Poco después de su llegada a Marsella como vicario general de la diócesis en 1823, el P. de Mazenod comprobó que muchos inmigrantes italianos estaban privados de atenciones religiosas por falta de sacerdotes capaces de instruirlos en su idioma. Resolvió ocuparse de ellos y los reunió en la iglesia del Calvario poco antes confiada a los Misioneros de Provenza. Confió luego la dirección de esa obra a oblatos de origen italiano: Domingo Albini, en 1828-1835; Esteban Semeria, en 1835-1839; Antonio Rolleri, en 1839-1847 y 1853-1860; Carlos Pianelli, en 1847-1853 y José Zirio, de 1860 a 1881. Posteriormente los directores de esa obra fueron los PP. Leonardo Gallo, de 1882 a 1918; Juan Lingueglia y Pedro Centurioni en 1918-1921, y luego José D’Eramo, de 1921 a 1946.

El cónsul italiano puso al corriente de ese apostolado de los oblatos al rey de Cerdeña Carlos Félix. Este, en 1827, los honró nombrando al Superior general caballero de la real Orden de los santos Mauricio y Lázaro. En 1836 Mons. de Mazenod recibió del rey Carlos Alberto el título de comendador, y luego en 1855, del rey Víctor Manuel II, el de oficial mayor.

La obra de los italianos fue por mucho tiempo una actividad importante de los Padres del Calvario, porque eran numerosos los italianos en Marsella. En 1873 se contaban unos 40.000; en 1889, 80.000, y en 1918, 150.000. La capilla de los italianos quedó abierta cuando las expulsiones de los religiosos en 1880 y 1903. La obra decayó poco a poco antes y durante la guerra de 1939-1945. La capilla fue secularizada en 1953. La pastoral con los italianos se confió a los salesianos y a los misioneros de San Carlos en diversos puntos de la ciudad.

YVON BEAUDOIN, O.M.I.