Francesco Saverio Castiglioni nació en Cingoli, en las Marcas, el 20 de noviembre de 1761. Después de estudiar en Osimo, Montalto y Bolonia, en 1785 prosiguió su formación canónica en Roma. Pío VII lo nombró obispo de Montalto en 1800. Alejado de su diócesis en 1808 por orden de Napoleón, volvió a ella en 1814 y fue creado cardenal en 1816. Trasladado poco después a la diócesis de Cesena, fue llamado a Roma por Pío VII, que lo nombró penitenciero mayor de la Iglesia y obispo de Frascati.

En el cónclave de 1829 (22 de febrero a 31 de marzo) el cardenal Castiglioni fue elegido Papa. Firme en la defensa de los derechos de la Iglesia, era conciliador en los asuntos puramente políticos; por eso reconoció a Luis Felipe como rey de los franceses al día siguiente de la revolución de Julio de 1830. Minado por la enfermedad, Pío VIII se extinguió el 30 de noviembre de 1830, a la edad de 69 años.

En 1826 el Padre de Mazenod fue por lo menos tres veces a ver al cardenal Castiglioni, entonces penitenciero mayor, para pedir varias indulgencias. En el curso de la primera visita, el 2 de enero, el cardenal fue cortés, pero suscitó varias objeciones contra la aprobación de la Regla. “Mucho me temo, escribe el Fundador al P. Tempier, que hable al Papa en el mismo sentido que a mí y que esa palabrería cause mala impresión en el Santo Padre, que hasta ahora se ha mostrado tan favorable…”. El Fundador ignoraba entonces que el cardenal conocía la carta del 8 de diciembre de Mons. Arbaud contra la aprobación de la Regla. Pero esa carta no convenció al cardenal que, después de haber visto al Papa, deseó la aprobación. El 4 de enero fue a ver a Mons. Marchetti para recomendarle vivamente el asunto, haciendo el más grande elogio del Padre de Mazenod.

Tras la elección de Pío VIII, el 31 de marzo de 1829, el Fundador, que descansaba en Grans en el mes de agosto, escribió al P. Tempier para pedirle que compusiera una carta pastoral donde anunciara el jubileo con ocasión de la elección del Papa. El 28 de octubre de 1830, después que el Papa había reconocido a Luis Felipe como rey de los Franceses, el Fundador, desde Billens, en Suiza, pidió al P. Tempier que “diera a conocer esa decisión, absteniéndose de prohibir lo que ella autoriza. Hay que ser consecuente en las doctrinas. El Papa, doctor de la Iglesia, ha dictaminado, eso basta para descargo de nuestra conciencia”.

Durante el verano de 1829 el P. de Mazenod envió al Papa un ejemplar de la biografía del beato Alfonso (escrita por su padre y por el P. Jeancard) y luego, desde Suiza en el verano de 1830, escribió de nuevo a Pío VIII para mostrarle, en su nombre y en el de su pequeña sociedad, el honor y la reverencia que le eran debidos como a sucesor de Pedro y para pedirle una confirmación de la aprobación de la Congregación. El Papa respondió a esas cartas el 2 de setiembre de 1829 y el 26 de agosto de 1830.

Yvon BEAUDOIN, O.M.I.