François Joseph Roze, conocido como Joannis, nace en Isle el 17 de octubre de 1753; hijo de Marie Joannis, esposa del Señor Rose. Era el primo hermano de la Sra. De Mazenod y Eugenio llamaba a su tío a la “moda de Bretaña”. Antiguo oratoriano, sin haber sido admitido a órdenes, François Joseph fue profesor de retórica en el colegio de Tournon. Hombre instruído, hombre de letras, escritor, doctor en derecho y en medicina, estaba imbuído de jansenismo (REY I, pág. 57).

Ayudó a la Sra. Joannis y a la Sra. de Mazenod a recuperar las tierras y los edificios de los Mazenod en Saint Laurent du Verdon, convertidos en bienes nacionales. Fue siempre el consejero de la Sra. de Mazenod, consejero a quien solía escuchar. Según documentos de 1797, sin duda para despistar a la policía, por aquél entonces se encontraban juntos en España. Igualmente pasaron tres meses en París y en Vichy en 1803.

A su regreso a Francia, en 1803, Eugenio se encuentra a menudo con su tío y habla sin cesar de él en su correspondencia con su madre y también con su padre. Éste encuentra que la Sra. de Mazenod está demasiado unida a su primo. Eugenio responde el 15 de junio de 1803 y hace de él un retrato poco favorecedor: “Un hombre grande de figura repelente, ojos hundidos, nariz monstruosa, mejillas hundidas, boca grande y desguarnecida, en la que en la más minuciosa de las búsquedas no se hallarían más que tres dientes y la mitad de otro, pelo gris blanquecino, tono tosco, … En fin, ¿qué decirle?. ¡Un conjunto de decrepitud!. He aquí, mi querido papá, he aquí al Adonis del que benignamente supone prendada a mi madre” (LEFLON, Jean, Eugene de Mazenod, vol. I, 1961, New York, trans. Francis D. Flanagan, o.m.i., p. 249).

El 26 de diciembre de 1805, Eugenio explica aún a su padre por qué la Sra. de Mazenod continúa teniendo confianza en su primo “cuando usted sabe –añade- que es el único hombre que posee la mía, y ciertamente la merece, y hace que tenga pruebas bastante sólidas de su afecto hacia mí, ya que yo le he concedido mi amistad a pesar de la diferencia extrema de nuestras opiniones religiosas, pues ya sabe usted que mi querido tío es, por desgracia para mí, el jansenista más férreo que existe en la cristiandad. Espero que la vida austera que ha adoptado y la genorosidad que prodiga a los pobres de todas las clases le obtengan la gracia de regresar al redil del que, lo mismo que sus compañeros, presume jamás haber salido…” (Oblate Writings I, vol. 14, no. 14, p. 26).

Eugenio estudia bastante el jansenismo para poder discutir con Roze-Joannis. A comienzos de su estancia en el seminario de París, confesó, sin embargo, que no esperaba convertir a su tío, mientras que éste, por el contrario, confiaba bastante en poder arrastrar al seminarista hasta sus puntos de vista.

En 1810, Eugenio reprocha a su madre y a su hermana el que comulgaran demasiado infrecuentemente, así como seguir los preceptos jansenistas de Roze-Joannis. Escribe el 14 de diciembre de 1810: “Rezo a Dios, y esto de todo corazón, para que se digne abrir los ojos a mi tío y le haga conocer el precipicio terrible sobre el que se balancea, mejor dicho, el abismo en el que ya ha caído, pero Dios no da su gracia más que a los humildes, dice la Escritura, y no puede ser contado como tal el que pone su espíritu particular en lugar del de la Iglesia…” (Oblate Writings I, vol. 14, no. 76, p. 168-169).

A pesar de todo, las relaciones entre Roze-Joannis y Eugenio fueron buenas. En el verano de 1808, éste le pide anunciar a su madre su decisión de entrar en el seminario. En el verano de 1813, pasa algunos días en Saint Laurent con la Sra. de Mazenod y Roze Joannis. Éste, alcalde de Grans, se felicitará de los efectos admirables del celo del abate de Mazenod en Aix y le propone ya entonces dar una misión en su ciudad. Tal misión será predicada con éxito del 11 de febrero al 17 de marzo de 1816. Durante su enfermedad, tras la muerte del padre Marius Suzanne en enero de 1829, se envía al padre de Mazenod a casa de su tío en Grans para que descanse allí, donde permanecerá durante los meses de julio y agosto.

El padre de Mazenod menciona poco a Roze Joannis desde 1823. Éste murió en Grans el 18 de noviembre de 1836. Según el padre Rey, se hubo reconciliado con la Iglesia con una retractación solemne (REY I, 57). Tal afirmación se confirma por la placa de la tumba en el cementerio de Grans: “Sanus mente abjuravit errores, feliciter obiit in sinu Ecclesiae catholicae… [Sano de juicio abjuró de sus errores… murió felizmente en el seno de la Iglesia Católica]”.

Yvon Beaudoin, o.m.i.