Al lado de los pobres

Entrevista al P. Gilberto Piñón, OMI

 

  • ¿Qué hacen los Oblatos?

Cuando me preguntas, ¿qué hacen los Oblatos para combatir la pobreza endémica que afecta a tantos países del mundo?, lo primero que me viene a la mente es la imagen de los primeros Oblatos que conocí de niño. Mi juventud la viví en Laredo, Texas; pueblo fronterizo entre EE.UU. y México.

En mi parroquia había Oblatos venidos de Holanda: Enrique Janssen, Italia: Vladimiro Manente, España: Leoncio Maria Roque, Irlanda: Guillermo Grant, Alemania: Felipe Stober y del norte de Estados Unidos, Chicago: José Kennelly. Lo que en aquel tiempo viví y entonces, no podía interpretar conceptualmente, ahora lo recuerdo con mucha claridad y gratitud.

¿Qué hacían aquellos hombres venidos de tan lejos? Laredo era y sigue siendo todavía, uno de los pueblos mas pobres de Estados Unidos, con salarios todavía muy por debajo del salario mínimo en el país más rico del mundo. Aquellos hombres se pusieron literalmente – físicamente – al lado de los pobres. Atendían las parroquias de los mexicanos; vivían en nuestros barrios; se hicieron nuestros amigos, nuestros aleados; defendían nuestras causas; comían nuestra comida; en otras palabras se solidarizaron totalmente con nuestro pueblo.

Te estoy contando de lo que yo viví hace cincuenta años. Aunque han cambiado las formas y los conceptos para identificar los comportamientos de los Oblatos, hay algo que no ha cambiado, que sigue hasta el día de hoy: la solidaridad con el mundo de los empobrecidos (inclusive, fíjate, hace cincuenta años ni se hablaba de “los empobrecidos”); se hablaba de otra manera, pero sigue la misma generosidad, la misma entrega, el mismo interés por eliminar las causas de la pobreza.

Me preguntabas: ¿qué hacen los Oblatos? Bueno, eso depende del y de las necesidades; de país a país; de lo que la misma realidad te deja o no te deja realizar. No es lo mismo Paraguay que Cuba; las Filipinas que Australia o la República Democrática del Congo que África del Sur. A América Latina la conozco. Lo primero que hacen los Oblatos es escoger el lugar de trabajo y por lo regular siempre es un lugar pobre. Se le pregunta al obispo: ¿cuáles son los lugares más pobres? ¿dónde hay más necesidad de misioneros? Ahí encontrarás a los Oblatos; solidarios físicamente con los pobres; conocedores de sus problemas. En la mayoría de nuestros países hay lo que conocemos como CRIMPO: Comunidades Religiosas Insertas en Medios Pobres. Es la primera condición que nosotros mismos nos ponemos – vivir al lado de los pobres. Y es también el lugar privilegiado de nuestras comunidades de formación. Queremos que nuestros Oblatos jóvenes entiendan esta dinámica de la Encarnación del mismo Señor Jesús, quien se solidarizó con nosotros en todo, menos en el pecado.

Y, por lo que yo sé, esto lo vivimos también hasta cierto punto, en otros lugares misioneros: con los Latinos en Estados Unidos; en las reservaciones de poblaciones autóctonas del Norte de Canadá; en las montañas de Lesotho; en las poblaciones musulmanas de Mindanao, Filipinas; y en las aldeas de Zambia.

  • Los encarcelados…

Desde los tiempos del Fundador en Aix-en-Provence, Francia, los prisioneros gozan de un lugar privilegiado en el corazón del Oblato misionero. Reconozco que no siempre se les puede visitar, pero en mi vida misionera he conocido a muchos Oblatos que los han preferido: En la antigua Provincia del Texas con los ya condenados a la silla eléctrica en Huntsville; en San Paulo, Brasil el ya legendario Padre Chico Reardon entregó muchos años de su vida a los encarcelados; en mi primera obediencia, Salina Cruz, Oaxaca, México, el Padre Ricardo Junius me inició a este ministerio, que todavía hasta el día de hoy, lo sigue realizando el Hermano Ernesto Magán; y también un Oblato alemán cuyo nombre no recuerdo los visitaba en Asunción, Paraguay. Yo personalmente, durante mi estancia en Cuba le pedí al Señor Cardenal Jaime Ortega, Arzobispo de la Ciudad de La Habana, Cuba, que me consiguiera un permiso del Partido para visitar la cárcel vecina a mi Parroquia. El permiso tardó tres años en llegar… llegó 5 días antes de mi salida. Espero sea mas fácil conseguirlo al regresar.

 

 

  • Los sin nada…

Los sin tierra, sin casa, sin trabajo, sin alimentos, sin salud, sin esperanza … son los que abundan en nuestros ministerios. Basta visitar cualquiera de nuestras parroquias en el hemisferio sur para encontrarlos. Y también muchas de nuestras parroquias en el norte atienden minorías en estas circunstancias de vida. Lo hermoso es que siempre encontrarás a un Oblato que los atiende: en San Paulo, Brasil, el Padre Miguel Pipolo lleva muchos años trabajando con la Conferencia Episcopal en la Pastoral de los Sin Tierra; el Hermano Blaise Macquarrie en el Perú ha dedicado toda su vida misionera a la construcción de miles de casas para los sin techo y desplazados por la violencia; en Guatemala el Padre Lorenzo Rosebaugh dedica horas y horas del día acompañando personas VIH positivo y que viven en la calle. En México, mi país de origen, he tenido la suerte de haber conocido muchos misioneros que han dado la vida por los pobres: menciono solamente uno, como muestra: Roberto Biasiolli, que, dejando los helados vientos del Polo Norte se encarna en el calido trópico del Istmo de Tehuantepec donde convivió con los Indígenas Icotz de San Mateo del Mar por más de 26 años. Estos Oblatos que conozco se multiplican en África y Asia, en Europa y América del Norte también. Aunque nunca he estado en Sri Lanka, sé de Oblatos muy comprometidos por la pacificación de la Isla, viviendo literalmente una situación donde peligra la propia vida. ¡A ellos, mi admiración!

 

  • La Voz de los sin Voz…

Hoy día cosechamos lo que otros sembraron. El ejemplo que nos dejaron nuestros mayores nos mueve a ir a lugares nuevos para llevar la voz de los pobres. El Padre Gregorio Iriarte nos puso el ejemplo dedicando su tiempo al estudio de la Deuda Externa de los pueblos y el Hermano Gilberto Pauwels continúa el trabajo en Bolivia trabajando en Foros Nacionales concientizando gobiernos para que aprueben leyes que protejan el medioambiente de los pueblos contra Trasnacionales.

También en la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York y en foros internacionales, como el Banco Mundial y Organización Internacional del Trabajo, tenemos presencia oblata que hacen presente la voz de los Pobres, exigiendo a Gobiernos y Compañías Trasnacionales un trato mas justo. Ahí están Seamus Finn y Daniel Le Blanc colaborando con otros religiosos, haciendo que “los poderosos” del mundo oigan “la voz” de “los sin voz”.

En la Ciudad de Roma, la voz de los pobres también llega a los corredores y pasillos cuando se reúnen los Superiores Generales en sus Comités de Justicia y Paz e Integridad de la Creación en la persona de nuestro Superior General, P. Guillermo Steckling y el Padre Oswald Firth, Primer Asistente, encargado de la Misión. Me consta de su interés y dedicación en este ministerio por la justicia y la paz.

  • Sin hacer ruido…

Todo esto, querido interlocutor, se hace sin hacer ruido. Estamos en casi 70 países y en todos ellos encontrarás Oblatos involucrados de mil maneras en el trabajo por la justicia y la paz. En el silencio de la noche o en el ruido del medio día encontraré, estoy seguro, un Oblato ayudando a un hombre, a un niño o a una mujer anciana necesitada. Sin hacer ruido, los Oblatos estamos haciendo mucho para aliviar y combatir la pobreza endémica que afecta a tantos países del mundo.

(Missioni Omi)