Nacimiento en Socourt (Vosges), Francia, Abril 9, 1825
Toma de hábito en Nancy, Enero 15, 1849 (No.272)
Oblación en Marseilles, Febrero 17, 1850
Ordenación sacerdotal en Marsella, Febrero 15, 1842
Muerte en Borella, Agosto 23, 1923.

 

Constante Chounavel nació en Socourt, diócesis de Saint-Dié, Francia, el 9 de abril de 1825. Sus padres fueron José Chounavel y Cristina Pierron. Asistió a la escuela local de Socourt antes de ir a Châtel-sur-Moselley de 1847 a 1849, al seminario mayor de Saint-Dié. El 15 de enero de 1849 ingresó al noviciado Oblato en  Nancy, donde el Padre Eugenio Dorey era maestro de novicios. Terminó su noviciado en el seminario mayor en Marsella, donde tomó sus votos el 17 de febrero de 1850 y continuó sus estudios filosóficos y teológicos. De acuerdo a sus memorias, se resignó “a ser el último de la clase” debido a su timidez y falta de confianza en sí mismo. El Obispo de Mazenod, en una carta al Padre Étienne Semeria, fechada enero 21 de 1852, le informaba enviarle tres misioneros. Describió al Padre Chounavel con estas palabras: “El tercer hombre también es excelente, aunque menos brillante”. Lo ordenó al sacerdocio el 15 de febrero de 1852 e inmediatamente le dio una obediencia para Ceylán.

En el vicariato de Jaffna de 1852 a 1893
El Padre Chounavel salió para Ceylán en compañía del Padre Juan Pélissier, el 24 de abril y llegaron el 26 de septiembre. Trabajó en el vicariato de Jaffna por más de 30 años, como  pastor y misionero. A continuación está la lista de sus obediencias: Jaffna, octubre de 1852 a mayo de 1853, Batticaloa, mayo de 1853 a noviembre de 1855, Mantotte, noviembre de 1855 a mayo de 1856, Trincomalee, mayo de 1856 a mayo de 1857, visitante en el bosque de Vanni, al norte de la isla, de mayo a septiembre de 1857, predicador de misiones parroquiales con el Obispo Semeria y el Padre Cristóbal Bonjean, de septiembre de 1857 a noviembre de 1861, Wennappuwa, noviembre de 1861 a enero de 1863, Chilaw, enero de  1863 a octubre de 1866, pastor en la catedral de Jaffna, noviembre de 1869 a mayo de 1872, ministerio con los budistas en Talampitiya, enero de 1877 a agosto de 1879, Wennappuwa, agosto de 1879 a agosto de 1883.

En el vicariato de Colombo de 1883 a 1923
En 1883 el Obispo Bonjean fue nombrado vicario apostólico de Colombo y llevó al Padre Chounavel con él. El P. Chounavel trabajó en varias misiones: Kotahena, de agosto de 1883 a enero de 1884, Bolawatta, de enero a septiembre de 1884. Fue nombrado viario general el 9 de agosto de 1886 y después fue pastor de la catedral en Kotahena de noviembre de 1886 a abril de 1889, Negombo, de abril de 1889 a julio de 1882, Negombo (Grand Street), de julio de 1892 a marzo de 1893, Maggona, de septiembre a noviembre de 1893, Borella, de noviembre de 1893 a febrero de 1895, Kotahena, de noviembre de 1895 a noviembre de  1907, Kurunegala, de noviembre de 1907 a junio de 1909, Wennappuwa, de agosto de 1910 a febrero de 1917, Borella, de febrero de 1917 a agosto de 1923.

Aptitudes y virtudes
El Padre Chounavel gustaba mucho de escribir, en especial en cingalés. El Padre Bernad, en su libro Bibliographie des Missionnaires Oblats de M.I., lista 35 libros del Padre Chounavel, publicados, en su mayoría por la Prensa Católica en Colombo. Principalmente son adaptaciones de obras sobre espiritualidad y piedad.

Adonde fuera, y habiendo servido en prácticamente todas las misiones Oblatas en los vicariatos de Jaffna y Colombo, fue un apóstol con celo y un religioso obediente, que vivía en pobreza y oración. Así es como el Padre Carlos Collin describió los rasgos principales de su personalidad: “El Padre Chounavel fue un buen y santo religioso, observante perfecto de las Reglas y alguien que sabía combinar la austeridad de la vida, trabajo y regularidad monástica, con la sinceridad, sencillez y gracia de un niño”. El autor de su obituario, la tituló “el santo” y escribió: “Dios prodigó favores especiales al Padre Chounavel y nunca dejó de agradecerlos: una larga vida que no veía terminar y una extraordinaria salud. Su estómago podía digerir lo que fuera, excepto cangrejo de río. No sufrió de reumatismo. Nunca escupió ni usaba pañuelo, pues no transpiraba porque se movía lentamente; se quejaba de ser tan seco como un corcho. A pesar de no cuidar sus ojos, pues a menudo se hundía en sus libros y manuscritos jeroglíficos hasta la madrugada, podía leer a los 97 años. Por mucho tiempo tuvo dificultad para escuchar en un oído, pero el otro siempre estuvo sano. Cuando pensamos en su entrega, sus agotadores viajes, su dedicación en cualquier circunstancia, no podemos dejar de maravillarnos ante su vigoroso temperamento…”

Poco a poco se desapegó de todo. La edad lo forzó eventualmente a predicar y oír confesiones con menos frecuencia. El temblor de sus manos le impidió dar la comunión y a comer en su cuarto. Cuando la luz de sus ojos se perdió, distribuyó sus libros y manuscritos al superior, dejó de decir el breviario y solo celebraba la Misa de la Santísima Virgen. Al final sólo conservó su cruz Oblata y rosario, que rezaba noche y día. La muerte llegó lentamente y falleció en Borella el 23 de agosto de 1923, habiendo vivido casi cien años. El día anterior había recibido el sacramento de los enfermos, en plena conciencia. Su cuerpo descansa en la iglesia en Wennappuwa.

Yvon Beaudoin, o.m.i.