SAHARA OCCIDENTAL

Mario León, OMI

El oblato español Mario León DORADO es el prefecto apostólico del Sáhara Occidental. Aquí comparte con nosotros su experiencia de la reciente visita del Papa Francisco a Marruecos.

El 30 y 31 de marzo el Papa ha realizado una visita histórica a Rabat, Reino de Marruecos. Visita que he tenido el privilegio de seguir bien de cerca en nombre de toda la misión y de la prefectura. El sábado, en la explanada de la torre Hassan y bajo una lluvia torrencial –“el Papa trae la bendición de Dios” decía más de un marroquí- esperamos con estoicismo y con gran alegría y expectación la llegada de S.M. el rey Mohamed VI junto al Papa Francisco. Finalmente llegaron en paralelo. Parece que hubo semanas y semanas de negociación. En su discurso, el Santo Padre expuso ya su programa, sus preocupaciones: “la cultura del diálogo como el camino a seguir; la colaboración, como conducta; el conocimiento recíproco, como método y criterio” del ya famoso documento de Abu Dhabi. Es decir, el diálogo interreligioso vivido desde la impronta que los oblatos podríamos reclamar como nuestra: la cercanía y la convivencia fraterna y diaria; También habló y mucho de las personas migrantes que viven dolor, miseria, soledad, abuso y gran sufrimiento.

El Papa Francisco firma un llamamiento a Jerusalén con el Rey Mohammed VI

De la explanada de la Torre Hassan, calados hasta los huesos, fuimos al Instituto Mohamed VI, donde Marruecos prepara y forma los imames del Reino y de hasta otros 10 países, incluida Francia. Un signo de acercamiento, deseo de conocer y de hospitalidad. La jornada terminó con la visita a la sede de CARITAS RABAT. Fue un encuentro privado y muy restringido, ya que la sede es pequeña y el Papa quería encontrarse sobre todo con inmigrantes: 60 migrantes representando a las distintas ciudades. Un colaborador de nuestra parroquia de Dajla tuvo la suerte de participar.  Salió encantado.

El domingo fue un día importante. A primera hora el Papa visitó un centro de asistencia que tienen las Hijas de la Caridad en Temara, en las afueras de Rabat. Y después, el encuentro con la iglesia de Marruecos. Como oblato pude sentirme en casa: religiosos, religiosas, sacerdotes… la catedral de Rabat estaba a rebosar. Invito a todos a leer y releer su mensaje. Sus palabras no sólo confirman nuestra fe, también nuestra vida y nuestra misión. ¿Cómo ser y vivir, nosotros, misioneros oblatos, en un contexto tan particular? ¡Gracias Santo Padre!

Mártires de Argelia

La jornada tuvo su culmen con la Eucaristía, celebrada en el polideportivo Mulay Abdallah de Rabat, con aforo para 10.000 personas (8.000 en las gradas más 2.000 en la pista). Al entrar por el pasillo central y descubrir a toda esa multitud, me di cuenta de hasta qué punto la visita del Papa Francisco ha sido todo un signo no sólo para nosotros, iglesia local, sino para todo el país: Marruecos. Todo un país ha seguido con atención los pasos y las palabras de este “peregrino de la paz y de la fraternidad”. Más que nunca, la iglesia ha sido un signo bien visible.

Un hito histórico para nosotros, oblatos del Sahara, y para toda la Iglesia del Norte de África. Pero un hito histórico que debemos ver a la luz de otros dos: la Beatificación de los Mártires de Argelia, (Mons. Pierre Claverie y compañeros mártires) y la visita del Papa a Abu Dhabi, (por primera vez, a la península arábiga), en la que firmó el Documento sobre la Fraternidad Humana. Juntos translucen toda una agenda y un propósito: hacer del diálogo interreligioso una de las prioridades a la que habría que unir la conversión ecológica (Laudato Si’) y los pobres y marginados (en nuestro caso, con rostro de migrante “subsahariano”).

Así pues, el Papa no sólo ha venido a confirmar nuestra vida y nuestra fe. También ha venido a confirmar nuestra misión, la misión de los Oblatos y la misión de la Iglesia del Norte de África.