Nacimiento en Cassano (Córcega), el 13 de agosto de 1820.
Toma de hábito en Ajaccio, el 20 de noviembre de 1841.
Oblación en Notre Dame de l’Osier, el 21 de noviembre de 1842 (nº 101).
Ordenación sacerdotal en Marsella, el 27 de agosto de 1843.
Muerte en Ajaccio, el 9 de enero de 1890.

Jacques Philippe Santoni nació en Cassano, diócesis de Ajaccio, el 13 de agosto de 1820, hijo de François Santoni, herrador, y de Marie Antonini. Comienza sus estudios bajo la tutela de uno de los sacerdotes de su parroquia, continuándolos en el colegio de Calvi. Es hecho maestro de escuela en Lunghignano, lugar de nacimiento de la madre. Por las tardes, cuando regresaba a Cassano, solía tocar las campanas y dirigir la recitación del rosario. Durante una visita a Cassano de Mons. Casanelli d’Istria y del P. Hipólito Guibert, superior del Seminario Mayor, éste quedó edificado por el fervor religioso del joven y le invitó a hacerse seminarista.

Estando en el seminario, Jacques Philippe pide entrar en la Congregación. En el mes de noviembre de 1841, Mons. de Mazenod le permite hacer su noviciado en el Seminario Mayor de Ajaccio, bajo la dirección personal del P. Charles Bellon. Según el registro de tomas de hábito, comenzó su noviciado el 20 de noviembre de 1841 e hizo su oblación en Notre-Dame de l’Osier el 21 de noviembre de 1842. Prosigue sus estudios teológicos en el Seminario Mayor de Marsella y es ordenado sacerdote por Mons. de Mazenod en dicha ciudad el 27 de agosto de 1843.

En julio de 1843, antes de su ordenación, Jacques Santoni fue nombrado asistente-ecónomo de Notre-Dame de l’Osier y socio del P. Vincens, maestro de novicios; En junio de 1844 es ecónomo y director espiritual de la comunidad, ayudante del maestro de novicios y director de los hermanos coadjutores. En 1845, deja de ser ecónomo y se convierte en maestro de novicios. El Fundador le escribió el 18 de marzo, animándole a formar a los novicios en todas las virtudes, teniendo en cuenta las debilidades humanas. Le enumera una larga lista de virtudes que debía hacer practicar.

Al abrirse un segundo noviciado en Nancy, en 1847, el P. Santoni fue la persona que se envió como maestro de novicios. Pasó allí nada más que un año, dado que fue cerrado durante la Revolución de 1848. Al dejar Nancy fue llamado al Seminario Mayor de Marsella como director espiritual de los escolásticos. Parece ser que no pasó allí mucho tiempo. Lo encontramos como Maestro de Novicios en Notre-Dame de l’Osier hasta 1851.

Por la carta del 2 de julio de 1852 de Mons. de Mazenod, el P. Santoni es nombrado primer Provincial de Canadá. Dicho nombramiento fue confirmado el 10 de septiembre por el P. Tempier, Visitador Canónico del Canadá, quien nombró igualmente al Provincial como Superior de la casa de Montreal.

El P. Santoni gozaba de un juicio recto y sólido, una prudencia consumada, un gran sentido práctico, una firmeza de carácter poco común, bastante calma y dominio de sí, pero le faltaba una cosa muy importante para el Fundador, un corazón afectuoso. Al parecer era frío y poco dado a hacer alabanzas. El P. Bartolomé Albertini escribió: “Estaba dotado por naturaleza de un excelente corazón; resulta un poco lamentable que estimara conveniente encerrar este corazón de oro en una caja de un metal menos precioso”.

Menos de un año después de su llegada al Canadá, el Provincial critica al P. Tempier, quien, sin muchas consultas, aceptó la fundación de Búfalo. Asimismo se queja del Fundador y secretario, poco organizado y eficaz. Esto encrespó a Mons. de Mazenod que escribe al P. Vincens el 2 de marzo de 1852: “Puedo decirte que estoy hondamente herido por la insolencia [que la carta del P. Santoni] contiene en relación a mi persona. Sé que no tengo la dicha de complacer a este señor, que no me perdona que no comparta la alta estima que tiene de sí mismo. Siempre lo he visto como un pedante al que una confianza prematura lo ha enorgullecido hasta el punto de hacerse ridículo a los ojos de los que lo contemplan de cerca. El haberse acostumbrado a una paternidad precoz, que la necesidad nos obligó a consentir, le ha hecho perder la cabeza hasta el punto de colocarse, en su pretensión, por encima de todos sin excepción. Has visto con qué ligereza, aparentando que sólo refiere lo que otros dicen, juzga los actos de mi administración. No es más favorable cuando se trata de las decisiones de mis subordinados. Aprueba, en una palabra, solo a los que tienen la dicha de pensar como él. Estaba seguro de que estando al cargo del noviciado, nunca se tomó el interés de inspirar el mínimo afecto o el mínimo respeto hacia el Fundador de la Congregación, que permanecía como un desconocido a aquellos a los que la Providencia les dio como padre. Aquella tiene sin duda la misma falta de los debidos sentimientos que él. Puedo sobrevivir bastante bien sin su estima personal, pero es un gran desorden que este sistema se siguiera demasiado tiempo en el noviciado”

A pesar de tales expresiones malhumoradas, que el Fundador repitió en algunas otras cartas (el 5 de diciembre de 1853 al P. Casimir Aubert; el 26 de junio de 1854 al P. Santoni; el 20 de enero de 1857 a Mons. Bruno Guigues), puso su confianza en él, mantuvo correspondencia con él y le permitió seguir siendo Provincial de Canadá hasta el Capítulo de 1856. El P. Santoni vino para el capítulo y fue nombrado Superior del Seminario Mayor de Ajaccio. Mons. Casanelli d’Istria, quien tras la marcha del P. Guibert puso siempre objeciones para los nombramientos de superiores y profesores en el Seminario Mayor, aceptó gustosamente al P. Santoni. El P. Santoni realmente encontró también su sitio preciso y, para satisfacción de todos, se mantuvo como Superior del Seminario hasta su muerte, treinta y cinco años después.

Los seminaristas, que escribieron varias páginas de testimonios personales sobre él como material para ser usado por el P. Augier con el fin de hacer un obituario, alabaron todos su recogimiento, su regularidad, su simplicidad y su cercanía con los seminaristas, por cuanto que pasaba las recreaciones con ellos, etc. Ejerció una gran influencia sobre los sucesivos obispos y sobre el clero de Córcega, que a menudo iba a visitarle y a consultar cosas con él. Como superior del Seminario ostentó también el título de Canónigo Honorario y Vicario General.

Hacia el final de su vida el P. Santoni sufrió de reumatismo y gota. Falleció el 9 de enero de 1890 y fue enterrado en el cementerio de Ajaccio.

Yvon Beaudoin, o.m.i.