CAMERÚN

Thomas Bang, OMI

La ciudad de Marua es la capital del Lejano Norte Camerunés. Es una región con frecuencia víctima del movimiento terrorista islámista Boku Haram. La ciudad de Marua alberga numerosos desplazados internos (IDP en sus siglas en inglés) además de refugiados llegados de Nigeria.  Hay también desplazados de lengua inglesa de las regiones Noroeste y Sudoeste de Camerún. Estas dos regiones son víctimas de la violencia fruto de la crisis política, que ha dejado ya cerca de 2.000 muertos y 6.000 desplazados, según la prensa local.

P. Thomas Bang, OMI

Marua, por tanto, ha quedado transformada en un gran centro para víctimas de la guerra y de la pobreza. La mayoría han sufrido distintos tipos de abuso físico y psicológico. Hay niños y mujeres que han sido violados, golpeados, mutilados y privados de sus familias, de escolarización e incluso de comida. Hay padres que han perdido a sus hijos e hijos que han perdido a sus padres.

Apasionados de los pobres, los Oblatos de María Inmaculada de la provincia de Camerún, abrieron en agosto de 2019 un Centro de Asesoramiento en Marua. El nombre del centro es “Centro de Asesoramiento de Marua” (MCC en sus siglas en inglés). El centro es fruto de la iniciativa del P. Edouard DAGAVOUNANSOU, Superior provincial. El P. Thomas BANG ha sido elegido como su primer director. El centro cuenta con la colaboración de psicólogos, de un médico, un abogado y de policía local.

Las personas desplazadas en Maroua (Foto: acn-canada.org)

El P. Thomas escucha a cada víctima y la remite a sus colaboradores según las necesidades que presenta. El centro recibe víctimas de abuso y de violencia en todas sus formas. Hasta ahora, la mayoría de las víctimas son niños y mujeres.

La principal dificultad a la que hacemos frente es la enorme demanda, mucho mayor de la esperada. Escuchar a una víctima lleva a veces más de 2 horas. Además del P. Thomas, el centro carece de otro personal permanente por la falta de medios financieros. El director del centro tiene además otras responsabilidades ajenas al centro, lo que hace que su tiempo a veces sea limitado. Algunas personas llegan al centro buscando asistencia material, como el pago de la matrícula escolar, facturas médicas, comida e incluso alojamiento.

Uno de numerosos aspectos positivos del centro es que las víctimas de abuso nos expresan su alivio al poder sencillamente ser escuchadas. Están felices de encontrar por fin un lugar al que acudir para compartir y expresar sus sentimientos con libertad, ¡gracias a la buena disposición de nuestros voluntarios y colaboradores!

Tenemos también algunos proyectos de futuro. Uno de nuestros proyectos es un comedor en el que ofrecer al menos una comida al día a las víctimas en peor situación. Además, el centro necesita más servicios y duchas para las víctimas durante el tiempo que están en el centro. También querríamos contar con dos o tres personas más como miembros permanentes de la plantilla. Así podríamos atender a más personas al día. Estos son nuestros sueños, y desde la fe, creemos que pronto podrá ser una realidad.