Nacimiento en: Pers-Jussy (Haute-Savoie), Octubre 26, 1826.
Toma de hábito en: N.-D. de l’Osier, Mayo 12, 1847.
Oblación en: N.-D. de l’Osier, Mayo 13, 1848 (No. 195).
Ordenación sacerdotal en: Marsella, Mayo 29, 1851
Muerte en: Kurunegala, Ceylán, Mayo 18, 1879.

Juan Pedro Perréard nació en Pers-Jussy, diócesis de Chambéry, Francia, el 26 de octubre de 1826. Al igual que muchos otros jóvenes de Savoy y la frontera suiza, decidió convertirse en misionero después de escuchar una plática del Padre Leonardo Baveux. Después de ingresar al noviciado en Notre-Dame de l’Osier el 12 de mayo de 1847, tomó votos el 13 de mayo del año siguiente. Al concluir tres años de estudios de teología en el seminario mayor de Marsella, fue ordenado sacerdote por el Obispo de Mazenod el 29 de mayo de 1851 y salió hacia Ceylán el 4 de junio, llegando el 23 de julio.

El Padre Perréard y tres colegas, a solicitud expresa de la Congregación de Propaganda, estuvieron destinados para el Vicariato apostólico de Colombo. A su llegada, el Obispo Bravi los colocó en varias misiones, instruyéndoles ocultar sus cruces Oblatas y exigiendo no tener relación con el Padre Semeria, su superior, quien vivía en Jaffna. Escribió: “Las dos comunidades Oblatas en la isla no debían tener ya relación entre ellos más que los cánones de Génova con los de Ancona”.

El Padre Perréard ya sabía algo de inglés. Adquirió un perfecto dominio del cingalés y suficiente de portugués y tamil para realizar su ministerio con los católicos del vicariato. Trabajó en muchas misiones, en especial en Kandy y los territorios de la provincia central y posteriormente en los distritos de Negombo y Chilaw. Construyó varias iglesias y viajó mucho. El Padre Constante Chounavel comentaba respecto a él: “Como misionero, siempre amó a la gente que se le encomendó. Pudo ganar su confianza a través de su bondad, su caridad y dedicación. Tenía sabiduría en su consejo.” El Padre Chounavel añade que el Padre compró varios terrenos donde sembró cocoteros, lo que le ocasionó mucha preocupación y cansancio, pero que a la larga redituó a las comunidades cristianas, llevándolas a la auto-suficiencia financiera.

En el obituario que redactó el Padre Fabre acerca del Padre Perréard, alaba su tarea misionera y también se refiere a su manejo de los bienes temporales, diciendo: “Vivió tanto tiempo solo, alejado de los ojos de sus superiores, que debe haber estado expuesto más que otros a habituarse a actuar por sí mismo y creer no carecía de sabiduría al seguir su inspiración, en la cual el celo siempre estaba presente… llevándole a actuar con absoluta independencia, contraria a la disciplina religiosa en cuanto a los asuntos de deferencia y caridad, al igual que en los de pobreza y administración temporal, ocasionando un serio detrimento de la misión y una penosa responsabilidad para sus superiores, con grandes consecuencias”.

Al enfermar en 1879, el Padre Duffo lo invitó a ir a descansar en las montañas de Kurunegala. El diagnóstico médico fue hipertiroidismo y debilidad cardiaca. Falleció el siguiente 8 de mayo y está sepultado en el cementerio del pueblo.

Yvon Beaudoin, o.m.i.