Comité Interno para la Misión

L.J.C. et M.I.

Queridos hermanos Oblatos y todos los que viven el carisma de san Eugenio.

Bendito sea Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos (Efesios 1,3).

Nuestro Superior General, el padre Louis Lougen OMI, ha concedido el privilegio de escribir esta carta a la Congregación en esta bendita fiesta de María al Comité Interno para la Misión del Gobierno central, para así poder compartir con todos ustedes la bendición y la alegría de una nueva misión que la Congregación ha aceptado.

“Entonces escuché la voz del Señor, que decía: « ¿A quién enviaré? ¿Y quién irá por nosotros?» (Isaías 6,8)

Hace poco más de dos años, Monseñor Emmanuel Kofi Fianu, SVD, Obispo de la Diócesis de Ho en Ghana, escribió invitando a los Oblatos de María Inmaculada a abrir una nueva misión en su Diócesis, confiándonos un Santuario mariano dedicado a Nuestra Señora de Lourdes. Monseñor Fianu conoció a los oblatos durante el tiempo que estuvo en Roma como Secretario general de la Sociedad del Verbo Divino done también estuvo involucrado en VIVAT, una red internacional de congregaciones religiosas que trabajan con los temas de la JPIC en las Naciones Unidas, red en la que los OMI son un miembro asociado. Conociendo la dimensión mariana del carisma de los oblatos, él expresó su convicción de que los Oblatos “pueden trasformar el santuario en un lugar sagrado de encuentro real con María para la abundante juventud de la diócesis que busca un encuentro con Dios a través de nuestra madre María”[1]. Además destacó en su carta la casi total ausencia de institutos religiosos masculinos en su diócesis, lo que considera “una pobreza que necesitaba ser abordada para poder evidenciar la misión universal de la Iglesia”. El obispo expresó también su apertura a que los oblatos encuentren una misión particular propia en su diócesis, una apertura importante para evangelizar los nuevos rostros de los pobres y ser evangelizados por ellos.

La República de Ghana es un país situado a lo largo del Golfo de Guinea y el Océano Atlántico, en la subregión de África Occidental. Tiene una población de unos 30 millones de personas de los que el 13% son católicos. El inglés es el idioma oficial aunque el francés se enseña en las escuelas. También hay 11 idiomas locales oficiales.

La Diócesis de Ho es en su mayor parte agrícola y pobre. El Santuario mariano está situado en la ciudad de Agbenoxoe, Kpando. Se puede decir que está en la periferia de la diócesis y asentado en un lago. El santuario se fundó hace 63 años y es el lugar de la peregrinación anual principal de la diócesis que culmina el 8 de diciembre reuniendo unas 4.000  personas en una vigilia nocturna.

La “Gruta” está vinculada a una parroquia rural con tres estaciones misioneras y el obispo quiere que los Oblatos asuman la parroquia y la ayuden a crecer en su propia identidad pastoral. Actualmente existen estructuras al servicio de la “Gruta” como son la residencia presbiteral, el Vía Crucis, instalaciones básicas de duchas y baños y la iglesia parroquial.

En los dos años siguientes a la recepción de la carta de Monseñor Fianu y su posterior visita a la Casa general, el Gobierno central hizo un proceso de discernimiento guiado por el documento de nuestra congregación llamado “Discernir y Sostener la Misión Oblata”. Dos de nosotros visitaron el santuario y la parroquia y dialogaron con el Obispo y otros líderes, experimentando de primera mano la piedad y energía de la peregrinación diocesana anual en el santuario de Lourdes la noche del 7 al 8 de diciembre. Deliberamos en el Comité interno y en Sesiones plenarias del consejo general. Consultamos a las Conferencias regionales y otras personas que podrían darnos una opinión cualificada. Más importante todavía, oramos en “total disponibilidad a la llamada del Espíritu…”[2], pidiendo la ayuda de María, nuestra madre y la inspiración de san Eugenio de Mazenod.

«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». (Lucas 1,38)

Por último, en octubre de este año, en el mes dedicado a la misión y a nuestra devoción mariana del rosario, el Superior general y su consejo aceptaron en principio el llamado a la misión en la Diócesis de Ho, Ghana, haciéndose eco del humilde y confiado “Sí” de María a la invitación de Dios.

Abriendo esta nueva misión queremos ser intrépidos de nuevo, escribiendo una “nueva página del Evangelio con creatividad y audacia mazenodianas” [3] en los primeros años del tercer siglo de la vida de nuestra Congregación.

La Iglesia local de Ho por medio de su obispo, está llamándonos a responder a las necesidades misioneras percibidas, dando testimonio de la vida religiosa y de la misión universal de la Iglesia, promoviendo una espiritualidad mariana genuina y desarrollando una comunidad pastoral en la periferia de la diócesis. Así esperamos proseguir el camino comenzado por el Fundador, un hombre que amó a Jesucristo apasionadamente y a la Iglesia incondicionalmente. Esto es a lo que el papa Francisco nos está invitando, repitiendo las palabras de Pablo VI el día de la beatificación de Eugenio, en su mensaje a los participantes en el 36º Capítulo General, el 7 de octubre de 2016.

Llevaremos a cabo una misión en y a través de una comunidad apostólica que dé testimonio del valor y del lugar de la vida religiosa en la Iglesia. Atentos al mandato del último Capítulo general, aseguraremos que esta comunidad adopte la “interculturalidad como estilo de vida, como una manera de estar en la misión[4]”.

Recordamos cómo de alguna manera el ministerio pastoral en los santuarios marianos fue un ministerio favorecido en los comienzos de la Congregación: “Un tercio de las obras oblatas aceptadas por el Fundador fueron los santuarios… él consideró estos santuarios como una “misión no itinerante” y las peregrinaciones ofrecían la ocasión de pensar de nuevo en algunas verdades, de convertirse y de vivir mejor la vida cristiana…”[5]

En el año en que celebramos el 25º aniversario de la canonización de san Eugenio de Mazenod, sentimos que esta nueva misión en un santuario mariano continúa el legado de san Eugenio de “despertar en las almas un amor ilustrado a María” [6] a través del ministerio con los peregrinos y a la vez teniendo en cuenta a la Congregación y a las innumerables necesidades del mundo de hoy en nuestras oraciones confiadas a la intercesión de María.

La misión nos permite la colaboración con el laicado y el clero local así como con otros religiosos y nos dará una oportunidad para promover las vocaciones a la vida religiosa y misionera oblata.

La estatua mariana en el santuario.

Por último, esta misión que se abre en Ho, una población que comparte frontera con Togo, puede ser también un trampolín para explorar futuras posibilidades misioneras para un ministerio específicamente oblato en Ghana o en los lugares vecinos, teniendo en cuenta que “dondequiera que los lleve su ministerio, tratan de promover una devoción auténtica a la Virgen Inmaculada, que prefigura la victoria definitiva de Dios sobre el mal[7]”.

La alegría de Monseñor Fianu fue palpable en su respuesta a nuestra aceptación de la misión que él asoció a la comprensión de san Pablo de ser llamado por Dios para predicar la Buena Nueva en Macedonia después de tener una visión de un hombre puesto en pie que le suplicaba:  «Pasa a Macedonia y ayúdanos» (Hechos 16,9). Monseñor Fianu escribió: “No pueden imaginar mi inmensa alegría y agradecimiento a Dios cuando recibí su correo electrónico hace unos días. Esta es una buena noticia y estoy de veras agradecido porque ustedes escucharon el grito procedente de Macedonia. Su venida a la diócesis es el cumplimiento de la oración pidiendo poder ofrecer a nuestro pueblo el rostro universal de la Iglesia”[8].

Somos conscientes de los retos de embarcarnos en esta nueva aventura y también de las necesidades urgentes en muchas Unidades oblatas pero, como María que fue concebida sin pecado, confiamos en la gracia de Dios que hace posible todas las cosas para su mayor gloria.

Desde ahora en adelante trabajaremos en los detalles y preparativos que permitan encarnar este nuevo compromiso misionero contando con el apoyo de los Superiores mayores, la generosidad de los Oblatos que pudieran ser llamados a ser parte de esta nueva misión y la oración de todos para que podamos colaborar con la gracia de Dios para “hacernos misioneros de la misericordia y de la esperanza, embajadores de la ternura del rostro paterno y materno de Dios, a semejanza de la Virgen María, nuestra Madre Inmaculada, que meditaba todas las cosas en su corazón[9].

“Son Oblatos de María Inmaculada. Este nombre… sea para ustedes un compromiso constante con la misión”[10].

Oramos a María Inmaculada, la patrona de la Congregación, para que nos enseñe cómo ser discípulos misioneros en esta nueva misión, para ponernos humilde y enteramente al servicio de Dios y ser reflejo del amor de Jesús y su donación total en la  cruz ante el pueblo al que Él nos envía.

¡Alabado sea Jesucristo y María Inmaculada! ¡Feliz fiesta para todos!

Fraternalmente suyos,

Ramon Maria Bernabe, OMI ;
Alberto Huamán Camayo, OMI;
Guillaume Muthunda, OMI;
Peter Stoll, OMI

(Comité Interno para la Misión)

[1] Carta al Superior general Louis Lougen, el 25 de agosto de 2018.
[2] Constitución OMI nº 13.
[3] Mensaje del 36º Capítulo General, nº. 4.
[4] Actas del 36º Capítulo General, nº. 62.
[5] Lubowicki, Casimir, María,” Diccionario de Valores Oblatos,” Association for Oblate Studies and Research”, Roma (2000), p. 537.
[6] Ibid, p. 538.
[7] Constitución OMI nº. 10.
[8] Correo electrónico al Asistente General para la Misión, p. Ramon Bernabe, 18 de Octubre de 2020.
[9] Mensaje del 36º Capítulo General, nº 6.
[10] Discurso del Santo Padre, papa Francisco, al 36º Capítulo General, 6 de Octubre de 2016.