El Obispo Miguel O’Connor (1810-1872) de Pittsburgh, Pennsylvania (1843-1860) pasaba por Marsella a finales de 1843 y solicitó al Obispo de Mazenod algunos Oblatos para el seminario mayor de Pittsburgh. La respuesta del Fundador fue negativa, por falta de personal. El Obispo  O’Connor solicitó entonces sacerdotes, y el 7 de junio de 1848 se reunió con el Padre Guigues en Longueuil, para ultimar los detalles de una fundación de la Congregación en  Pittsburgh. Los Padres Adrián Telmon, Agustín Gaudet y el escolástico Eugenio Cauvin fueron asignados al seminario mayor, saliendo el 15 de septiembre y tomando posesión del seminario el 3 de octubre. Al llegar encontraron que solo había seis estudiantes alojados en una pequeña casa austera que se encontraba en reparación y destinada a ser un orfanato. Permanecieron en el lugar solamente por algunas semanas, pues el 3 de enero de 1849 el Padre Telmon escribió a la Madre Bruyère en Bytown, comentando que el seminario se encontraba en otra casa, que también estaba en reparación, añadiendo: “¿Así que qué más he hecho desde mi última carta? ¡Ah sí! Solo lo mismo que desde que llegué, construir, hacer carpintería, limpiar, lavar, quedar cubierto de polvo y quedar exhausto…”

El Padre Telmon estaba en comunicación con las Hermanas en Bytown y Longueuil, pero muy poco con el Fundador. El 5 de noviembre, el Obispo de Mazenod le reprochó no escribir regularmente y le aconsejó: “Al fundar una casa en Pittsburgh, en los Estados Unidos, está colocando los cimientos de una nueva Provincia, pero debe actuar con moderación, sin prejuicio, sin pasión, sin inclinarse al optimismo, pero tampoco asumiendo una actitud pesimista, una disposición detestable con la que no se pueda lograr la empresa, evitando el bien”. El Padre Telmon no consideró el valioso consejo, pues el 12 de marzo de 1849 informó al Obispo O’Connor que dejarían el seminario. Si hubieran de permanecer, sería necesario lograr mayor estima y confianza de parte del obispo, quien seguía demorando el permiso para comprar terreno, bajo el pretexto de que deseaba conocer mejor a los Oblatos. El 23 de marzo el Padre Cauvin escribió desde Longueuil al Obispo  Guigues: “Ya no existe el establecimiento en Pittsburgh”, confirmando los puntos de vista del Padre Telmon, diciendo que todos los Oblatos solo recibieron frialdad e indiferencia de parte del obispo. Sin embargo, añadió: “A pesar de todo ello, realizamos nuestra tarea lo mejor posible. Todo estaba en orden, al igual que los ejercicios piadosos; los seminaristas recibieron su formación de acuerdo a la regla. Estaban muy contentos con nosotros, como lo mostraron sus lágrimas a nuestra partida. En una palabra, el Obispo no tiene nada que reprocharnos”.

El Obispo Bourget lamentó la partida precipitada del Padre Telmon sin haber consultado con sus superiores. El 11 de junio el Obispo de Montreal escribió al Obispo de Mazenod: “No podría decir si su espíritu ansioso encajaría con el espíritu flemático de los americanos. Debo admitir que este fracaso en Pittsburgh me ha lastimado y creo que habría sido más sabio de su parte permitir que los Obispos de Bytown y de Pittsburgh arreglaran los detalles al momento de la fundación”.

Yvon Beaudoin, o.m.i.