Nacimiento en Merlas (Isère), 24 de marzo de 1819.
Toma de hábito en Notre Dame de l’Osier, 7 de abril de 1849.
Oblación en Notre Dame de Bon Secours, 1 de noviembre de 1851 (nº 364).
Muerte en Notre Dame de Bon Secours, 24 de septiembre de 1894.

Joseph Rual nace en Merlas, diócesis de Grenoble, el 24 de marzo de 1819. Empieza su noviciado en Notre Dame de l’Osier el 7 de abril de 1849. En el consejo general del 15 de abril de 1850 es admitido a los primeros votos tras haber recibido del maestro de novicios informes “juzgados satisfactorios”. El hermano recibe obediencia para Notre Dame de Bon Secours. Allí hará sus votos perpetuos el 1 de noviembre de 1851. En el consejo general del 5 de octubre anterior, por unanimidad es admitido a la profesión. El secretario escribió en las actas de la sesión: “El R.P. Martin presenta para hacer sus votos perpetuos al hermano Joseph de la casa de Notre Dame de Bon Secours; este hermano es un modelo de virtud, lleno de candor, docilidad e inocencia. Muy buen trabajador”.

El hermano pasa su vida en Notre Dame de Bon Secours, donde desempeña, fundamentalmente, las labores de sacristán, aunque también de cocinero, recadero y manitas. En su necrológica, el padre Filet escribió: “Tan piadoso como entregado, tan entregado como mortificado, tan mortificado como regular, he aquí en dos palabras el retrato del hermano Joseph. Regular lo fue siempre, y esto con una exactitud digna de todo elogio, ya que estaba a cargo del reglamento”.

Fallece el 24 de septiembre de 1894. La “Semaine religieuse de Viviers” anunció su muerte en el número del 5 de octubre de 1894 en los siguientes términos: “El santuario de Notre Dame de Bon Secours acaba de sufrir toda una pérdida en la persona de un modesto servidor, conocido y estimado por toda la región. El buen hermano Joseph no era para nada un erudito, no sabía ni leer ni escribir, pero era un alma recta, de una sencillez que no excluía en absoluto una cierta delicadeza, de una dedicación a toda prueba, de un gran espíritu de fe; por todo ello se le tiene como santo”.

Yvon Beaudoin, o.m.i.