En 1854 pide de nuevo la dispensa de los votos, esta vez para ayudar a su madre y a su familia. Espera obtener en Córcega un puesto bastante lucrativo en las filas del clero parroquial. El Fundador lo recomienda al vicario general de Ajaccio, pero expresa el parecer de dar a Pianelli un título de párroco simple o amovible a fin de facilitarle el regreso a la Congregación a la muerte de su madre. Cuando se entera de ese parecer del Fundador, el P. Pianelli entra en cólera y le escribe dos cartas “en las que la insolencia y la necedad rivalizan con la ingratitud”. Pide con insistencia la dispensa de los votos. En la reunión del consejo general, a primeros de junio de 1855, el padre queda expulsado y dispensado de sus votos. El P. Casimiro Augier, provincial del Mediodía y secretario general, le envía esa dispensa y le dice al mismo tiempo con bastante crudeza lo que él piensa: “Si se ha intentado conservarle algunos lazos con la familia, si, aun concediéndole lo que reclamaba en nombre de un derecho natural para con su madre, se ha preferido que usted estuviera todavía en una posición que volviera más fácil su reingreso en el cuerpo de la Congregación, del que se va a separar exteriormente, la cosa no se combinó de esa forma más que para el provecho de usted y por el bien de su alma. Pues no vaya a imaginarse que nosotros tuviéramos gran interés en conservarlo entre nosotros. En realidad ¿qué es lo que ha hecho desde que se ha convertido en miembro de nuestra familia espiritual? ¿Qué servicios ha prestado, qué obras ha realizado? Consultando mis recuerdos, me es permitido señalar algo que le concierne personalmente: es el disgusto que ha dado a sus superiores y las molestias que ha ocasionado a sus hermanos con su carácter difícil, su genio iracundo y su independencia. Y cuando usted debería estar lleno de agradecimiento por la excesiva caridad con que ha sido tratado, ¡no teme presentarse como acusador y víctima! Así es como paga lo que debe al venerable prelado que es nuestro padre, a quien sus canas, sus eminentes virtudes y su carácter sagrado habrían debido infundirle respeto, incluso si su corazón no le hubiera inspirado ningún sentimiento para con él; ¡así es como usted paga su deuda con la Congregación por haber completado su educación y por todas sus atenciones y su solicitud de madre!…

Yvon BEAUDOIN, O.M.I.