Nacimiento en Coldirodi (Italia), el 7 de noviembre de 1836.
Toma de hábito en Notre Dame de l’Osier, el 31 de octubre de 1853.
Oblación en Notre Dame de l’Osier, el 1 de noviembre de 1854 (nº 378).
Ordenación sacerdotal en Marsella, el 24 de junio de 1860.
Abandono de la Congregación hacia 1866.

Jean Baptiste Semeria nace en Colidrodi, diócesis de Vintimille, el 7 de noviembre de 1836, hijo de Raimondo y de Maria Semeria. A los 18 años y sin haber hecho su retórica (último año de estudios clásicos), comenzó su noviciado en Notre Dame de l’Osier el 31 de octubre de 1853, haciendo su oblación allí el 1 de noviembre de 1854. En Consejo General, el 22 de octubre del mes anterior, se le admitió a la profesión en los siguientes términos: “Suple con abundancia este inconveniente [18 años de edad] por sus muy buenas disposiciones, una piedad destacable y un gran afecto hacia su vocación”.

Siguió sus estudios en Montolivet desde 1854 hasta su ordenación, el 24 de junio de 1860. En sus informes, el P. Mouchette, moderador de escolásticos, escribió más de una página acerca de este hermano. Dice de él que era de salud dedicada, un niño en todo, a veces obstinado, pero lleno de buena voluntad, piedad, candor y franqueza. En sus notas sobre algunos escolásticos, Mons. de Mazenod escribió también de él: “La idea de salvarse le condujo a nosotros. Es un ángel en amabilidad, lleno de buena voluntad, feliz en su vocación”.

Tras su ordenación, recibió obediencia para Vico como predicador de misiones. De 1862 a 1866, la revista Missions O.M.I. hace mención de él y de los retiros y predicaciones que predicó con celo y éxito. Por el Registro de las Actas del Consejo General, con fecha del 3 de julio de 1870, sabemos que obtuvo “por una especie de coacción, permiso para volver a su familia bajo pretexto de enfermedad”. Cuando se le presionó para que regresara, rehusó hacerlo. Permaneció cerca de dos años sin tener contacto alguno con sus superiores. Pidió recuperar su puesto en la Congregación tal como si nunca la hubiera dejado. Termina con estas palabras: “Estamos en el derecho de cerrarle una puerta que ha estado largo tiempo abierta y por la que siempre rechazó pasar”. Dependía de él solicitar a Roma una dispensa de sus votos.

Yvon Beaudoin, o.m.i.