Misión y secularización en Corea

Entrevista al P. Vincenzo Bordo, OMI

 

Vincenzo BORDO es uno de los Oblatosque empezó la misión en Corea y que ha trabajado ahí desde el principio. Luego de una corta estadía en la Casa General, aceptó consagrar algo de su tiempo para compartir con nosotros, su reflexión sobre su misión después de dieciséis largos años.

  • Cuéntenos algo de los principios de la Misión en Corea.

En 1986, el Padre General, Marcello ZAGO, me llamó y me preguntó si estuviera dispuesto para ir a una misión en Corea que debía abrirse en los próximos años. Tres razones justificaban este proyecto:

1. Las conversiones y las vocaciones vivían un desarrollo formidable en Corea del Sur; como Oblatos, fuimos allí para tener vocaciones en el nivel local y para la Congregación.
2. Queríamos ayudar a la Iglesia de Corea a desarrollarse y a extenderse en el Sur (ecclesie implantatio);
3. Queríamos estar prontos para evangelizar, con las vocaciones oblatas locales, Corea del Norte y China del Norte (Manchuria: es una región en que se habla coreano.

Después de cuatro años de preparación, Mauro CONCARDI y yo mismo, llegamos a Seúl el 12 de mayo de 1990.

  • ¿Cuáles fueron sus primeros pasos?

Inmediatamente llegados, comenzamos a informarnos sobre la Iglesia de Corea y sobre la sociedad para comprender la situación. Pronto nos dimos cuenta que la realidad era muy diferente de la que nos imaginábamos desde Italia. Descubrimos que la Iglesia estaba ya bien establecida. La Iglesia de Corea estaba muy bien organizada, y ello por sí misma, ya sea en los medios de que disponía de personal, como en las estructuras que eran autosuficientes. Todos los obispos eran Coreanos, y para cada parroquia, había en media dos sacerdotes coreanos. También constatamos que la sociedad coreana era, económicamente hablando, muy rica, secularizada, nacionalista y muy orgullosa de sí misma. Nos hemos dado cuenta en poco tiempo que ni la Iglesia ni el país necesitaban nuestra presencia.

 

Con otros dos Oblatos que han llegado en los años siguientes, Giovanni ZEVOLA y Maurizio GIORGIANNI, hemos comenzado una serie de encuentros, reflexiones, y conferencias para ayudarnos a la comprensión de nuestra presencia en Corea. Llegamos a esta conclusión: si se comprende a la Iglesia como una institución jerárquica (obispos, curas de parroquias y profesores), no necesita nosotros. Pero si la Iglesia de Jesús es una comunión de carismas como lo dice San Pablo (Rom.12, 4-11) y como lo enseña el Vaticano II, entonces hay lugar para nosotros como religiosos en un Ministerio profético, y como Oblatos, en la dimensión misionera de la Iglesia. Hemos redactado un breve documento en el cual, como Oblatos, señalamos cuatro ámbitos o sectores donde podíamos tener una participación activa.

  • ¿Cuáles eran estos ámbitos?

Trabajar en la formación de las vocaciones locales; Aportar nuestra ayuda a la Iglesia local durante los fines de semana; Trabajar con los pobres según nuestro carisma; Y la formación de los laicos.

  • ¿Cómo evolucionaron las cosas después de eso?

Durante este período, se unieron a nosotros dos personas suplementarias: una de la Provincia de Jaffna, James JEYACHANDRAN y una de la India, Varam ANTHONYSAMY. Juntos hemos trabajado, sin descanso, para llegar a los objetivos que nos habíamos fijado:

— Dos de entre nosotros comenzaron a trabajar a tiempo completo para la promoción y la formación de las vocaciones provenientes del país.
— Abrimos a una oficina para ayudar a los emigrantes y un centro para la gente de la calle.
— Trabajamos como capellanes de hospitales y hacemos nuestro aporte a la iglesia local desarrollando un ministerio ordinario los fines de semana.
— Con la ayuda de la Congregación, compramos dos casas, una para la formación y otra para la comunidad apostólica.
— Redactamos los “estatutos de la misión en Corea” que nos proporcionan un método y una guía para poder trabajar juntos.
— Gracias a la ayuda de la Congregación y, en particular, de la Delegación de Japón, constituimos un patrimonio estable para ayudarnos a ser económicamente independientes.

  • ¿El “proyecto Inmensa Esperanza” ayudó en este discernimiento?

El proyecto una “Inmensa Esperanza” fue realmente una muy buena ocasión para que reflexionáramos sobre nuestras vidas, nuestro apostolado y nuestra presencia en Corea. Redactamos un informe de orientación misionera en cuatro puntos:

* Como Comunidad, compartir nuestro carisma Oblato con la Iglesia de Corea, colaborando con la iglesia local y para la formación de los laicos;
* Seguir trabajando con los pobres en sus múltiples caras;

 

* Seguir trabajando en las vocaciones y la formación;
* Desarrollar la comunidad como un lugar donde se acepta y donde uno esta al cuidado del otro.

Es a partir de aquel momento, que comenzamos a trabajar según este espíritu y esta orientación.

  • En este momento ¿qué piensa de su misión?

Si observamos nuestra comunidad a partir de esta perspectiva tradicional de la misión que es aquella de la “ecclesiae implantatio”, podríamos decir que fallamos. De hecho, después de dieciséis años de presencia en este país, tenemos exactamente dos Oblatos con votos temporales y algunos en espera. Nunca hemos tenido parroquias en la Iglesia local para garantizar a un ministerio ordinario. Jamás hemos ido a Corea del Norte ni a China (Manchuria) como al comienzo había sido previsto. No hemos realizado pues ninguno de nuestros objetivos.

 

Pero si se observa a esta comunidad bajo un ángulo diferente, en la perspectiva de la misión en mundo secularizado, como el Capítulo lo recomendó, como es el caso para la comunidad en Inglaterra y la del Canadá, las dos fundadas para explorar e incluir el sentido de la misión en un contexto de secularización y modernidad, en ese caso, tenemos mucho que decir y enseñar a la Congregación entera y a toda la Iglesia.

  • ¿Cómo comprende el término “secularización”?

Comúnmente, se entiende por “secularización” una manera cultural de vivir sin referencia a lo sobrenatural; la modernidad es esta mentalidad que comprende el mundo como tal, dominado por la tecnología y una complejidad de relaciones en el nivel local e internacional. Corea está sumergida completamente en este contexto cultural. De hecho, es un país muy moderno y rico (la décima potencia económica del mundo) Es también una sociedad secularizada. (Cuando fuimos a Corea, la asistencia a la misa dominical era cerca del 80%; ¡hoy, está por debajo del 30%!) Además de ser, una sociedad que está muy orgullosa de sí misma y posee un agudo sentido del nacionalismo. A causa de eso, la presencia extranjera no es muy bien aceptada. En cuanto a la Iglesia Católica, no necesita ni de nosotros, ni de nuestro dinero por esto es una iglesia consolidada, con sus propios recursos humanos, económicamente hablando. A pesar de todos estos problemas y estas dificultades, el nombre de los Oblatos es conocido y respetado en la propia sociedad, visto nuestro valor para hacer frente a los problemas más difíciles y de mayor actualidad de esta sociedad (mano de obra extranjera, hospitale

 

s, gente de la calle…) Se nos conoce también en la Iglesia local, debido nuestra a humilde y constante colaboración con el clero local y también debido a nuestro trabajo en la formación del laicado. Hace ahora dieciséis años, que estamos comprometidos en la misión en un mundo secularizado y creo que salimos adelante bastante bien en este ámbito.

Entrevista realizada por Nino BUCCA