Nacimiento en Gap (Altos Álpes), el 19 de noviembre de 1804.
Toma de hábito en Notre Dame du Laus, el 17 de octubre de 1821.
Oblación en Aix, el 10 de marzo de 1826 (nº 20).
Ordenación sacerdotal en Marsella, el 12 de agosto de 1827.
Muerte en Ajaccio, el 7 de enero de 1837.

Joseph Laurent Richaud nace en Gap el 19 de noviembre de 1804. Hace sus estudios en el colegio de su ciudad natal, donde conoce a los jóvenes Joseph Alphonse Martin, J. Eugène Bruno Guigues y Victor Antoine Arnoux. Durante las vacaciones, hace algunas peregrinaciones al santuario de Notre Dame du Laus, situado a nueve kilómetros de Gap. Durante el verano de 1809, tras el establecimiento de los oblatos en dicho santuario, fueron acogidos por el padre Henry Tempier. Mantiene después correspondencia con los padres Touche y Moreau, con los que también se vio en Gap. Bruno Guigues y Alphonse Martin comienzan su noviciado en Laus el 2 de agosto de 1821. Joseph Laurent siguió sus ejemplos el 17 de octubre siguiente. Laurent Richaud fue con los novicios hasta Aix, donde fue emplazado el noviciado en otoño de 1822. De ordinario, debía haber hecho su oblación en 1823, como los novicios Guigues, Martin y Arnoux. No la hizo sino el 10 de marzo de 1826. ¿Era él quien rechazó comproterse antes de forma definitiva o se le hacía esperar porque se dudaba de su perseverancia?. El 24 de julio de 1824, el Fundador escribe al padre Hippolyte Courtès que ha permitido al novicio Richaud ir con él: “Hay que temer que se tome demasiado a pecho su decisión si se le deniega el permiso de hacer su viaje; no es menos cierto que este ejemplo es pernicioso, no teniendo, sobre todo, ningún motivo plausible para excusarse…” (Letters to the Oblates of France, 1814-1825, Oblate Writings I, vol. 6, no. 147, p. 147). El autor de la noticia da otra explicación. Mons. F.A. Arbaud fue nombrado obispo de Gap en 1823. Ponía muchas trabas a los jóvenes de su diócesis para hacerse Misioneros de Provenza. Sólo el 9 de mayo de 1825, envía las letras dimisorias del novicio promovido al subdiaconado. Sólo tras éstas, Joseph Laurent emitió sus votos perpetuos entre las manos del padre Courtès, el 10 de marzo de 1826, tras la aprobación de la Congregación por Roma. Fue el primero en firmar “Oblato de María Inmaculada” en su fórmula de oblación. Es ordenado sacerdote en Marsella por Mons. Fortuné de Mazenod el 12 de agosto de 1827. Trabaja después como misionero en Aix, más tarde en Notre Dame du Laus, de 1831 a 1835. Es nombrado delegado de esta casa para el quinto Capítulo General, celebrado en Marsella del 28 al 30 de septiembre de 1831. Es enviado al Seminario Mayor de Ajaccio para el año académico de 1835-1836. El superior, el padre Hippolyte Guibert, que conoció al padre en Notre-Dame du Laus, se lo agradece al Fundador: “Deseo con toda mi alma la venida del buen padre Richaud (…), no es necesario hacerme elogios sobre el que Ud. me envía. Lo conozco desde hace bastante tiempo. Tiene en sí sólida virtud, buen juicio, razón, discreción”.

A comienzos de enero de 1837, el padre Richaud, ecónomo del seminario, debía hacer algunos asuntos en Vico. El autor de la necrológica dice: “Una buena mañana partió a caballo, escoltado por un sirviente de la casa, que debía aconsejarle. Tomaron la ruta de los Sanguinarios. Al principio todo iba bien; animado por el éxito, el joven padre comete la imprudencia de alejarse de su compañero. ¿Qué pasó?. ¿Su corcel dio un respingo, asustado por algún objeto extraño?. ¿Se desbocó por alguna maniobra inoportuna del inexperto jinete?. No hubo testigo alguno que pudiera dar noticia de ello. El sirviente, no viendo volver a nuestro oblato, se puso a buscarle y finalmente lo encontró inconsciente al borde del camino, mientras que su montura pacía plácidamente en la hierba del talud vecino. ¡Qué desolación en el seminario cuando vieron a este compañero llevado en camilla, en un estado bastante lamentable!. El médico, llamado a toda prisa, constata los síntomas que le harán temer lesiones internas en la región de los riñones, así como muy cerca del cerebro. El herido murió al día siguiente, tras haber recobrado el conocimiento durante algunas horas, en las que edificó a sus hermanos oblatos por su resignación y su confianza en Dios. Esto fue el 7 de enero de 1837”.

El Fundador, por las cartas de los padres Guibert y Reinaud, supo unos días después la noticia del accidente y de su muerte. El 11 (o el 15), escribe al padre Guibert: “Vengo de ofrecer el santo sacrificio por este buen padre del cual, en su última carta, me anunciaba su muerte. Le lloraré toda mi vida, como a aquellos que le han precedido en la eternidad, de cuya partida no puedo consolarme. ¡Como no añorar a tan buen padre, al que he llevado en mi regazo desde su más tierna infancia, que acababa de dar a la familia una tan bella muestra de devoción al ofrecerse para ir con nosotros y sus compañeros a trabajar por la regeneración de la Córcega, que estaba dotado de un carácter tan dócil, tan complaciente, por el que resultaba tan agradable la convivencia!. Pero, qué aprovecha alimentar nuestro dolor cuando, para contenerlo, no haría falta sino no dejar de pensar en la recompensa que el Señor habrá concedido a su fidelidad y a todo el bien que tenía el deseo de hacer (…). Comparto vuestro dolor. ¡Estaba tan bien en su sitio!. ¡Os convenía tanto!. ¡Era un alivio para mi espíritu sentirle allí con vosotros!. Contaba con su sagacidad, su corazón, su buen juicio, su espíritu del orden, su dedicación. ¡Qué horrible pérdida!” (Letters to the Oblates of France, 1837-1842, Oblate Writings I, vol. 9, no. 601, p. 6 & 7).

Yvon Beaudoin, o.m.i.