¿Cuántos años haría que no se celebraba una Misa en El Marsa, el Puerto de El Aaiún? Quizás desde 1975. Un sueño de varias generaciones de los Misioneros Oblatos del Sáhara era volver a celebrar allí. Una familía había ocupado la vivienda y esto imposibilitaba cualquier celebración. Con la paciencia que caracteriza la vida en el desierto, hace unos cinco años logramos recuperar la vivienda y el templo en el que se hicieron algunas reparaciones básicas, entre otras cosas en pavimento con la cruz y un símbolo oblato. Pero todavía no habíamos podido dar el paso para comenzar el culto.

Por fin pudimos cumplir nuestro sueño el sábado, el 7 de abril, por la tarde, celebrando la Divina Misericordia en nuestra capilla de El Marsa. Uno de nuestros feligreses, un emigrante senegalés que ha encontrado vivienda y trabajo en el puerto, ha sido el instrumento que Dios ha utilizado. Con él y con una pareja de jubilados franceses de paso en su caravana, hemos recomenzado la aventura de hacer presente a Cristo Resucitado Eucaristía en este rincón del Sáhara. Y a partir de hoy quisiéramos ser fieles a la celebración cada sábado, soñando con reunir poco a poco una pequeña comunidad cristiana en torno a la capilla.

¡Cómo resonaba la Palabra de Dios en el corazón de cada uno de los participantes! Sí, el Señor resucitado quiere mostrar su misericordia y derramar su Espíritu para el perdón de los pecados, también aquí, en El Marsa. Como Tomás estábamos invitados a tocar a Jesús, a creer en Él y a ser sus testigos. Incluso en esta Iglesia del Sáhara, pobre  y  muchas veces silenciosa, la fuerza del Resucitado se va abriendo paso. Y nos abre nuevos caminos hasta ahora insospechados. Ahora nos toca seguir trabajando y creando relaciones de amistad, no sólo con los cristianos que encontremos, sino también con nuestros hermanos musulmanes del lugar. Llegado el momento oportuno haremos una celebración de bendición del templo para dar mayor visibilidad y se acometerán las obras estructurales y de ornamentación que sean necesarias. Con la alegría del Resucitado y de haber sido testigos de este nuevo paso en nuestra pequeña historia de Iglesia que peregrina en el Sáhara, caminemos con esperanza en la senda de la vida nueva. (Chicho ROIS ALONSO)