Nacimiento en Orres (Altos Alpes) 3 de setiembre, 1801
Toma de hábito en N.-D. de Laus el 19 de junio, 1836
Oblación perpetua en N.-D. de Laus el [11] de junio, 1838 (no 75)
Muerte en N.-D. de l’Osier el 22 de diciembre, 1870.

Pedro Pablo María Joubert nació en Orres, diócesis de Gap, el 3 de setiembre de 1801. Después de haber sido seminarista y secretario del obispo de Gap, entró en el noviciado oblato en Notre-Dame de Laus el 10 de junio de 1836, como hermano. Fue probablemente él quien fue enviado a Aix en setiembre de 1837. El Fundador lo designa como “un joven encantador”. No se conoce la fecha de sus primeros votos. En mayo de 1838 está en Notre-Dame de Laus y el P. Mille obtiene del Fundador autorización para admitirle a la profesión perpetua, con dispensa del quinquenio, “al término de su primera oblación”.

El hermano trabaja unos años en Vico, Córcega, y luego en Notre-Dame de l’Osier de 1843 a 1846. Sigue al P. Dassy a Notre-Dame de Bon Secours en 1846. Es sacristán, y encargado de la ropa y de las celdas. Hace la cocina por cierto tiempo, y el P. Dassy afirma que los padres han sido “admirables en mortificación bajo el régimen del pobre hermano Joubert”. El P. Dassy no está muy satisfecho con él. Le encuentra “jorobado” y dice que “no es de la última actividad”. En 1853 Mons. de Mazenod escribe al P. Courtês que el hermano Joubert ha pedido salir de la Congregación y que le será concedida la dispensa de los votos. Pero el hermano sigue siendo oblato. Lo volvemos a encontrar en Notre-Dame de l’Osier en 1854 y allí muere el 22 de diciembre de 1870, a la edad de 70 años.

En la breve noticia necrológica que le dedica el padre Fabre solo se encuentran alabanzas para con el hermano. Se lee, entre otras cosas: “Por mucho tiempo tomó la disciplina cada día. A imitación de varios santos, se grabó con un hierro candente en el pecho los benditos nombres de Jesús y de María […] Todos los que le han conocido se recordarán de su caridad; nunca se le oía murmurar ni desollar a sus superiores o a sus hermanos. Su rasgo característico fue el amor al trabajo. Siendo por mucho tiempo el único converso en Notre-Dame de Laus, daba abasto a todo. Es verdad que, levantándose con la comunidad, no se acostaba antes de las 11 de la noche. Él fue quien roturó y cavó el suelo inculto o ingrato dé las huertas de nuestras casas de Córcega, de Bon-Secours y de Notre-Dame de l’Osier […] La enfermedad mortal le sorprendió en su campo de batalla propio, ocupado en cavar un sótano bajo la nueva sacristía.

YVON BEAUDOIN, O.M.I.